/ miércoles 11 de agosto de 2021

Vida Pública | Ayuntamientos pobres, municipios ricos

Los gobiernos municipales no tienen suficientes recursos públicos porque no quieren. Sí, la afirmación anterior parece temeraria, pero es cierta, los ayuntamientos parecen pobres, financieramente hablando, porque no han querido, o no han sabido ejercer sus atribuciones fiscales, administrativas y políticas, lo cual va en detrimento de las administraciones públicas municipales, y atenta contra el interés superior de las comunidades que gobiernan. No por atrevida, la frase deja de ser cierta, tenemos ayuntamientos pobres, gobernando municipios que, si no son ricos, deberían ser prósperos con una adecuada administración de sus recursos.

La información es pública y es oficial, lo que significa, primero, que está al alcance de todos, vía Internet, y segundo, que fue proporcionada por los propios ayuntamientos. Con ella se han integrado tres documentos vitales: las Bases de Datos de Inclusión Financiera de la Comisión Bancaria y de Valores; Transparencia Presupuestaria, en su Reporte de Recaudación Local, del Observatorio de Gasto Público; y el Censo de Población y Vivienda 2020, del Instituto Nacional de Geografía y Estadística INEGI. La suma de ellos permite conocer, entre otras muchas cosas, el rendimiento de los ayuntamientos en el cobro del Impuesto Predial, así como del cobro por el servicio del agua potable en tomas de agua dispuestas en los domicilios de las personas, que son las principales fuentes de ingresos reservadas por la Ley, para los gobiernos municipales.

De ese modo es posible conocer y obtener una radiografía de cada uno de los 125 municipios del Estado de México, o de cualquiera del país y así saber cuántas personas pagan el predial y la cuota por el servicio de agua, cuántas deberían hacerlo en cada año; cuál es el pago promedio; y a cuánto ascienden los ingresos del municipio respectivo. De ese modo, también se puede inferir cuánto no se cobró. Éste es el tamaño de la oportunidad de los ayuntamientos y, a la luz de los primeros resultados, luce enorme.

En Ecatepec, por mencionar al más poblado del Estado de México, la cifra supera los 300 millones de pesos; pero en Toluca, la capital, va más allá de los 400 millones de pesos. Como se advierte, son cifras más que considerables, y que no necesariamente obedecen al tamaño de la población de los municipios, sino a una serie de factores. Sin temor a errar, se puede afirmar categóricamente que todos los ayuntamientos del Estado tienen un margen amplio de maniobra para mejorar, sin pedir nada al Estado y a la Federación, sus ingresos propios. Sobre la base del refrán que reza: “el que paga manda”, en administración pública podríamos afirmar, quien recauda, gobierna.

Y lo mejor, no es que se incrementen los ingresos propios de los ayuntamientos sino que, al hacerlo con legalidad y transparencia, aunado a una correcta política de gasto público orientada a la obtención de resultados, las autoridades locales añadirían valor a los servicios y bienes públicos y, entonces sí, podríamos lograr que a municipios ricos, correspondan ayuntamientos eficaces y eficientes, gobernando comunidades trabajadoras y prósperas. El sueño está al alcance de nuestro esfuerzo.

Los gobiernos municipales no tienen suficientes recursos públicos porque no quieren. Sí, la afirmación anterior parece temeraria, pero es cierta, los ayuntamientos parecen pobres, financieramente hablando, porque no han querido, o no han sabido ejercer sus atribuciones fiscales, administrativas y políticas, lo cual va en detrimento de las administraciones públicas municipales, y atenta contra el interés superior de las comunidades que gobiernan. No por atrevida, la frase deja de ser cierta, tenemos ayuntamientos pobres, gobernando municipios que, si no son ricos, deberían ser prósperos con una adecuada administración de sus recursos.

La información es pública y es oficial, lo que significa, primero, que está al alcance de todos, vía Internet, y segundo, que fue proporcionada por los propios ayuntamientos. Con ella se han integrado tres documentos vitales: las Bases de Datos de Inclusión Financiera de la Comisión Bancaria y de Valores; Transparencia Presupuestaria, en su Reporte de Recaudación Local, del Observatorio de Gasto Público; y el Censo de Población y Vivienda 2020, del Instituto Nacional de Geografía y Estadística INEGI. La suma de ellos permite conocer, entre otras muchas cosas, el rendimiento de los ayuntamientos en el cobro del Impuesto Predial, así como del cobro por el servicio del agua potable en tomas de agua dispuestas en los domicilios de las personas, que son las principales fuentes de ingresos reservadas por la Ley, para los gobiernos municipales.

De ese modo es posible conocer y obtener una radiografía de cada uno de los 125 municipios del Estado de México, o de cualquiera del país y así saber cuántas personas pagan el predial y la cuota por el servicio de agua, cuántas deberían hacerlo en cada año; cuál es el pago promedio; y a cuánto ascienden los ingresos del municipio respectivo. De ese modo, también se puede inferir cuánto no se cobró. Éste es el tamaño de la oportunidad de los ayuntamientos y, a la luz de los primeros resultados, luce enorme.

En Ecatepec, por mencionar al más poblado del Estado de México, la cifra supera los 300 millones de pesos; pero en Toluca, la capital, va más allá de los 400 millones de pesos. Como se advierte, son cifras más que considerables, y que no necesariamente obedecen al tamaño de la población de los municipios, sino a una serie de factores. Sin temor a errar, se puede afirmar categóricamente que todos los ayuntamientos del Estado tienen un margen amplio de maniobra para mejorar, sin pedir nada al Estado y a la Federación, sus ingresos propios. Sobre la base del refrán que reza: “el que paga manda”, en administración pública podríamos afirmar, quien recauda, gobierna.

Y lo mejor, no es que se incrementen los ingresos propios de los ayuntamientos sino que, al hacerlo con legalidad y transparencia, aunado a una correcta política de gasto público orientada a la obtención de resultados, las autoridades locales añadirían valor a los servicios y bienes públicos y, entonces sí, podríamos lograr que a municipios ricos, correspondan ayuntamientos eficaces y eficientes, gobernando comunidades trabajadoras y prósperas. El sueño está al alcance de nuestro esfuerzo.