/ miércoles 18 de noviembre de 2020

Vida Pública | Gobernantes Contrastantes

Exactamente al momento que el gobierno de la 4T propuso reducir el monto del gasto público en ciencia y tecnología para México, en Alemania, Ángela Merkel planteó destinar 750 millones de euros a tres empresas privadas que habían presentado proyectos de investigación para encontrar la cura y desarrollar la vacuna contra COVID19. Hace unos días, mientras diputados federales morenistas y seguidores del Presidente mexicano celebraban la aprobación del presupuesto a la medida de los deseos del Ejecutivo; allá, en Alemania, una de las tres empresas, BioNTech, en alianza con Pfizer, anunció el éxito parcial de su descubrimiento para el 90 por ciento de los casos de contagiados y enfermos por el virus del siglo. Hoy, los científicos y académicos mexicanos no saben cómo van a financiar sus proyectos en los meses por venir y la mayoría empieza a cuestionarse incluso de qué van a vivir el año entrante. Allá, BioNTech ha ganado 21 mil millones de dólares de valor en el mercado, en tan solo unos días. Contrastantes políticas públicas y acciones de gobierno pero, sobre todo, contrastantes políticos y gobernantes.

BioNTech es una empresa privada, un laboratorio de biotecnología, dedicado al estudio y desarrollo de terapias de inmunidad para enfermedades específicas, particularmente de diversas expresiones del cáncer; VIH y tuberculosis, de acuerdo con su portal https://investors.biontech.de. Fue fundada en 2000 por el matrimonio de hijos de inmigrantes turcos, formado por los doctores Ugur Sahin y Ozlem Tureci que a principios de este año leyeron los primeros reportes publicados por la revista The Lancet (sí, la misma que publicó las denuncias de maltrato a los médicos mexicanos y que criticó por ineficaz la reacción de nuestras autoridades federales ante la pandemia; a lo cual el subsecretario de salud respondió que eran “francas mentiras”), y a partir de ello formuló su protocolo de investigación.

En este momento, junto con el avance reportado también por la farmacéutica norteamericana Moderna, representan la esperanza fundada de la humanidad para vencer al SARS-COV-2 en un horizonte de tiempo razonablemente corto. Para lo cual ya se anuncian nuevas medidas gubernamentales y en ellas, una vez más, nuestros gobernantes contrastan respecto a los que parecen estar tomando las mejores decisiones.

Se espera que a mediados de diciembre sea otorgada la aprobación regulatoria para iniciar la producción masiva de vacunas bajo la firma Pfizer, de las cuales el gobierno de los Estados Unidos ordenó 100 millones de dosis, con opción a 400 millones adicionales, dependiendo del desarrollo de las pruebas y el método de producción. La Comunidad Europea ha solicitado 300 millones. El gobierno alemán recibirá un porcentaje de esas ventas. El escenario es de ganar-ganar para todos los participantes.

En contraste, aquí las autoridades federales son ambiguas; sus declaraciones apuntan al pasado; el encargado del gobierno lanza acusaciones de corrupción, no denuncias formales; más que centrarse en el objetivo buscado, parece anticipar pretextos, pues cuestiona la red de frío para mantener las vacunas a muy baja temperatura durante su traslado hasta llegar al cuerpo de las personas, en lugar de precisar qué está haciendo la administración pública para que la población reciba en su momento la vacuna, y atisbar una solución.

Sería muy conveniente, en esta nueva etapa, que las autoridades federales sí se coordinen, por medio de las instancias previstas por la Ley General de Salud, con los gobiernos estatales y municipales, de modo que compartan responsabilidades y tareas, pero que además sumen esfuerzos y capacidades; que escuchen los comentarios y se sirvan de los conocimientos de los científicos de primer nivel que abundan en el país, que lejos de desacreditar, analicen las publicaciones más avanzadas y que México se inscriba entre los países que forman parte de la solución. En las autoridades estatales abunda talento y voluntad política para realizar bien su tarea, es preciso clarificar si el eslabón federal de la cadena tiene capacidad y buena disposición.

