/ miércoles 14 de febrero de 2018

Vida Pública

Ahora soy diputado


Ninguna o pocas actividades parecen tan desprestigiadas como la de ser diputado. Peor si se trata de haber sido electo por el principio de representación proporcional; es decir, de tener la condición de ser diputado plurinominal. Si a eso se aúna el hecho de ser suplente, de entrar en funciones en el último periodo legislativo para cubrir apenas unos meses de los tres años que dura el mandato, podría resultar poco atractivo desempeñar esta función republicana. Yo creo que es una gran oportunidad.

La razón principal del desprestigio de los legisladores es el desconocimiento de la tarea que desempeñan, a lo que se suma el resentimiento que aflora en todo el mundo, y subrayadamente en nuestro país, en contra de quienes viven del erario, de los recursos públicos, seguramente porque esa condición, antaño, se creía que era un privilegio, que traía consigo una licencia de abuso, una especie de garantía de impunidad. Por supuesto eso ha cambiado. Muy lejos de lo que se creía, ahora se sabe y se asume que ser representante popular es una responsabilidad que va mucho más allá de desempeñar correctamente la responsabilidad que la ley precisa, y abarca desde ser eficaz y eficiente en el ejercicio de la tarea legislativa, hasta tener un desempeño correcto ante la sociedad.

Con igual legitimidad y legalidad que la de ser electo por el principio de mayoría, la vía plurinominal es, en algunos de los regímenes democráticos más sólidos del planeta, el mecanismo de representación popular que mejor refleja la pluralidad de la sociedad, pues esa forma de elección asigna legisladores a cada proporción de modos de pensar que existen en la sociedad, de modo que evita que una persona electa por una minoría, por cuantiosa que sea, represente a la totalidad de personas en una demarcación.

La suplencia es un accidente. Habiendo contribuido a diseñar la estrategia electoral 2015, que resultó ganadora de la mayoría de diputados, pues tal era mi función en la dirigencia nacional de mi Partido político, éste decidió que a tal tarea, si acaso tuvo mérito, correspondía inscribirme en la suplencia de la primera fórmula de la lista de diputados plurinominales de la circunscripción en la que se ubica el Estado de México.

En tal condición de diputado federal suplente, ahora en funciones, me he propuesto aportar herramientas legales para que los gobiernos federal, de los estados y municipios se esmeren en proteger de la violencia y hacerlo mejor que hasta ahora, al más grande importante grupo de nuestra sociedad: a las mujeres. De la mano de eso, el planteamiento consiste en hacer un esfuerzo para perfeccionar y precisar los mecanismos de protección de defensores de derechos humanos y periodistas, de suerte que pueda existir un triángulo virtuoso que aporte a nuestra sociedad armonía en la convivencia cotidiana.

Grandes pretensiones para un pequeño espacio de tiempo, de los que en este y otros espacios y plataformas de difusión y comunicación, daré cuenta, para recibir retroalimentación, establecer un diálogo social, y hacer un esfuerzo por servir con eficacia.


@HuicocheaAlanis

Ahora soy diputado


Ninguna o pocas actividades parecen tan desprestigiadas como la de ser diputado. Peor si se trata de haber sido electo por el principio de representación proporcional; es decir, de tener la condición de ser diputado plurinominal. Si a eso se aúna el hecho de ser suplente, de entrar en funciones en el último periodo legislativo para cubrir apenas unos meses de los tres años que dura el mandato, podría resultar poco atractivo desempeñar esta función republicana. Yo creo que es una gran oportunidad.

La razón principal del desprestigio de los legisladores es el desconocimiento de la tarea que desempeñan, a lo que se suma el resentimiento que aflora en todo el mundo, y subrayadamente en nuestro país, en contra de quienes viven del erario, de los recursos públicos, seguramente porque esa condición, antaño, se creía que era un privilegio, que traía consigo una licencia de abuso, una especie de garantía de impunidad. Por supuesto eso ha cambiado. Muy lejos de lo que se creía, ahora se sabe y se asume que ser representante popular es una responsabilidad que va mucho más allá de desempeñar correctamente la responsabilidad que la ley precisa, y abarca desde ser eficaz y eficiente en el ejercicio de la tarea legislativa, hasta tener un desempeño correcto ante la sociedad.

Con igual legitimidad y legalidad que la de ser electo por el principio de mayoría, la vía plurinominal es, en algunos de los regímenes democráticos más sólidos del planeta, el mecanismo de representación popular que mejor refleja la pluralidad de la sociedad, pues esa forma de elección asigna legisladores a cada proporción de modos de pensar que existen en la sociedad, de modo que evita que una persona electa por una minoría, por cuantiosa que sea, represente a la totalidad de personas en una demarcación.

La suplencia es un accidente. Habiendo contribuido a diseñar la estrategia electoral 2015, que resultó ganadora de la mayoría de diputados, pues tal era mi función en la dirigencia nacional de mi Partido político, éste decidió que a tal tarea, si acaso tuvo mérito, correspondía inscribirme en la suplencia de la primera fórmula de la lista de diputados plurinominales de la circunscripción en la que se ubica el Estado de México.

En tal condición de diputado federal suplente, ahora en funciones, me he propuesto aportar herramientas legales para que los gobiernos federal, de los estados y municipios se esmeren en proteger de la violencia y hacerlo mejor que hasta ahora, al más grande importante grupo de nuestra sociedad: a las mujeres. De la mano de eso, el planteamiento consiste en hacer un esfuerzo para perfeccionar y precisar los mecanismos de protección de defensores de derechos humanos y periodistas, de suerte que pueda existir un triángulo virtuoso que aporte a nuestra sociedad armonía en la convivencia cotidiana.

Grandes pretensiones para un pequeño espacio de tiempo, de los que en este y otros espacios y plataformas de difusión y comunicación, daré cuenta, para recibir retroalimentación, establecer un diálogo social, y hacer un esfuerzo por servir con eficacia.


@HuicocheaAlanis