/ miércoles 2 de junio de 2021

Vida Pública | Ganar, perdiendo


El próximo domingo habrá quien gane distritos, pero pierda diputados; habrá otros que, habiendo ganado la campaña, pierdan la elección. Lo que no está claro es, si después de balances, saldrá a flote la sociedad; si ganaremos todos, como debe ocurrir después de una elección democrática.

Todo indica que MORENA será el partido que más distritos gane, aunque al final obtendrá menos diputados de los que actualmente ostenta. Ganar distritos, perder diputados parece, será el saldo de la jornada del domingo para ese partido político pues, si bien todas las encuestas le conceden una intención de voto similar a la de 2018, fluctuante entre el 35 y 40 por ciento, a diferencia de hace tres años, ahora ya no podrá abusar de la llamada “cláusula de gobernabilidad”, con la cual pudo ocupar 66 por ciento de las curules de la cámara, a pesar de sólo haber obtenido el 38 por ciento de los votos. Es decir, suponiendo que logre su mejor escenario, según encuestas (40 por ciento de la votación), llegaría a un máximo de 48 por ciento de los escaños, conforme a la cláusula mencionada que, merced al INE, esta vez sí respetará su tope máximo de 8 por ciento establecido en la Constitución. Así, ganaría la primera minoría, pero perdería diputados que hoy tiene.

Los otros, agrupados en una alianza que ciertamente ganó protagonismo en la campaña, no pudieron generar entusiasmo ni atractivo entre los electores, de acuerdo con los datos que arrojan las encuestas pues, los tres partidos reportan, baja intención de voto (PRI 20 por ciento; PAN, 17 y PRD, 6) y juntos no alcanzarán el control de la cámara (42 por ciento en el mejor de los casos). Eso es, prácticamente, sus mismos resultados obtenidos en 2018. La alianza habrá fracasado como intento de contrapeso, aunque reportará beneficios al PRI y al PRD, principalmente. Habrán sido ganadores en la campaña, no necesariamente en la elección.

Lo demás, lo que MORENA no gané y la alianza no logré, se repartirá entre dos ganadores marginales: PVEM y MC.

Simultáneamente, en paralelo, y por tanto sin cruzarse, corren las elecciones de los ayuntamientos en las que lo normal es suponer que imperará el comportamiento que han tenido todas las elecciones locales celebradas en el país después de la presidencial de 2018, y esa constante es la caída en diagonal, de MORENA, en beneficio de PRI y PAN, principalmente, que podrán levantar los brazos de triunfo en múltiples municipios del país.

También la elección de gubernaturas puede convertirse en un calvario para el partido del Presidente, pues al iniciar las campañas daban por hecho su triunfo en 14 de 15 en disputa, salvo Querétaro, pero ahora, en su mejor escenario, podrían ganar 7.

De confirmarse todo lo anterior, es posible adelantar algunas lecciones de estas elecciones: a) Los opositores están vivos y tienen una base social vigorosa. b) Los partidos que han gobernado, particularmente el PRI, deben definir sin ambigüedad su papel opositor y, de ser el caso, evitar fraternizar apoyando y respaldando las decisiones lesivas para la democracia o atentatorias contra la Nación, como lo ha hecho en estos tres años, si quieren merecer la confianza de la sociedad y sus electores. c) PAN, y sobre todo PRI, no pueden aspirar al respaldo ciudadano hasta no expiarse; hasta llevar a cabo, con transparencia total, con base en sus procesos internos y, eventualmente, sobre los mecanismos legales y hasta penales, una revisión autocrítica, objetiva y pública, de los múltiples daños a la Nación que se les atribuyen, en un esfuerzo de aclaración definitiva y asignación de responsabilidades concretas por lo ocurrido, para después revindicar el papel que ha tenido en el pasado, y merecer otro en el futuro. Y la lección más importante: d) La esperanza de México es la sociedad civil organizada, de esta y no de los partidos, al menos no por ahora, depende el fortalecimiento del desarrollo democrático de México.

