/ miércoles 9 de diciembre de 2020

Vida pública | Seguridad pública municipal


Hacer una encuesta municipal de criminalidad y victimización; realizar un estudio de clima laboral en la corporación; firmar un convenio con la Fiscalía General de Justicia del Estado para que los policías municipales puedan recibir denuncias de delitos e iniciar las investigaciones de los mismos; evaluar y corregir hasta certificar la organización, operación y funcionamiento de la policía municipal conforme a los mejores estándares; y capacitar en todos los aspectos a los elementos, son las 5 tareas que garantizarían recuperar la seguridad, la justicia y la paz, en los municipios.

Vista así, la solución a uno de los más graves problemas que enfrentamos, toma forma y, sin dejar de ser difícil resolverlo, comienza a parecer y ser posible arreglarlo. Eso hacen en las ciudades de todo el mundo en las que la policía funciona; eso están haciendo en municipios del país, como Mérida, en Yucatán; Escobedo y Guadalupe, en Nuevo León; Chihuahua y Ciudad Juárez, en Chihuahua; en los que la seguridad está recuperándose, donde los vecinos están recobrando la confianza en las instituciones y por tanto acuden a presentar más denuncias, pues saben que éstas sí se van a atender, en las que se experimentan formas de aplicación de justicia local para resolver los conflictos vecinales y facilitar la convivencia en las comunidades sin tener que iniciar procesos judiciales; donde la gran mayoría de los delitos los atiende la policía municipal, por lo cual ésta comienza a recuperar su faceta se “vecino uniformado” que hace el trato diario más civilizado; y donde los vecinos empiezan a ver que los delincuentes son efectivamente sacados de circulación, retirados de las calles.

Nótese que la solución no comienza por la compra de equipo y armamento, la multiplicación de patrullas, la adquisición de más videocámaras, la proliferación de uniformados, la aprobación de nuevas leyes y reglamentos, la creación de más oficinas y contratación de servidores públicos, el incremento de las penas por delitos o el aumento del gasto público, la realización de publicitados operativos de madrugada y reuniones mañaneras. No. La solución no comienza, por donde casi todos los ayuntamientos ensayan, una y otra vez, para llegar siempre al mismo resultado. No funciona.

Recuperar la seguridad exige menos inversión y más transpiración, menos hardware y más software, menos publicidad y más información; menos indiciados y más indicadores.

El presidente Municipal del único ayuntamiento del Estado de México que figura entre los que mejores resultados ha dado en materia de seguridad pública lo ha dicho con claridad en foros y conversatorios para quien lo quiera escuchar: nosotros realizamos cada año una encuesta, una investigación de campo en cada uno de los 100 sectores en los que hemos dividido el territorio municipal, que nos ha permitido conocer la dinámica de los criminales y, con base en ella tomamos decisiones para enfrentar a los delincuentes, con la ayuda de la comunidad, dijo, palabras más o menos, recientemente, en conversatorio público organizado por el IAPEM que fue difundido en vivo y está grabado. De la misma manera, es indispensable saber exactamente qué ocurre al interior de las fuerzas del orden, que suelen no estar muy bien ordenadas, para tomar decisiones que, si no llegan a ser inteligentes, al menos correspondan al sentido común. Por elemental que pueda parecer, es preciso que cuidemos de quienes necesitamos que nos cuiden.

Ciertamente se necesitarán armas, patrullas, videocámaras, cadetes, normas, operativos, reuniones, inversiones, etcétera, pero antes es indispensable tener claro para qué, en dónde, cómo, por qué, cuánto y cuándo. Habrá quien considere que, a dos años de iniciadas las gestiones de los actuales presidentes municipales, es tarde para hacerlo, pero no, la conseja popular aplica aquí: “más vale tarde, que nunca”. Nuestros hijos lo merecen, los ciudadanos lo exigen, la realidad lo impone; tenemos la experiencia y a los expertos, tenemos necesidad y ganas.

