/ miércoles 17 de marzo de 2021

Vida Pública | ¿Cómo recuperar la seguridad?

Sí se puede recuperar la seguridad, restablecer la justicia y vivir en paz en nuestro país y, de hecho, ya estamos avanzando en el Estado de México, si bien necesitamos acelerar el paso y garantizar los buenos resultados. Hay un destino que todos deseamos y, para llegar a él, ya contamos con una ruta y plan de viaje, plasmados en un mapa, una obra editorial, titulada: “Por un Sistema Acusatorio Eficaz: Reforma Policial, Investigación del Delito y Principio Acusatorio” de la autoría de Bernardo León Olea, recientemente publicada y puesta al alcance de todos, en versión digital, por el Gobierno del Estado de México, a través del IAPEM.

Se trata de un trabajo que compendia el conjunto de reformas normativas que nuestro país requiere para contar con un sistema de corte democrático, que rinda resultados satisfactorios y garantice los derechos de todos. Presentadas a modo de iniciativas de reformas y adiciones a la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos y a tres leyes secundarias, así como la creación de cuatro nuevas leyes nacionales; todas ellas listas para ser presentadas en cualquiera de las tribunas de ambas cámaras del Congreso de la Unión o, si lo prefieren, en los congresos de los estados, por los diputados locales.

La obra, de casi mil páginas de extensión, es un libro grande, pero sobre todo, es una gran obra, publicada en dos tomos; el primero dedicado a la “Reforma Constitucional”, y el segundo a las “Reformas Legales”, son resultado de la investigación y estudio que el autor ha realizado por más de dos décadas sobre los temas de seguridad, reforma policial y sistema de justicia penal; se nutre, además, de experiencias recientes respecto de la aplicación de buenas prácticas en algunos municipios y entidades federativas del país que han iniciado con la transformación de sus instituciones policiales, de sus atribuciones y de la interacción y coordinación con las fiscalías de las entidades federativas, lo que ha impactado en el ámbito de todo ello en el marco de un modelo acusatorio de justicia penal con resultados alentadores.

Abundante en antecedentes, datos verificados, argumentos sólidos, experiencias de otras latitudes, referencias teóricas, evidencias empíricas y argumentos razonables, el libro propone, sustantivamente, tres cosas, en las que radica la fórmula que nos permitirá hacer respetar el Estado de Derecho en nuestro país que es, sin duda, lo primero que necesitamos. De una claridad meridiana, las propuestas resultan de un sentido común tal, que al enlistarlas sorprende reconocer que en cien años hemos sido incapaces de implementarlas y, al hacerlo, corregir.

Lo primero radica en fortalecer la función de investigación de los delitos, por parte de las policías municipales, ya que estas son las más próximas a las personas y las más numerosas en el país, para lo cual es indispensable reconocer que esa tarea de investigación corresponde a ellas y no a las fiscalías, que tienen otra tarea que cumplir. En segundo lugar, eliminar definitivamente las reminiscencias del Sistema Inquisitivo en el proceso penal acusatorio, lo cual significa eliminar de una vez y para siempre, en todo lugar y para todo tipo de conducta, la prisión preventiva oficiosa, ya que esta es una falsa salida que no sirve sino para penalizar la pobreza y es un incentivo perverso que impide el desarrollo de las habilidades de prevención de delitos y de todo el sistema de seguridad y de justicia. Y tercero, fortalecer la prevención de la violencia y la delincuencia al interior de los hogares y en las calles y colonias, a través de la policía de proximidad, la justicia cívica como mecanismo de solución del gran volumen de conflictos que derivan de la convivencia cotidiana, y del aprovechamiento de la justicia restaurativa como método de restablecimiento de la convivencia armónica, en tanto los cuerpos de seguridad federal y estatales, se enfocan en el combate de la delincuencia a gran escala.

Siendo la comprensión cabal de estos tres sencillos puntos, el reto principal, la obra merece análisis y lectura; y el trabajo de de análisis, revisión y crítica que conjuntamente hagamos, sociedad y gobierno, permitirá, mucho más que su difusión, su implementación con beneficios para todos.

