/ jueves 22 de julio de 2021

Voz Millennial | Aborto, personas trans y pendientes feministas

Algunas feministas estamos saltando de emoción por lo acontecido esta semana, producto de luchas de siglos atrás y décadas recientes: en Veracruz, se despenalizó la interrupción del embarazo hasta las 12 semanas de gestación mientras que en la entidad mexiquense, se aprobó la Ley de Identidad de género, que permitirá cambiar legalmente el género en los documentos oficiales de las personas trans.

Como millennial, he de explicar que el aborto no es una lucha reciente, es más, uno de los parámetros del feminismo comunista, sobre todo expresado por personas como Alexandra Kollontai, explicaban que el aborto era uno de los últimos derechos para que la mujer tuviera el dominio de su cuerpo y la autodeterminación de su sexualidad. Es decir, es una petición con al menos 100 años de antigüedad, sin contar que en los años 70 y 80 en México, fue una de las banderas principales del movimiento feminista.

Es decir, que Hidalgo y Veracruz, dos estados que están entre los más pobres y con mayor cantidad de población indígena y afrodescendiente dijera que sí a la despenalización del aborto, es una consecuencia histórica de las mareas verdes del mundo a lo largo del último centenar de años, que ayudará sobre todo a las mujeres más violentadas e invisibilizadas de nuestro país.

En otros temas, hay un grupo de feministas que se hacen llamar TERF, es decir, Feministas Radicales Trans-Excluyentes, por sus siglas en inglés. Estas mujeres apuntan a que una mujer sólo puede serlo a través del sexo biológico, mismo que afirman es binario (varón-hembra), por lo que una mujer es sí y sólo sí, tiene útero y vagina. Esto, para algunas de nosotras es discriminatorio y altamente contrario a las evidencias científicas sobre la Humanidad, que apuntan que puede haber personas con cromosomas XY con órganos sexuales externos pero sin vagina, personas XX sin útero y personas que simplemente nunca se han sentido identificadas con el género asignado al nacer.

Comprender la diversidad en cuanto al cuerpo y la mente humana no es nada sencillo. Las mujeres TERF han llegado a afirmar que las mujeres trans son parte del dominio del patriarcado porque su identidad va apegada a los estándares estéticos y del mercado sobre lo que significa ser mujer (implantes exagerados, exceso de maquillaje, lenguaje abusivo y discriminatorio, etc.). Sin embargo, se les olvida que muchas mujeres también son así, incluso algunas feministas liberales o neoliberales.

El asunto aquí es que se les olvida que el feminismo es una práctica ético-política que busca la libertad de pensamiento, decisión y acción de todos los sujetos femeninos, tengan o no útero o vagina. También se les olvida que estas leyes están basadas en derechos que no obligan a nadie a hacer nada, mientras que al negarlos, se vuelven peligrosos privilegios. Como feminista, abogo por el respeto y la celebración de la vida humana en todas sus formas mientras haya respeto, fraternidad y bondad, algo que me han enseñado más personas trans que mujeres intolerantes.


--

Columnista de El Sol de TolucaMaestrante en Estudios Latinoamericanos

Activista social

Algunas feministas estamos saltando de emoción por lo acontecido esta semana, producto de luchas de siglos atrás y décadas recientes: en Veracruz, se despenalizó la interrupción del embarazo hasta las 12 semanas de gestación mientras que en la entidad mexiquense, se aprobó la Ley de Identidad de género, que permitirá cambiar legalmente el género en los documentos oficiales de las personas trans.

Como millennial, he de explicar que el aborto no es una lucha reciente, es más, uno de los parámetros del feminismo comunista, sobre todo expresado por personas como Alexandra Kollontai, explicaban que el aborto era uno de los últimos derechos para que la mujer tuviera el dominio de su cuerpo y la autodeterminación de su sexualidad. Es decir, es una petición con al menos 100 años de antigüedad, sin contar que en los años 70 y 80 en México, fue una de las banderas principales del movimiento feminista.

Es decir, que Hidalgo y Veracruz, dos estados que están entre los más pobres y con mayor cantidad de población indígena y afrodescendiente dijera que sí a la despenalización del aborto, es una consecuencia histórica de las mareas verdes del mundo a lo largo del último centenar de años, que ayudará sobre todo a las mujeres más violentadas e invisibilizadas de nuestro país.

En otros temas, hay un grupo de feministas que se hacen llamar TERF, es decir, Feministas Radicales Trans-Excluyentes, por sus siglas en inglés. Estas mujeres apuntan a que una mujer sólo puede serlo a través del sexo biológico, mismo que afirman es binario (varón-hembra), por lo que una mujer es sí y sólo sí, tiene útero y vagina. Esto, para algunas de nosotras es discriminatorio y altamente contrario a las evidencias científicas sobre la Humanidad, que apuntan que puede haber personas con cromosomas XY con órganos sexuales externos pero sin vagina, personas XX sin útero y personas que simplemente nunca se han sentido identificadas con el género asignado al nacer.

Comprender la diversidad en cuanto al cuerpo y la mente humana no es nada sencillo. Las mujeres TERF han llegado a afirmar que las mujeres trans son parte del dominio del patriarcado porque su identidad va apegada a los estándares estéticos y del mercado sobre lo que significa ser mujer (implantes exagerados, exceso de maquillaje, lenguaje abusivo y discriminatorio, etc.). Sin embargo, se les olvida que muchas mujeres también son así, incluso algunas feministas liberales o neoliberales.

El asunto aquí es que se les olvida que el feminismo es una práctica ético-política que busca la libertad de pensamiento, decisión y acción de todos los sujetos femeninos, tengan o no útero o vagina. También se les olvida que estas leyes están basadas en derechos que no obligan a nadie a hacer nada, mientras que al negarlos, se vuelven peligrosos privilegios. Como feminista, abogo por el respeto y la celebración de la vida humana en todas sus formas mientras haya respeto, fraternidad y bondad, algo que me han enseñado más personas trans que mujeres intolerantes.


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Columnista de El Sol de TolucaMaestrante en Estudios Latinoamericanos

Activista social

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