@HuicocheaAlanis


Hacer una encuesta municipal de criminalidad y victimización; realizar un estudio de clima laboral en la corporación; firmar un convenio con la Fiscalía General de Justicia del Estado para que los policías municipales puedan recibir denuncias de delitos e iniciar las investigaciones de los mismos; evaluar y corregir hasta certificar la organización, operación y funcionamiento de la policía municipal conforme a los mejores estándares; y capacitar en todos los aspectos a los elementos, son las 5 tareas que garantizarían recuperar la seguridad, la justicia y la paz, en los municipios.

Vista así, la solución a uno de los más graves problemas que enfrentamos, toma forma y, sin dejar de ser difícil resolverlo, comienza a parecer y ser posible arreglarlo. Eso hacen en las ciudades de todo el mundo en las que la policía funciona; eso están haciendo en municipios del país, como Mérida, en Yucatán; Escobedo y Guadalupe, en Nuevo León; Chihuahua y Ciudad Juárez, en Chihuahua; en los que la seguridad está recuperándose, donde los vecinos están recobrando la confianza en las instituciones y por tanto acuden a presentar más denuncias, pues saben que éstas sí se van a atender, en las que se experimentan formas de aplicación de justicia local para resolver los conflictos vecinales y facilitar la convivencia en las comunidades sin tener que iniciar procesos judiciales; donde la gran mayoría de los delitos los atiende la policía municipal, por lo cual ésta comienza a recuperar su faceta se “vecino uniformado” que hace el trato diario más civilizado; y donde los vecinos empiezan a ver que los delincuentes son efectivamente sacados de circulación, retirados de las calles.

Nótese que la solución no comienza por la compra de equipo y armamento, la multiplicación de patrullas, la adquisición de más videocámaras, la proliferación de uniformados, la aprobación de nuevas leyes y reglamentos, la creación de más oficinas y contratación de servidores públicos, el incremento de las penas por delitos o el aumento del gasto público, la realización de publicitados operativos de madrugada y reuniones mañaneras. No. La solución no comienza, por donde casi todos los ayuntamientos ensayan, una y otra vez, para llegar siempre al mismo resultado. No funciona.

Recuperar la seguridad exige menos inversión y más transpiración, menos hardware y más software, menos publicidad y más información; menos indiciados y más indicadores.

El presidente Municipal del único ayuntamiento del Estado de México que figura entre los que mejores resultados ha dado en materia de seguridad pública lo ha dicho con claridad en foros y conversatorios para quien lo quiera escuchar: nosotros realizamos cada año una encuesta, una investigación de campo en cada uno de los 100 sectores en los que hemos dividido el territorio municipal, que nos ha permitido conocer la dinámica de los criminales y, con base en ella tomamos decisiones para enfrentar a los delincuentes, con la ayuda de la comunidad, dijo, palabras más o menos, recientemente, en conversatorio público organizado por el IAPEM que fue difundido en vivo y está grabado. De la misma manera, es indispensable saber exactamente qué ocurre al interior de las fuerzas del orden, que suelen no estar muy bien ordenadas, para tomar decisiones que, si no llegan a ser inteligentes, al menos correspondan al sentido común. Por elemental que pueda parecer, es preciso que cuidemos de quienes necesitamos que nos cuiden.

Ciertamente se necesitarán armas, patrullas, videocámaras, cadetes, normas, operativos, reuniones, inversiones, etcétera, pero antes es indispensable tener claro para qué, en dónde, cómo, por qué, cuánto y cuándo. Habrá quien considere que, a dos años de iniciadas las gestiones de los actuales presidentes municipales, es tarde para hacerlo, pero no, la conseja popular aplica aquí: “más vale tarde, que nunca”. Nuestros hijos lo merecen, los ciudadanos lo exigen, la realidad lo impone; tenemos la experiencia y a los expertos, tenemos necesidad y ganas.

@HuicocheaAlanis