/ miércoles 9 de octubre de 2019

Vida Pública / Taxi: problema complejo, solución sencilla


Trabajando con Estrategia el servicio de taxis públicos puede mejorar para que brinden mayor seguridad a los usuarios, sean más baratos y eficientes, utilicen autos modernos (muchos de ellos híbridos o eléctricos) estén permanentemente geo localizados y vigilados por la policía, las rutas que sigan sean monitoreadas, se cuente con un padrón preciso y actualizado de los operadores que serán mejor capacitados y, sobre todo, se proteja mucho mejor a los usuarios, quienes podrán contar con un botón de pánico para activar desde sus celulares.

Sí, los servicios de cualquier taxi pueden ser mucho mejores y más baratos que los que ofrecen las empresas UBER, Cabify y Didi, pues la brecha que actualmente separa a esas empresas del servicio tradicional es tecnológica, así que el complejo problema que hoy representan los taxis, se resuelve con una sencilla incorporación tecnológica.

Ricardo Alarcón Alanís y su equipo de trabajo han planteado desde hace meses la solución a las autoridades del Estado y de la Ciudad de México: desarrollemos una plataforma de servicio mejor que las de esas empresas internacionales, sumémonos a la tendencia global, en la que la seguridad personal y la salud financiera son premisas del desarrollo sostenible e incluyente.

Una plataforma como la que se propone favorecería a los taxistas, su inscripción sería gratuita, tratándose de los que operan dentro de la norma, impediría los asaltos pues estarán permanentemente vigilados, les ofrecería la ruta más eficiente, les daría la opción de mecanismos digitales de cobro, combatiría la piratería.

Al final, el mercado, es decir la libre oferta y demanda de parte de los usuarios, terminaría por sacar de circulación no solo a los taxis pirata, sino a los que por sus pésimas condiciones y deficientes servicios, naturalmente dejaría de utilizar.

El futuro está presente, las plataformas para la movilidad no van a retraerse con normas restrictivas, lo inteligente es darles uso, montarse en la ola digital y hasta ponernos a la vanguardia.

Las autoridades, por su parte, podrán tener un control preciso -que hoy no existe- del parque vehicular pues, por primera vez, los más interesados en registrarse serán los propios taxistas, y serán ellos mismos quienes hagan el trámite a distancia desde sus dispositivos móviles, lo que abate costos burocráticos. Nada más con el ahorro de pagar personal operativo en oficinas públicas, se cubre el costo del desarrollo de la plataforma. Los choferes de taxis piden, con razón, “piso parejo” para competir, pero eso no se logra bajando del escalón de la tecnología a las empresas globales, sino adelantándonos dos escalones más, con desarrollo tecnológico, jurídico y administrativo; en tres palabras: trabajando con Estrategia.

Asumiendo el tema con el enfoque correcto, las autoridades del Estado de México no están frente a una crisis, tienen una gran oportunidad de escalar y mejorar un servicio vital y, al hacerlo, dar un paso gigante hacia la sustentabilidad, palabra que suele estar en los discursos.

@HuicocheaAlanis


Trabajando con Estrategia el servicio de taxis públicos puede mejorar para que brinden mayor seguridad a los usuarios, sean más baratos y eficientes, utilicen autos modernos (muchos de ellos híbridos o eléctricos) estén permanentemente geo localizados y vigilados por la policía, las rutas que sigan sean monitoreadas, se cuente con un padrón preciso y actualizado de los operadores que serán mejor capacitados y, sobre todo, se proteja mucho mejor a los usuarios, quienes podrán contar con un botón de pánico para activar desde sus celulares.

Sí, los servicios de cualquier taxi pueden ser mucho mejores y más baratos que los que ofrecen las empresas UBER, Cabify y Didi, pues la brecha que actualmente separa a esas empresas del servicio tradicional es tecnológica, así que el complejo problema que hoy representan los taxis, se resuelve con una sencilla incorporación tecnológica.

Ricardo Alarcón Alanís y su equipo de trabajo han planteado desde hace meses la solución a las autoridades del Estado y de la Ciudad de México: desarrollemos una plataforma de servicio mejor que las de esas empresas internacionales, sumémonos a la tendencia global, en la que la seguridad personal y la salud financiera son premisas del desarrollo sostenible e incluyente.

Una plataforma como la que se propone favorecería a los taxistas, su inscripción sería gratuita, tratándose de los que operan dentro de la norma, impediría los asaltos pues estarán permanentemente vigilados, les ofrecería la ruta más eficiente, les daría la opción de mecanismos digitales de cobro, combatiría la piratería.

Al final, el mercado, es decir la libre oferta y demanda de parte de los usuarios, terminaría por sacar de circulación no solo a los taxis pirata, sino a los que por sus pésimas condiciones y deficientes servicios, naturalmente dejaría de utilizar.

El futuro está presente, las plataformas para la movilidad no van a retraerse con normas restrictivas, lo inteligente es darles uso, montarse en la ola digital y hasta ponernos a la vanguardia.

Las autoridades, por su parte, podrán tener un control preciso -que hoy no existe- del parque vehicular pues, por primera vez, los más interesados en registrarse serán los propios taxistas, y serán ellos mismos quienes hagan el trámite a distancia desde sus dispositivos móviles, lo que abate costos burocráticos. Nada más con el ahorro de pagar personal operativo en oficinas públicas, se cubre el costo del desarrollo de la plataforma. Los choferes de taxis piden, con razón, “piso parejo” para competir, pero eso no se logra bajando del escalón de la tecnología a las empresas globales, sino adelantándonos dos escalones más, con desarrollo tecnológico, jurídico y administrativo; en tres palabras: trabajando con Estrategia.

Asumiendo el tema con el enfoque correcto, las autoridades del Estado de México no están frente a una crisis, tienen una gran oportunidad de escalar y mejorar un servicio vital y, al hacerlo, dar un paso gigante hacia la sustentabilidad, palabra que suele estar en los discursos.

@HuicocheaAlanis