/ viernes 15 de mayo de 2020

Vox Populi | Militarizar la seguridad pública

En medio de la pandemia del coronavirus, de una inminente recesión económica, y de una creciente inseguridad, se público en el Diario Oficial de la Federación, un decreto en el que se amplían las tareas de las Fuerzas Armadas a la seguridad pública. Este importante cambio tiene su antecedente en la aprobación de la Guardia Nacional. Más allá de ser una medida que puede ser cuestionada por su viabilidad, vale la pena preguntarse si actualmente existen actitudes ciudadanas que apoyan medidas de regresión autoritaria, es decir que puedan transgredir o incluso violar derechos y libertades públicas bajo el amparo del combate a la inseguridad.

Por un lado, se ha observado una sociedad insatisfecha, desconfiada e incluso desesperada con décadas de políticas fallidas para disminuir la inseguridad. Parte del problema, es una sociedad desconfiada de las acciones del gobierno, y la otra parte es precisamente la incapacidad del Estado mexicano para contener este grave problema.

De acuerdo a la encuesta Latinobarómetro que desde 1995 mide la satisfacción con la democracia en 18 países, se advierte de una creciente insatisfacción con este modelo de gobierno, alcanzando mínimos históricos para la región (48%) en la más reciente medición de 2018. Para el caso de México, los niveles de apoyo alcanzaren 38%, 10 puntos menos que el promedio latinoamericano, lo cual refleja un estado de salud bajo para la democracia mexicana.

Para 4 de cada 10 mexicanos (38%), da lo mismo un régimen democrático, que uno no democrático, es decir, tenemos un segmento importante que eventualmente podría apoyar medidas duras. Y 1 de cada 10 (11%) de los mexicanos definitivamente creen que es mejor un gobierno autoritario que uno democrático, lo que significa marginal pero significativo a este tipo de medidas.

Los resultados del estudio apuntan a una correlación del apoyo a la democracia con bienestar económico, es decir en las épocas en donde se registra crecimiento económico; el apoyo a la democracia suele crecer, y en tiempos donde la economía cae, los niveles de apoyo bajan.

El coronavirus viene acompañado de una recesión económica a global, y el escenario para México es muy adverso, pues incluso en el mes de abril se perdieron alrededor de medio millón de empleos registrados ante el IMSS, siendo históricamente el peor mes en pérdida de empleo, incluso más grave que en la crisis de 1995, y del 2008. Luego de decrecer -.01% en 2019, se estima que nuestro país decrecerá entre 7 y 10% en 2020.

Con la crisis económica, lamentablemente vendrán mas cierres de empresas, pérdidas de empleos, y probablemente más personas por abajo de la línea de bienestar; lo cual puede ser un caldo de cultivo para el aumento de delitos del fuero común como asaltos en la calle, robos de automóviles o de casa habitación. Bajo este escenario, es posible que bajen los niveles de apoyo a la democracia, y en consecuencia aumenten los niveles de apoyo a medidas extremas y autoritarias.

Con el triunfo de AMLO en la elección presidencial de 2018, la opinión pública renovó su esperanza de cambio, sin embargo la doble crisis del coronavirus y la económica pueden ser un serio obstáculo para el resto del sexenio, y provocar que el ciclo de desconfianza vuelva a tocar niveles históricos de insatisfacción.

El fracaso del Estado mexicano para disminuir la inseguridad, le abre paso a la militarización de la seguridad pública, sin embargo, esto representa un paso en reversa para las libertades públicas, derechos humanos, y un golpe más a una democracia sin contrapesos al poder presidencial.

En medio de la pandemia del coronavirus, de una inminente recesión económica, y de una creciente inseguridad, se público en el Diario Oficial de la Federación, un decreto en el que se amplían las tareas de las Fuerzas Armadas a la seguridad pública. Este importante cambio tiene su antecedente en la aprobación de la Guardia Nacional. Más allá de ser una medida que puede ser cuestionada por su viabilidad, vale la pena preguntarse si actualmente existen actitudes ciudadanas que apoyan medidas de regresión autoritaria, es decir que puedan transgredir o incluso violar derechos y libertades públicas bajo el amparo del combate a la inseguridad.

Por un lado, se ha observado una sociedad insatisfecha, desconfiada e incluso desesperada con décadas de políticas fallidas para disminuir la inseguridad. Parte del problema, es una sociedad desconfiada de las acciones del gobierno, y la otra parte es precisamente la incapacidad del Estado mexicano para contener este grave problema.

De acuerdo a la encuesta Latinobarómetro que desde 1995 mide la satisfacción con la democracia en 18 países, se advierte de una creciente insatisfacción con este modelo de gobierno, alcanzando mínimos históricos para la región (48%) en la más reciente medición de 2018. Para el caso de México, los niveles de apoyo alcanzaren 38%, 10 puntos menos que el promedio latinoamericano, lo cual refleja un estado de salud bajo para la democracia mexicana.

Para 4 de cada 10 mexicanos (38%), da lo mismo un régimen democrático, que uno no democrático, es decir, tenemos un segmento importante que eventualmente podría apoyar medidas duras. Y 1 de cada 10 (11%) de los mexicanos definitivamente creen que es mejor un gobierno autoritario que uno democrático, lo que significa marginal pero significativo a este tipo de medidas.

Los resultados del estudio apuntan a una correlación del apoyo a la democracia con bienestar económico, es decir en las épocas en donde se registra crecimiento económico; el apoyo a la democracia suele crecer, y en tiempos donde la economía cae, los niveles de apoyo bajan.

El coronavirus viene acompañado de una recesión económica a global, y el escenario para México es muy adverso, pues incluso en el mes de abril se perdieron alrededor de medio millón de empleos registrados ante el IMSS, siendo históricamente el peor mes en pérdida de empleo, incluso más grave que en la crisis de 1995, y del 2008. Luego de decrecer -.01% en 2019, se estima que nuestro país decrecerá entre 7 y 10% en 2020.

Con la crisis económica, lamentablemente vendrán mas cierres de empresas, pérdidas de empleos, y probablemente más personas por abajo de la línea de bienestar; lo cual puede ser un caldo de cultivo para el aumento de delitos del fuero común como asaltos en la calle, robos de automóviles o de casa habitación. Bajo este escenario, es posible que bajen los niveles de apoyo a la democracia, y en consecuencia aumenten los niveles de apoyo a medidas extremas y autoritarias.

Con el triunfo de AMLO en la elección presidencial de 2018, la opinión pública renovó su esperanza de cambio, sin embargo la doble crisis del coronavirus y la económica pueden ser un serio obstáculo para el resto del sexenio, y provocar que el ciclo de desconfianza vuelva a tocar niveles históricos de insatisfacción.

El fracaso del Estado mexicano para disminuir la inseguridad, le abre paso a la militarización de la seguridad pública, sin embargo, esto representa un paso en reversa para las libertades públicas, derechos humanos, y un golpe más a una democracia sin contrapesos al poder presidencial.