/ jueves 25 de febrero de 2021

Voz Millennial | Ciclos de burlas y desprestigio: las “nenis”

En redes sociales hubo una serie de burlas que tenían como objetivo a las comerciantes online que han surgido en épocas de pandemia y que nombraron “las nenis” como burla a la forma en que estas comerciantes se dirigen a sus clientas (porque quienes consumen, son las mujeres). Hoy explicaré que no es un fenómeno sino una adecuación de una generación a una forma de comercio informal casi exclusiva del género femenino.

El debate entre el sistema machista y burlón y la fuerza reivindicadora feminista ha sido tal, que incluso se le nombró “tribu urbana” (válganos la ignorancia de la terminología antropológica). El punto de la justificación es que “las nenis” hablan supuestamente chistoso y la burla es hacia ese sentido, cuando los memes las construyen desde una visión estereotipada (con cierta ropa, cierto maquillaje y cierta fisonomía). Pues bien, es otro mecanismo más de desprestigio hacia la independencia económica y el uso de recursos tecnológicos frente a las crisis de parte de las mujeres jóvenes.

Históricamente las mujeres hemos estado en la periferia de los sistemas económicos y nuestro papel se ha focalizado hacia el trabajo doméstico y la maternidad (léase sobre política económica del sexo). Sin embargo, en tiempos más recientes, las diversas necesidades de subsistencia acarreadas por el sistema económico han hecho que las mujeres tengan que recurrir al comercio informal y alternativo como modo de subsistencia. Siempre han existido las vendedoras por catálogo de cosméticos, ropa y artículos de cocina, las vecinas que hacen reuniones para presentar productos nuevos y las tías que venden sus tejidos o su ropa hecha a mano para ganar “unos pesitos”.

El origen, además de la precariedad laboral que sufrimos, es el abandono de los esposos y padres, la pobreza, o simplemente, para pagar gastos extras como copias de la universidad o ropa nueva. Las “nenis” son las emprendedoras que han puesto de moda la economía circular (con la venta de productos de segunda mano, del trueque, etc.) y han sabido usar las redes digitales para crear grupos de mercado, generando hasta valor público con la creación de cooperativas o venta de productos de difícil acceso como los orgánicos o los hechos en casa.

Le guste o no a los burloncitos de internet, las “nenis” han mantenido la economía a pequeña escala funcionando para mantenerse, a sus familias o seguir en proyectos de vida como sus estudios, y los métodos de venta que usan han sido exitosos. Lo curioso es que la burla surge de hombres, principalmente; primero, porque les molesta que las mujeres nos comuniquemos de ciertas maneras, (¿lenguaje ajeno al sacralizado mundo varonil de los negocios?) y segundo, porque no soporta, gracias a la idea de la meritocracia, que muchas de ellas ganen más que sus profesiones (porque vale más un título “patito” que una buena idea).

Las nenas han existido desde hace mucho y han llegado para quedarse a pesar de la mofa. Hoy les invito a comprar sus productos (sobre todo si son emprendimientos autosustentables o comunitarios) y ser realmente revolucionarias en las acciones. #YaChole con su machismo.

--

Lic. Paulina Lemus Hernández

Columnista de El Sol de TolucaMaestrante en Estudios Latinoamericanos

Activista social

En redes sociales hubo una serie de burlas que tenían como objetivo a las comerciantes online que han surgido en épocas de pandemia y que nombraron “las nenis” como burla a la forma en que estas comerciantes se dirigen a sus clientas (porque quienes consumen, son las mujeres). Hoy explicaré que no es un fenómeno sino una adecuación de una generación a una forma de comercio informal casi exclusiva del género femenino.

El debate entre el sistema machista y burlón y la fuerza reivindicadora feminista ha sido tal, que incluso se le nombró “tribu urbana” (válganos la ignorancia de la terminología antropológica). El punto de la justificación es que “las nenis” hablan supuestamente chistoso y la burla es hacia ese sentido, cuando los memes las construyen desde una visión estereotipada (con cierta ropa, cierto maquillaje y cierta fisonomía). Pues bien, es otro mecanismo más de desprestigio hacia la independencia económica y el uso de recursos tecnológicos frente a las crisis de parte de las mujeres jóvenes.

Históricamente las mujeres hemos estado en la periferia de los sistemas económicos y nuestro papel se ha focalizado hacia el trabajo doméstico y la maternidad (léase sobre política económica del sexo). Sin embargo, en tiempos más recientes, las diversas necesidades de subsistencia acarreadas por el sistema económico han hecho que las mujeres tengan que recurrir al comercio informal y alternativo como modo de subsistencia. Siempre han existido las vendedoras por catálogo de cosméticos, ropa y artículos de cocina, las vecinas que hacen reuniones para presentar productos nuevos y las tías que venden sus tejidos o su ropa hecha a mano para ganar “unos pesitos”.

El origen, además de la precariedad laboral que sufrimos, es el abandono de los esposos y padres, la pobreza, o simplemente, para pagar gastos extras como copias de la universidad o ropa nueva. Las “nenis” son las emprendedoras que han puesto de moda la economía circular (con la venta de productos de segunda mano, del trueque, etc.) y han sabido usar las redes digitales para crear grupos de mercado, generando hasta valor público con la creación de cooperativas o venta de productos de difícil acceso como los orgánicos o los hechos en casa.

Le guste o no a los burloncitos de internet, las “nenis” han mantenido la economía a pequeña escala funcionando para mantenerse, a sus familias o seguir en proyectos de vida como sus estudios, y los métodos de venta que usan han sido exitosos. Lo curioso es que la burla surge de hombres, principalmente; primero, porque les molesta que las mujeres nos comuniquemos de ciertas maneras, (¿lenguaje ajeno al sacralizado mundo varonil de los negocios?) y segundo, porque no soporta, gracias a la idea de la meritocracia, que muchas de ellas ganen más que sus profesiones (porque vale más un título “patito” que una buena idea).

Las nenas han existido desde hace mucho y han llegado para quedarse a pesar de la mofa. Hoy les invito a comprar sus productos (sobre todo si son emprendimientos autosustentables o comunitarios) y ser realmente revolucionarias en las acciones. #YaChole con su machismo.

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Lic. Paulina Lemus Hernández

Columnista de El Sol de TolucaMaestrante en Estudios Latinoamericanos

Activista social

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