/ miércoles 14 de abril de 2021

Vida Pública | Ignacio Pichardo Pagaza

Eran años de desconcierto mundial; parecía que, para los años 70, se habían agotado los modelos políticos de gobierno en los países de democracias más consolidadas, las formas de gestión de los asuntos de interés público perdían su capacidad de respuesta ante una sociedad crecientemente urbana, informada, participativa y demandante. Estaban frescas y todavía dolían las secuelas de los movimientos estudiantiles de Paris, Berkley, Madrid, la Ciudad de México, así como los desastrosos avances del comunismo, como violenta respuesta a “la primavera de Praga”; el movimiento hippie estaba en auge y las estructuras sociales se estremecían. El empresario David Rockefeller propuso a la comunidad de naciones, la creación de la «Comisión Internacional para la Paz y la Prosperidad”, coloquialmente conocida como “la Comisión Trilateral”, integrada por el japonés Joji Watanuki, el francés Michel Crozier y el norteamericano Samuel Huntington, académicos y filósofos expertos en política y administración pública, a quienes encargaron formular una respuesta que brindara tranquilidad sobre cómo generar condiciones de gobernabilidad, entendida ésta, como sinónimo de estabilidad política, en un clima de apertura democrática.

En ese contexto global, en la fría ciudad de Toluca, en la húmeda mañana del 17 de agosto de 1973, se dio cita un grupo de inquietos servidores públicos mexiquenses, intelectualmente motivados e inspirados por un promotor de esas ideas enfocadas en mejorar la capacidad de respuesta de los gobiernos locales, de cara a una sociedad mexicana en franca expansión, un abogado de visión universal, adelantado a su época que, con la mirada en el Mundo, pero los pies bien plantados en la tierra que lo vio nacer, hacía esfuerzos para que en México y, subrayadamente, en el Estado de México, no sólo se pusiera atención en el debate que movilizaba a las mentes más avanzadas en el planeta, sino que aquí se generara un pensamiento crítico y edificante, para desarrollar formas que nos permitieran hacer mejor las cosas y aprovechar la coyuntura global para beneficiar a nuestra gente. Mexicano por patria y provincia, Ignacio Pichardo Pagaza, fue ese abogado por profesión, y administrador público por vocación, que logró que el gobernador en turno, hoy personaje de leyenda, fijara junto a la suya, la mirada en la ciencia de lo colectivo y, para tal efecto, creara el Instituto de Administración Pública del Estado de México.

Personajes como Andrés Caso Lombardo, Abel Huitrón y Aguado y Jesús Silva Herzog, además de una veintena de destacados mexiquenses, acompañaron a Ignacio Pichardo, en ese momento, Secretario General de Gobierno, en el acto fundacional del IAPEM.

Pero la relación de Don Nacho, que este día cumple su primer aniversario luctuoso, con la administración pública, fue orgánica. Durante dos décadas, su libro “La Modernización Administrativa”, fue texto guía de todas las universidades del país en las licenciaturas de Derecho, Ciencia Política, Economía, Contaduría y Administración Pública, pues sus páginas recogían, además del enciclopedismo de un estudioso, el conocimiento de un experto y la experiencia de un artesano hacedor de acciones públicas.

Militante partidista, fue, sobre todo, militante de causas, de las buenas causas pues, si bien su vida siguió los avatares del servicio público y la política, el común denominador de su trabajo y los resultados de sus esfuerzos, lo llevaron a intentar maximizar los rendimientos, aminorar los costos y multiplicar a los beneficiarios.

De su trayectoria como gobernador del Estado de México, da y dará cuenta la historia, lo mismo que de su desempeño como político y representante popular. De su labor como promotor de la administración pública, dos instituciones que él contribuyó a fundar, el Instituto Nacional de Administración Pública, y nuestro Instituto de Administración Pública del Estado de México, a casi cincuenta años de su surgimiento, son pruebas claras de un legado extraordinario.

En el gobierno del Lic. Alfredo Del Mazo Maza, por medio del IAPEM, en esta fecha emblemática, recordamos a Ignacio Pichardo Pagaza y, en su memoria, le agradecemos.


