/ sábado 31 de octubre de 2020

Voz Millenial | 3de3 vs. Violencia: ni un macho más

Ayer los consejeros del Instituto Nacional Electoral discutieron y aprobaron que sea requisito que los candidatos a puestos de representación popular cumplan con tres cualidades: no sean deudores de pensiones alimenticias, no sean acosadores sexuales (es decir que haya antecedentes en denuncias o quejas) y que no sean maltratadores de mujeres (en lo privado o público. La intención es combatir la violencia política contra las mujeres peor creo que es un paso fundamental: dar el primer paso contra la normalización de la violencia sistemática en nuestro México machista.

Y es que cuántos no sabemos que los políticos y representantes populares abusan de su poder para pedir favores sexuales a muchas mujeres que, desafortunadamente, ven esta como única solución (legitimada, además), de acceder a trabajos o gestiones para obtener algo. Eso, sin contar que muchos de ellos son personas con nula ética y sin un ápice de compromiso con sus representados: suelen agredir mujeres, acosarlas, violentarlas al decirles “locas”, “histéricas” u otras palabras cuando compiten contra ellas; tienen varias amantes, muchos de ellos tienen hijos fuera del matrimonio sin hacerse cargo de ellos, por contar las más sabidas.

Como mujer millennial esta determinación en cuanto a los procedimientos electorales me da tres posibilidades: poder denunciar a agresores, poder abrir espacios destinados a personas que aceptan salir o tener relaciones sexuales con los políticos y, sobre todo, es una advertencia que les debe quedar muy clara a todos ellos, sobre todo los más viejos: las mexicanas jóvenes y feministas JAMÁS volveremos a permitir que nos usen y seguiremos luchando por ocupar los puestos que como ciudadanas nos corresponden dentro de nuestros derechos políticos.

Nunca más tendrán el beneficio de nuestro silencio o inacción. Las mujeres llegamos para dejar un mensaje bien claro y las autoridades electorales lo saben: si no es con nosotras, en plena dignidad, no se puede hacer política. Las chilenas de entre 14 y 28 años nos lo demostraron: podemos ser marea o fuego con tal de derribar las tiranías que nos oprimen como sociedad y estamos listas para seguir el legado de nuestras ancestras. Ayer lograron el referéndum para abolir la Constitución del dictador Augusto Pinochet, mañana vamos a impedir que cualquier macho misógino nos vuelva a “representar”.

Ni diputados, ni presidentes municipales, ni regidores en 2021 van a llegar si estamos dispuestas a denunciarlos y señalar los actos ilegales y antiéticos a los que están acostumbrados y que son usos comunes dentro de la esfera política. En 2024, ni senadores, ni gobernadores ni el propio presidente va a poder ser un agresor si nosotras se lo impedimos. Es tiempo de que las mujeres y aliados, sobre todo los más jóvenes, tomemos las riendas de este país lastimado por la corrupción, el machismo y el individualismo.

¿Quién dice que lo que hacemos no está cambiando nuestro presente?

*Maestrante en Estudios Latinoamericanos y activista social

Ayer los consejeros del Instituto Nacional Electoral discutieron y aprobaron que sea requisito que los candidatos a puestos de representación popular cumplan con tres cualidades: no sean deudores de pensiones alimenticias, no sean acosadores sexuales (es decir que haya antecedentes en denuncias o quejas) y que no sean maltratadores de mujeres (en lo privado o público. La intención es combatir la violencia política contra las mujeres peor creo que es un paso fundamental: dar el primer paso contra la normalización de la violencia sistemática en nuestro México machista.

Y es que cuántos no sabemos que los políticos y representantes populares abusan de su poder para pedir favores sexuales a muchas mujeres que, desafortunadamente, ven esta como única solución (legitimada, además), de acceder a trabajos o gestiones para obtener algo. Eso, sin contar que muchos de ellos son personas con nula ética y sin un ápice de compromiso con sus representados: suelen agredir mujeres, acosarlas, violentarlas al decirles “locas”, “histéricas” u otras palabras cuando compiten contra ellas; tienen varias amantes, muchos de ellos tienen hijos fuera del matrimonio sin hacerse cargo de ellos, por contar las más sabidas.

Como mujer millennial esta determinación en cuanto a los procedimientos electorales me da tres posibilidades: poder denunciar a agresores, poder abrir espacios destinados a personas que aceptan salir o tener relaciones sexuales con los políticos y, sobre todo, es una advertencia que les debe quedar muy clara a todos ellos, sobre todo los más viejos: las mexicanas jóvenes y feministas JAMÁS volveremos a permitir que nos usen y seguiremos luchando por ocupar los puestos que como ciudadanas nos corresponden dentro de nuestros derechos políticos.

Nunca más tendrán el beneficio de nuestro silencio o inacción. Las mujeres llegamos para dejar un mensaje bien claro y las autoridades electorales lo saben: si no es con nosotras, en plena dignidad, no se puede hacer política. Las chilenas de entre 14 y 28 años nos lo demostraron: podemos ser marea o fuego con tal de derribar las tiranías que nos oprimen como sociedad y estamos listas para seguir el legado de nuestras ancestras. Ayer lograron el referéndum para abolir la Constitución del dictador Augusto Pinochet, mañana vamos a impedir que cualquier macho misógino nos vuelva a “representar”.

Ni diputados, ni presidentes municipales, ni regidores en 2021 van a llegar si estamos dispuestas a denunciarlos y señalar los actos ilegales y antiéticos a los que están acostumbrados y que son usos comunes dentro de la esfera política. En 2024, ni senadores, ni gobernadores ni el propio presidente va a poder ser un agresor si nosotras se lo impedimos. Es tiempo de que las mujeres y aliados, sobre todo los más jóvenes, tomemos las riendas de este país lastimado por la corrupción, el machismo y el individualismo.

¿Quién dice que lo que hacemos no está cambiando nuestro presente?

*Maestrante en Estudios Latinoamericanos y activista social

ÚLTIMASCOLUMNAS