/ sábado 22 de enero de 2022

Vox Populi | Obstáculos para el desarrollo

Uno de los efectos más perversos de la crisis es que las desigualdades se hacen más grandes, y esto dificultan el desarrollo, la salud y el bienestar para millones de personas. Después de uno de los años más negros para la economía, 2021 fue el año de la recuperación y de un renovado optimismo, sin embargo al inicio de este año se perciben nuevos obstáculos como un escenario de estanflación, es decir una combinación de alta inflación con estancamiento económico. La Comisión Ejecutiva para América Latina (CEPAL) advierte que luego de un crecimiento del 6.2% en 2021, se estima un crecimiento del 2.1% para los países latinoamericanos.


A nivel global, Banco Mundial revisó a la baja su previsión de crecimiento del PIB global de 5.5 % en 2021 a 4.1 % en 2022. La desaceleración de las economías de China y Estados Unidos que en su conjunto representan casi una tercera parte del PIB mundial representa una mala noticia para la economía de países latinoamericanos proveedores de materias primas y manufacturas.


La pandemia ha acentuado las asimetrías sociales y económicas entre las economías emergentes y avanzadas, pobres y ricos, entre quienes tienen acceso a la educación y la tecnología, y aquellos que no la tienen. En general, la población jóven que ingresa al mercado laboral, ha tenido dificultades para emplearse en la pandemia, asi como el genero femenino, pues muchas de ellas dejaron de buscar trabajo, y una parte de la clase media que se estima en 28 millones de latinoamericanos paso a estratos bajos.


Las economías avanzadas crecerán, pero las emergentes experimentarán severas dificultades. Así lo advierte el reciente estudio de la CEPAL en la que señala que los más desarrollados han implementado políticas fiscales con inyecciones de liquidez enormes, apoyos para la pandemia y el consumo, en tanto que países emergentes no han podido siquiera responder con rapidez y suficiencia a la crisis sanitaria, y menos a la económica.


Para México, el crecimiento en 2021 fue de 5.6%, pero diversas fuentes coinciden en un ajuste a la baja para 2022, por ejemplo fuentes privadas estiman un crecimiento del 2.8%, lejos de las estimaciones oficiales de 3.9%, pero también de los escenarios mas pesimistas de los bancos que apuntan a 2.2%.


La pandemia ha significado un nuevo obstáculo para el desarrollo latinoamericano, lamentablemente acompañada de pobreza, desigualdad, informalidad y bajo crecimiento. Las medidas tomadas por los gobiernos como la transferencia de apoyos y subsidios a grupos vulnerables ayudan, pues de no hacerlo, la pobreza habría aumentado aún más, y los riesgos de inestabilidad social serían evidentes. Lo malo es que es insuficiente, pues la forma más sólida es a partir de un crecimiento económico sostenido.

La desaceleración económica y la inflación no son buenas noticias en medio de la cuarta ola del COVID, pero es importante tenerlas en cuenta para prevenir, y tomar mejores decisiones para cuidar el gasto de gobiernos y personas. Para salir del atraso en la región se requiere de una inversión transformadora y sostenible a mediano y largo plazo.


Uno de los efectos más perversos de la crisis es que las desigualdades se hacen más grandes, y esto dificultan el desarrollo, la salud y el bienestar para millones de personas. Después de uno de los años más negros para la economía, 2021 fue el año de la recuperación y de un renovado optimismo, sin embargo al inicio de este año se perciben nuevos obstáculos como un escenario de estanflación, es decir una combinación de alta inflación con estancamiento económico. La Comisión Ejecutiva para América Latina (CEPAL) advierte que luego de un crecimiento del 6.2% en 2021, se estima un crecimiento del 2.1% para los países latinoamericanos.


A nivel global, Banco Mundial revisó a la baja su previsión de crecimiento del PIB global de 5.5 % en 2021 a 4.1 % en 2022. La desaceleración de las economías de China y Estados Unidos que en su conjunto representan casi una tercera parte del PIB mundial representa una mala noticia para la economía de países latinoamericanos proveedores de materias primas y manufacturas.


La pandemia ha acentuado las asimetrías sociales y económicas entre las economías emergentes y avanzadas, pobres y ricos, entre quienes tienen acceso a la educación y la tecnología, y aquellos que no la tienen. En general, la población jóven que ingresa al mercado laboral, ha tenido dificultades para emplearse en la pandemia, asi como el genero femenino, pues muchas de ellas dejaron de buscar trabajo, y una parte de la clase media que se estima en 28 millones de latinoamericanos paso a estratos bajos.


Las economías avanzadas crecerán, pero las emergentes experimentarán severas dificultades. Así lo advierte el reciente estudio de la CEPAL en la que señala que los más desarrollados han implementado políticas fiscales con inyecciones de liquidez enormes, apoyos para la pandemia y el consumo, en tanto que países emergentes no han podido siquiera responder con rapidez y suficiencia a la crisis sanitaria, y menos a la económica.


Para México, el crecimiento en 2021 fue de 5.6%, pero diversas fuentes coinciden en un ajuste a la baja para 2022, por ejemplo fuentes privadas estiman un crecimiento del 2.8%, lejos de las estimaciones oficiales de 3.9%, pero también de los escenarios mas pesimistas de los bancos que apuntan a 2.2%.


La pandemia ha significado un nuevo obstáculo para el desarrollo latinoamericano, lamentablemente acompañada de pobreza, desigualdad, informalidad y bajo crecimiento. Las medidas tomadas por los gobiernos como la transferencia de apoyos y subsidios a grupos vulnerables ayudan, pues de no hacerlo, la pobreza habría aumentado aún más, y los riesgos de inestabilidad social serían evidentes. Lo malo es que es insuficiente, pues la forma más sólida es a partir de un crecimiento económico sostenido.

La desaceleración económica y la inflación no son buenas noticias en medio de la cuarta ola del COVID, pero es importante tenerlas en cuenta para prevenir, y tomar mejores decisiones para cuidar el gasto de gobiernos y personas. Para salir del atraso en la región se requiere de una inversión transformadora y sostenible a mediano y largo plazo.