@HuicocheaAlanis

Eran años de desconcierto mundial; parecía que, para los años 70, se habían agotado los modelos políticos de gobierno en los países de democracias más consolidadas, las formas de gestión de los asuntos de interés público perdían su capacidad de respuesta ante una sociedad crecientemente urbana, informada, participativa y demandante. Estaban frescas y todavía dolían las secuelas de los movimientos estudiantiles de Paris, Berkley, Madrid, la Ciudad de México, así como los desastrosos avances del comunismo, como violenta respuesta a “la primavera de Praga”; el movimiento hippie estaba en auge y las estructuras sociales se estremecían. El empresario David Rockefeller propuso a la comunidad de naciones, la creación de la «Comisión Internacional para la Paz y la Prosperidad”, coloquialmente conocida como “la Comisión Trilateral”, integrada por el japonés Joji Watanuki, el francés Michel Crozier y el norteamericano Samuel Huntington, académicos y filósofos expertos en política y administración pública, a quienes encargaron formular una respuesta que brindara tranquilidad sobre cómo generar condiciones de gobernabilidad, entendida ésta, como sinónimo de estabilidad política, en un clima de apertura democrática.

En ese contexto global, en la fría ciudad de Toluca, en la húmeda mañana del 17 de agosto de 1973, se dio cita un grupo de inquietos servidores públicos mexiquenses, intelectualmente motivados e inspirados por un promotor de esas ideas enfocadas en mejorar la capacidad de respuesta de los gobiernos locales, de cara a una sociedad mexicana en franca expansión, un abogado de visión universal, adelantado a su época que, con la mirada en el Mundo, pero los pies bien plantados en la tierra que lo vio nacer, hacía esfuerzos para que en México y, subrayadamente, en el Estado de México, no sólo se pusiera atención en el debate que movilizaba a las mentes más avanzadas en el planeta, sino que aquí se generara un pensamiento crítico y edificante, para desarrollar formas que nos permitieran hacer mejor las cosas y aprovechar la coyuntura global para beneficiar a nuestra gente. Mexicano por patria y provincia, Ignacio Pichardo Pagaza, fue ese abogado por profesión, y administrador público por vocación, que logró que el gobernador en turno, hoy personaje de leyenda, fijara junto a la suya, la mirada en la ciencia de lo colectivo y, para tal efecto, creara el Instituto de Administración Pública del Estado de México.

Personajes como Andrés Caso Lombardo, Abel Huitrón y Aguado y Jesús Silva Herzog, además de una veintena de destacados mexiquenses, acompañaron a Ignacio Pichardo, en ese momento, Secretario General de Gobierno, en el acto fundacional del IAPEM.

Pero la relación de Don Nacho, que este día cumple su primer aniversario luctuoso, con la administración pública, fue orgánica. Durante dos décadas, su libro “La Modernización Administrativa”, fue texto guía de todas las universidades del país en las licenciaturas de Derecho, Ciencia Política, Economía, Contaduría y Administración Pública, pues sus páginas recogían, además del enciclopedismo de un estudioso, el conocimiento de un experto y la experiencia de un artesano hacedor de acciones públicas.

Militante partidista, fue, sobre todo, militante de causas, de las buenas causas pues, si bien su vida siguió los avatares del servicio público y la política, el común denominador de su trabajo y los resultados de sus esfuerzos, lo llevaron a intentar maximizar los rendimientos, aminorar los costos y multiplicar a los beneficiarios.

De su trayectoria como gobernador del Estado de México, da y dará cuenta la historia, lo mismo que de su desempeño como político y representante popular. De su labor como promotor de la administración pública, dos instituciones que él contribuyó a fundar, el Instituto Nacional de Administración Pública, y nuestro Instituto de Administración Pública del Estado de México, a casi cincuenta años de su surgimiento, son pruebas claras de un legado extraordinario.

En el gobierno del Lic. Alfredo Del Mazo Maza, por medio del IAPEM, en esta fecha emblemática, recordamos a Ignacio Pichardo Pagaza y, en su memoria, le agradecemos.


@HuicocheaAlanis