/ sábado 1 de agosto de 2020

Vox Populi | Populismo y Covid-19

La desafección política es un antecedente para entender como los populismos han emergido. Una sociedad desconfiada de políticos tradicionales ha renovado la esperanza de cambio en liderazgos antisistema. Los 3 países más poblados de América; Estados Unidos con Trump, Brasil con Bolsonaro y México con López Obrador, son gobernados por liderazgos de tipo populista. Pippa Norris, de Harvard advertía, de un creciente déficit de las democracias, incluso de las más consolidadas a partir de crecientes expectativas sobre la democracia (mayor demanda), viralización de noticias negativas sobre el gobierno y los políticos (más información) y, en consecuencia, más elementos en la opinión pública para evaluar el desempeño de los gobernantes. Cuando la tecnocracia es desacreditada y pasa por horas bajas, los populismos se enfrentan a uno de los desafíos más importantes de la historia reciente: la pandemia del coronavirus acompañada por la mayor recesión económica despúes de 1929.

En periodos de crisis, los políticos pueden ganar aprobación en el corto plazo, sin embargo en el mediano plazo, los ciudadanos evaluán de una forma más crítica los efectos de la crisis, y eventualmente pueden castigan electoralmente al partido gobernante. Evidentemente esto no es una regla, habrá que considerar el rol de una oposición que de acuerdo a diversas encuestas, se percibe desacreditada y débil a nivel nacional, pero con nichos de oportunidad a nivel local.

Al inicio de la pandemia, liderazgos populistas subestimaron la pandemia, calificándola de una gripe común, subestimando el uso del cubrebocas, alentando la movilidad de las personas, e incluso banalizando el manejo de la pandemia como cuando López Obrador alegó que su mayor defensa para detener el virus, eran los escapularios religiosos.

AMLO llegó a la Presidencia con uno de los mayores niveles de aprobación presidencial en los últimos 30 años. De acuerdo a Oraculus que registra un promedio de encuestas publicadas, inicio su gobienro con 75% de aprobación, alcanzo su máximo histórico con 82% en el contexto del combate al huachicoleo (escacez y robo de combustible), y en el contexto de la crisis del Covid-19 registra 59% en junio de 2020. Considerando la magnitud de la crisis, los costos pudieron haber sido más graves, pues ha tenido la capacidad de continuar controlando la agenda pública y política del país. La conferencia mañanera impone los temas de la agenda a medios y clase política. Los pronósticos de la economía son negativos porque la crisis traerá millones de desempleados y miles de quiebres de empresas lo cual presionará a la baja la aprobación del Presidente.

Sin embargo, López Obrador ha tenido la capacidad de polarizar, y endurecer su base social, apoyado en el combate de la corrupción, comunicando que esta cumpliendo con su agenda de campaña. Eventos mediáticos como la rifa del avión presidencial, la extradición de Emilio Lozoya, ex director de Pemex, y seguramente una larga lista de casos por exhibirse son parte de la política como espectáculo con diversos efectos en opinión pública. Asi lo evidencian diversas mediciones como el tracking diario de Consulta Mitofsky que describen un carrusel, un sube y baja de la aprobación durante la pandemia.

Los populismos se enfrentan a uno de los desafíos más importantes de la historia reciente: el coronavirus y la mayor recesión económica despúes de 1929. En el corto plazo, AMLO ha mantenido su nivel de aprobación en plena crisis, sin embargo a mediano plazo, si la crisis se agudiza, los resultados de la gestión durante la pandemia, y la reactivación económica serán evaluados de una forma más crítica.

La desafección política es un antecedente para entender como los populismos han emergido. Una sociedad desconfiada de políticos tradicionales ha renovado la esperanza de cambio en liderazgos antisistema. Los 3 países más poblados de América; Estados Unidos con Trump, Brasil con Bolsonaro y México con López Obrador, son gobernados por liderazgos de tipo populista. Pippa Norris, de Harvard advertía, de un creciente déficit de las democracias, incluso de las más consolidadas a partir de crecientes expectativas sobre la democracia (mayor demanda), viralización de noticias negativas sobre el gobierno y los políticos (más información) y, en consecuencia, más elementos en la opinión pública para evaluar el desempeño de los gobernantes. Cuando la tecnocracia es desacreditada y pasa por horas bajas, los populismos se enfrentan a uno de los desafíos más importantes de la historia reciente: la pandemia del coronavirus acompañada por la mayor recesión económica despúes de 1929.

En periodos de crisis, los políticos pueden ganar aprobación en el corto plazo, sin embargo en el mediano plazo, los ciudadanos evaluán de una forma más crítica los efectos de la crisis, y eventualmente pueden castigan electoralmente al partido gobernante. Evidentemente esto no es una regla, habrá que considerar el rol de una oposición que de acuerdo a diversas encuestas, se percibe desacreditada y débil a nivel nacional, pero con nichos de oportunidad a nivel local.

Al inicio de la pandemia, liderazgos populistas subestimaron la pandemia, calificándola de una gripe común, subestimando el uso del cubrebocas, alentando la movilidad de las personas, e incluso banalizando el manejo de la pandemia como cuando López Obrador alegó que su mayor defensa para detener el virus, eran los escapularios religiosos.

AMLO llegó a la Presidencia con uno de los mayores niveles de aprobación presidencial en los últimos 30 años. De acuerdo a Oraculus que registra un promedio de encuestas publicadas, inicio su gobienro con 75% de aprobación, alcanzo su máximo histórico con 82% en el contexto del combate al huachicoleo (escacez y robo de combustible), y en el contexto de la crisis del Covid-19 registra 59% en junio de 2020. Considerando la magnitud de la crisis, los costos pudieron haber sido más graves, pues ha tenido la capacidad de continuar controlando la agenda pública y política del país. La conferencia mañanera impone los temas de la agenda a medios y clase política. Los pronósticos de la economía son negativos porque la crisis traerá millones de desempleados y miles de quiebres de empresas lo cual presionará a la baja la aprobación del Presidente.

Sin embargo, López Obrador ha tenido la capacidad de polarizar, y endurecer su base social, apoyado en el combate de la corrupción, comunicando que esta cumpliendo con su agenda de campaña. Eventos mediáticos como la rifa del avión presidencial, la extradición de Emilio Lozoya, ex director de Pemex, y seguramente una larga lista de casos por exhibirse son parte de la política como espectáculo con diversos efectos en opinión pública. Asi lo evidencian diversas mediciones como el tracking diario de Consulta Mitofsky que describen un carrusel, un sube y baja de la aprobación durante la pandemia.

Los populismos se enfrentan a uno de los desafíos más importantes de la historia reciente: el coronavirus y la mayor recesión económica despúes de 1929. En el corto plazo, AMLO ha mantenido su nivel de aprobación en plena crisis, sin embargo a mediano plazo, si la crisis se agudiza, los resultados de la gestión durante la pandemia, y la reactivación económica serán evaluados de una forma más crítica.