@HuicocheaAlanis

Sí se puede recuperar la seguridad, restablecer la justicia y vivir en paz en nuestro país y, de hecho, ya estamos avanzando en el Estado de México, si bien necesitamos acelerar el paso y garantizar los buenos resultados. Hay un destino que todos deseamos y, para llegar a él, ya contamos con una ruta y plan de viaje, plasmados en un mapa, una obra editorial, titulada: “Por un Sistema Acusatorio Eficaz: Reforma Policial, Investigación del Delito y Principio Acusatorio” de la autoría de Bernardo León Olea, recientemente publicada y puesta al alcance de todos, en versión digital, por el Gobierno del Estado de México, a través del IAPEM.

Se trata de un trabajo que compendia el conjunto de reformas normativas que nuestro país requiere para contar con un sistema de corte democrático, que rinda resultados satisfactorios y garantice los derechos de todos. Presentadas a modo de iniciativas de reformas y adiciones a la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos y a tres leyes secundarias, así como la creación de cuatro nuevas leyes nacionales; todas ellas listas para ser presentadas en cualquiera de las tribunas de ambas cámaras del Congreso de la Unión o, si lo prefieren, en los congresos de los estados, por los diputados locales.

La obra, de casi mil páginas de extensión, es un libro grande, pero sobre todo, es una gran obra, publicada en dos tomos; el primero dedicado a la “Reforma Constitucional”, y el segundo a las “Reformas Legales”, son resultado de la investigación y estudio que el autor ha realizado por más de dos décadas sobre los temas de seguridad, reforma policial y sistema de justicia penal; se nutre, además, de experiencias recientes respecto de la aplicación de buenas prácticas en algunos municipios y entidades federativas del país que han iniciado con la transformación de sus instituciones policiales, de sus atribuciones y de la interacción y coordinación con las fiscalías de las entidades federativas, lo que ha impactado en el ámbito de todo ello en el marco de un modelo acusatorio de justicia penal con resultados alentadores.

Abundante en antecedentes, datos verificados, argumentos sólidos, experiencias de otras latitudes, referencias teóricas, evidencias empíricas y argumentos razonables, el libro propone, sustantivamente, tres cosas, en las que radica la fórmula que nos permitirá hacer respetar el Estado de Derecho en nuestro país que es, sin duda, lo primero que necesitamos. De una claridad meridiana, las propuestas resultan de un sentido común tal, que al enlistarlas sorprende reconocer que en cien años hemos sido incapaces de implementarlas y, al hacerlo, corregir.

Lo primero radica en fortalecer la función de investigación de los delitos, por parte de las policías municipales, ya que estas son las más próximas a las personas y las más numerosas en el país, para lo cual es indispensable reconocer que esa tarea de investigación corresponde a ellas y no a las fiscalías, que tienen otra tarea que cumplir. En segundo lugar, eliminar definitivamente las reminiscencias del Sistema Inquisitivo en el proceso penal acusatorio, lo cual significa eliminar de una vez y para siempre, en todo lugar y para todo tipo de conducta, la prisión preventiva oficiosa, ya que esta es una falsa salida que no sirve sino para penalizar la pobreza y es un incentivo perverso que impide el desarrollo de las habilidades de prevención de delitos y de todo el sistema de seguridad y de justicia. Y tercero, fortalecer la prevención de la violencia y la delincuencia al interior de los hogares y en las calles y colonias, a través de la policía de proximidad, la justicia cívica como mecanismo de solución del gran volumen de conflictos que derivan de la convivencia cotidiana, y del aprovechamiento de la justicia restaurativa como método de restablecimiento de la convivencia armónica, en tanto los cuerpos de seguridad federal y estatales, se enfocan en el combate de la delincuencia a gran escala.

Siendo la comprensión cabal de estos tres sencillos puntos, el reto principal, la obra merece análisis y lectura; y el trabajo de de análisis, revisión y crítica que conjuntamente hagamos, sociedad y gobierno, permitirá, mucho más que su difusión, su implementación con beneficios para todos.

@HuicocheaAlanis