@HuicocheaAlanis


El próximo domingo habrá quien gane distritos, pero pierda diputados; habrá otros que, habiendo ganado la campaña, pierdan la elección. Lo que no está claro es, si después de balances, saldrá a flote la sociedad; si ganaremos todos, como debe ocurrir después de una elección democrática.

Todo indica que MORENA será el partido que más distritos gane, aunque al final obtendrá menos diputados de los que actualmente ostenta. Ganar distritos, perder diputados parece, será el saldo de la jornada del domingo para ese partido político pues, si bien todas las encuestas le conceden una intención de voto similar a la de 2018, fluctuante entre el 35 y 40 por ciento, a diferencia de hace tres años, ahora ya no podrá abusar de la llamada “cláusula de gobernabilidad”, con la cual pudo ocupar 66 por ciento de las curules de la cámara, a pesar de sólo haber obtenido el 38 por ciento de los votos. Es decir, suponiendo que logre su mejor escenario, según encuestas (40 por ciento de la votación), llegaría a un máximo de 48 por ciento de los escaños, conforme a la cláusula mencionada que, merced al INE, esta vez sí respetará su tope máximo de 8 por ciento establecido en la Constitución. Así, ganaría la primera minoría, pero perdería diputados que hoy tiene.

Los otros, agrupados en una alianza que ciertamente ganó protagonismo en la campaña, no pudieron generar entusiasmo ni atractivo entre los electores, de acuerdo con los datos que arrojan las encuestas pues, los tres partidos reportan, baja intención de voto (PRI 20 por ciento; PAN, 17 y PRD, 6) y juntos no alcanzarán el control de la cámara (42 por ciento en el mejor de los casos). Eso es, prácticamente, sus mismos resultados obtenidos en 2018. La alianza habrá fracasado como intento de contrapeso, aunque reportará beneficios al PRI y al PRD, principalmente. Habrán sido ganadores en la campaña, no necesariamente en la elección.

Lo demás, lo que MORENA no gané y la alianza no logré, se repartirá entre dos ganadores marginales: PVEM y MC.

Simultáneamente, en paralelo, y por tanto sin cruzarse, corren las elecciones de los ayuntamientos en las que lo normal es suponer que imperará el comportamiento que han tenido todas las elecciones locales celebradas en el país después de la presidencial de 2018, y esa constante es la caída en diagonal, de MORENA, en beneficio de PRI y PAN, principalmente, que podrán levantar los brazos de triunfo en múltiples municipios del país.

También la elección de gubernaturas puede convertirse en un calvario para el partido del Presidente, pues al iniciar las campañas daban por hecho su triunfo en 14 de 15 en disputa, salvo Querétaro, pero ahora, en su mejor escenario, podrían ganar 7.

De confirmarse todo lo anterior, es posible adelantar algunas lecciones de estas elecciones: a) Los opositores están vivos y tienen una base social vigorosa. b) Los partidos que han gobernado, particularmente el PRI, deben definir sin ambigüedad su papel opositor y, de ser el caso, evitar fraternizar apoyando y respaldando las decisiones lesivas para la democracia o atentatorias contra la Nación, como lo ha hecho en estos tres años, si quieren merecer la confianza de la sociedad y sus electores. c) PAN, y sobre todo PRI, no pueden aspirar al respaldo ciudadano hasta no expiarse; hasta llevar a cabo, con transparencia total, con base en sus procesos internos y, eventualmente, sobre los mecanismos legales y hasta penales, una revisión autocrítica, objetiva y pública, de los múltiples daños a la Nación que se les atribuyen, en un esfuerzo de aclaración definitiva y asignación de responsabilidades concretas por lo ocurrido, para después revindicar el papel que ha tenido en el pasado, y merecer otro en el futuro. Y la lección más importante: d) La esperanza de México es la sociedad civil organizada, de esta y no de los partidos, al menos no por ahora, depende el fortalecimiento del desarrollo democrático de México.

@HuicocheaAlanis