@HuicocheaAlanis

Exactamente al momento que el gobierno de la 4T propuso reducir el monto del gasto público en ciencia y tecnología para México, en Alemania, Ángela Merkel planteó destinar 750 millones de euros a tres empresas privadas que habían presentado proyectos de investigación para encontrar la cura y desarrollar la vacuna contra COVID19. Hace unos días, mientras diputados federales morenistas y seguidores del Presidente mexicano celebraban la aprobación del presupuesto a la medida de los deseos del Ejecutivo; allá, en Alemania, una de las tres empresas, BioNTech, en alianza con Pfizer, anunció el éxito parcial de su descubrimiento para el 90 por ciento de los casos de contagiados y enfermos por el virus del siglo. Hoy, los científicos y académicos mexicanos no saben cómo van a financiar sus proyectos en los meses por venir y la mayoría empieza a cuestionarse incluso de qué van a vivir el año entrante. Allá, BioNTech ha ganado 21 mil millones de dólares de valor en el mercado, en tan solo unos días. Contrastantes políticas públicas y acciones de gobierno pero, sobre todo, contrastantes políticos y gobernantes.

BioNTech es una empresa privada, un laboratorio de biotecnología, dedicado al estudio y desarrollo de terapias de inmunidad para enfermedades específicas, particularmente de diversas expresiones del cáncer; VIH y tuberculosis, de acuerdo con su portal https://investors.biontech.de. Fue fundada en 2000 por el matrimonio de hijos de inmigrantes turcos, formado por los doctores Ugur Sahin y Ozlem Tureci que a principios de este año leyeron los primeros reportes publicados por la revista The Lancet (sí, la misma que publicó las denuncias de maltrato a los médicos mexicanos y que criticó por ineficaz la reacción de nuestras autoridades federales ante la pandemia; a lo cual el subsecretario de salud respondió que eran “francas mentiras”), y a partir de ello formuló su protocolo de investigación.

En este momento, junto con el avance reportado también por la farmacéutica norteamericana Moderna, representan la esperanza fundada de la humanidad para vencer al SARS-COV-2 en un horizonte de tiempo razonablemente corto. Para lo cual ya se anuncian nuevas medidas gubernamentales y en ellas, una vez más, nuestros gobernantes contrastan respecto a los que parecen estar tomando las mejores decisiones.

Se espera que a mediados de diciembre sea otorgada la aprobación regulatoria para iniciar la producción masiva de vacunas bajo la firma Pfizer, de las cuales el gobierno de los Estados Unidos ordenó 100 millones de dosis, con opción a 400 millones adicionales, dependiendo del desarrollo de las pruebas y el método de producción. La Comunidad Europea ha solicitado 300 millones. El gobierno alemán recibirá un porcentaje de esas ventas. El escenario es de ganar-ganar para todos los participantes.

En contraste, aquí las autoridades federales son ambiguas; sus declaraciones apuntan al pasado; el encargado del gobierno lanza acusaciones de corrupción, no denuncias formales; más que centrarse en el objetivo buscado, parece anticipar pretextos, pues cuestiona la red de frío para mantener las vacunas a muy baja temperatura durante su traslado hasta llegar al cuerpo de las personas, en lugar de precisar qué está haciendo la administración pública para que la población reciba en su momento la vacuna, y atisbar una solución.

Sería muy conveniente, en esta nueva etapa, que las autoridades federales sí se coordinen, por medio de las instancias previstas por la Ley General de Salud, con los gobiernos estatales y municipales, de modo que compartan responsabilidades y tareas, pero que además sumen esfuerzos y capacidades; que escuchen los comentarios y se sirvan de los conocimientos de los científicos de primer nivel que abundan en el país, que lejos de desacreditar, analicen las publicaciones más avanzadas y que México se inscriba entre los países que forman parte de la solución. En las autoridades estatales abunda talento y voluntad política para realizar bien su tarea, es preciso clarificar si el eslabón federal de la cadena tiene capacidad y buena disposición.

@HuicocheaAlanis