/ miércoles 18 de marzo de 2020

Vida Pública | Vivir con cuidado, no con miedo


Más temor al Presidente de la República que al Coronavirus, parecen tener las autoridades federales de salud. Es obvio que la acción correcta ante la pandemia es el distanciamiento social generalizado y la aplicación masiva de pruebas, ir por los eventuales infectados por Coronavirus, en lugar de esperar a que estos vengan a los centros de salud; la disciplina social y la acción gubernamental conjugadas no podrían sino ayudarnos a sortear con éxito la pandemia mundial. También está claro que estas costosas medidas resultarían más baratas que cualquier otra tardía pero, no obstante, sociedad y gobierno mexicanos van, vamos, con demasiado tiento, con más miedo que cuidado.

Fue la sociedad, el Tec de Monterrey el que para orgullo de quienes ahí hemos estudiado, incluso para quienes no, el que dio un paso al frente y, sin esperar reacción de la autoridad educativa que permanecía pasmada, decidió cerrar sus puertas e implementar sesiones y trabajo a distancia, aprovechando las tecnologías de la información y la comunicación. Después se han venido sumando los demás, y así la gente está superando a las autoridades; pronto será al revés, del lado del error quedarán los menos, quienes inexplicablemente se niegan una realidad mundial, como el gobierno federal.

La letalidad del virus ha sido inversamente proporcional a la radicalidad de las decisiones; los países que reaccionaron más rápidamente tienen menor tasa de mortandad y viceversa. El mejor del mundo: Corea del Sur donde la tasa de mortandad fue del 0.9% por cada mil de los infectados; el peor hasta ahora: Italia, con tasa del 6.7, según la prestigiada Universidad Johns Hopkins. El gobierno de México está reaccionando todavía más lentamente que los del mencionado país europeo; en los dichos, nuestro presidente, mejor, sus colaboradores, toman tenues medidas; en los hechos, él y los suyos las ignoran.

Erróneamente, políticos y autoridades se ubican en un falso dilema; como si estar del lado de la razón y las mejores prácticas mundiales, fuera estar en contra del Presidente de México. Olvidan que gobiernan para la gente, no para el Ejecutivo y éste pierde la oportunidad de oro de asumir el liderazgo nacional, que la pandemia le brinda y él rechaza.

Paulatinamente gobiernos estatales, incluidos algunos de gobernadores morenistas, como el de Veracruz, se anticipan, cancelaron clases a partir de ayer, y no del día 20 como indicó el Secretario de Educación del Gobierno Federal; otros, como el priista de Hidalgo, despliegan su operativo propio -incluyendo instalación de hospital inflable- que, comparado con la inacción de la federación, parecería exagerado pero contundente; empresarios como Gustavo de Hoyos formulan propuestas audaces aunque no absurdas, para el blindaje financiero de la economía, al proponer que el gobierno federal deje de cobrar impuestos a la gasolina y sobre la renta, durante la contingencia; empresarios y trabajadores, ambos con notable sentido de responsabilidad, ya negocian trabajar desde casa y atenuar los riesgos de contagio, sin detrimento del rendimiento laboral, cuando la autoridad federal no ha dicho nada al respecto; el Instituto Mexicano de Ejecutivos de Finanzas presionan para que el gobierno actúe como tal; en la conferencia mañanera de ayer AMLO habla de un plan, pero a la evidente falta del mismo, el conjunto de diputados de oposición salen a exigirle que se arme y presente uno. La lista de acciones que la sociedad ha comenzado a realizar en sentido contrario a la actividad del jefe del ejecutivo federal, se alarga y ante ello, el Presidente corre riesgo de quedar aislado.

Lo anterior, sería lo de menos, si no pudiera en riesgo la vida de las personas.

@HuicocheaAlanis


Más temor al Presidente de la República que al Coronavirus, parecen tener las autoridades federales de salud. Es obvio que la acción correcta ante la pandemia es el distanciamiento social generalizado y la aplicación masiva de pruebas, ir por los eventuales infectados por Coronavirus, en lugar de esperar a que estos vengan a los centros de salud; la disciplina social y la acción gubernamental conjugadas no podrían sino ayudarnos a sortear con éxito la pandemia mundial. También está claro que estas costosas medidas resultarían más baratas que cualquier otra tardía pero, no obstante, sociedad y gobierno mexicanos van, vamos, con demasiado tiento, con más miedo que cuidado.

Fue la sociedad, el Tec de Monterrey el que para orgullo de quienes ahí hemos estudiado, incluso para quienes no, el que dio un paso al frente y, sin esperar reacción de la autoridad educativa que permanecía pasmada, decidió cerrar sus puertas e implementar sesiones y trabajo a distancia, aprovechando las tecnologías de la información y la comunicación. Después se han venido sumando los demás, y así la gente está superando a las autoridades; pronto será al revés, del lado del error quedarán los menos, quienes inexplicablemente se niegan una realidad mundial, como el gobierno federal.

La letalidad del virus ha sido inversamente proporcional a la radicalidad de las decisiones; los países que reaccionaron más rápidamente tienen menor tasa de mortandad y viceversa. El mejor del mundo: Corea del Sur donde la tasa de mortandad fue del 0.9% por cada mil de los infectados; el peor hasta ahora: Italia, con tasa del 6.7, según la prestigiada Universidad Johns Hopkins. El gobierno de México está reaccionando todavía más lentamente que los del mencionado país europeo; en los dichos, nuestro presidente, mejor, sus colaboradores, toman tenues medidas; en los hechos, él y los suyos las ignoran.

Erróneamente, políticos y autoridades se ubican en un falso dilema; como si estar del lado de la razón y las mejores prácticas mundiales, fuera estar en contra del Presidente de México. Olvidan que gobiernan para la gente, no para el Ejecutivo y éste pierde la oportunidad de oro de asumir el liderazgo nacional, que la pandemia le brinda y él rechaza.

Paulatinamente gobiernos estatales, incluidos algunos de gobernadores morenistas, como el de Veracruz, se anticipan, cancelaron clases a partir de ayer, y no del día 20 como indicó el Secretario de Educación del Gobierno Federal; otros, como el priista de Hidalgo, despliegan su operativo propio -incluyendo instalación de hospital inflable- que, comparado con la inacción de la federación, parecería exagerado pero contundente; empresarios como Gustavo de Hoyos formulan propuestas audaces aunque no absurdas, para el blindaje financiero de la economía, al proponer que el gobierno federal deje de cobrar impuestos a la gasolina y sobre la renta, durante la contingencia; empresarios y trabajadores, ambos con notable sentido de responsabilidad, ya negocian trabajar desde casa y atenuar los riesgos de contagio, sin detrimento del rendimiento laboral, cuando la autoridad federal no ha dicho nada al respecto; el Instituto Mexicano de Ejecutivos de Finanzas presionan para que el gobierno actúe como tal; en la conferencia mañanera de ayer AMLO habla de un plan, pero a la evidente falta del mismo, el conjunto de diputados de oposición salen a exigirle que se arme y presente uno. La lista de acciones que la sociedad ha comenzado a realizar en sentido contrario a la actividad del jefe del ejecutivo federal, se alarga y ante ello, el Presidente corre riesgo de quedar aislado.

Lo anterior, sería lo de menos, si no pudiera en riesgo la vida de las personas.

@HuicocheaAlanis