/ miércoles 27 de enero de 2021

Voz Millennial | Doble moral al servicio del tribunal “opino(i)lógico”


¿Qué pasa cuando el alimento del ego y la doble moral disfrazada de opinión están al alcance de un clic? ¿Las redes sociales dejaron de ser la panacea de la libertad de expresión para convertirse en el tribunal donde la sociedad puede juzgar con el beneficio del anonimato y la distancia, donde los jueces están por pantallas, los nuevos rostros del mundo digital?

Desde la semana pasada la tendencia en redes ha sido el caso de Nath Campos, una youtuber que denunció haber sido víctima de violación por parte de otro yotutuber nombrado Rix, en cuya ecuación están presentes la violencia sexual, la revictimización hacia ella, el alcohol como justificación y causa del delito y la defensa y encubrimiento por otros “influencers” que dan como resultado la cultura de la violación en México.

Nath, salió en un video a contar su historia (porque sí, denunciar es un lío, darte cuenta de que fuiste víctima de un abuso lleva tiempo y los procesos son más complejos que las explicaciones de “todólogos” expertos de los comentarios de Facebook). Inmediatamente, la gente la juzgo diciendo que “la violencia sexual se denuncia en el tribunal, no en las redes”, culpándola por estar borracha, por tener esas amistades, por ser youtuber, por ser mujer. Denunciar públicamente es un gran paso, pues implica vulnerar tu propia dignidad frente a la misoginia disfrazada de moral que abunda en nuestra sociedad.

Por otro lado, se hizo tendencia el #NathNosotrasTeCreemos porque somos miles las que hemos alzado la voz y se nos ha revictimizado y hecho menos, despedido de nuestros empleos, exiliado de grupos de amigos o acabado con proyectos donde el hombre siempre lleva las de ganar.

Las redes sociales sirven actualmente para mostrar la cruda y amarga verdad sobre lo que somos en conjunto y como millennials: una sociedad donde se enseña a las mujeres a cuidarse de lo que tomamos, comemos, nos ponemos o a dónde vamos con el riesgo de romper las reglas establecidas y ser violentadas. Por otro lado, si alzas la voz, te enfrentas a ser sumamente juzgada en cadena nacional por conductores de TV que son muestra de la sociedad conservadora más agria, que abre la boca porque no entienden que lo que dicen ni es “bueno ni bello ni justo”.

Las redes sociales, sobre todo en pandemia, se han convertido en el campo de batalla de la opinilogía. Pero, además, ha mostrado los antivalores de la sociedad como el narcisismo (yo sólo vengo a opinar y ver el mundo arder); el egoísmo (si todos lo hacen, yo también y voy a exhibir a otros porque #opinion); la misoginia (seguro Nath lo hace para atraer raiting o por ardida); la ignorancia (si fue una violación, por qué no denunció antes; es una campaña de odio contra los hombres) y otros tantos como la arrogancia, la injusticia, la deshonestidad, la intolerancia, la discriminación, etcétera.

Facebook, Twitter, Instagram, TikTok, son sólo muestra de la corrupción presente. Hoy fue el caso de Nath, mañana, las tendencias lo dirán. La empatía es la revolución del momento.

--

Lic. Paulina Lemus Hernández

Columnista de El Sol de TolucaMaestrante en Estudios Latinoamericanos

Activista social


¿Qué pasa cuando el alimento del ego y la doble moral disfrazada de opinión están al alcance de un clic? ¿Las redes sociales dejaron de ser la panacea de la libertad de expresión para convertirse en el tribunal donde la sociedad puede juzgar con el beneficio del anonimato y la distancia, donde los jueces están por pantallas, los nuevos rostros del mundo digital?

Desde la semana pasada la tendencia en redes ha sido el caso de Nath Campos, una youtuber que denunció haber sido víctima de violación por parte de otro yotutuber nombrado Rix, en cuya ecuación están presentes la violencia sexual, la revictimización hacia ella, el alcohol como justificación y causa del delito y la defensa y encubrimiento por otros “influencers” que dan como resultado la cultura de la violación en México.

Nath, salió en un video a contar su historia (porque sí, denunciar es un lío, darte cuenta de que fuiste víctima de un abuso lleva tiempo y los procesos son más complejos que las explicaciones de “todólogos” expertos de los comentarios de Facebook). Inmediatamente, la gente la juzgo diciendo que “la violencia sexual se denuncia en el tribunal, no en las redes”, culpándola por estar borracha, por tener esas amistades, por ser youtuber, por ser mujer. Denunciar públicamente es un gran paso, pues implica vulnerar tu propia dignidad frente a la misoginia disfrazada de moral que abunda en nuestra sociedad.

Por otro lado, se hizo tendencia el #NathNosotrasTeCreemos porque somos miles las que hemos alzado la voz y se nos ha revictimizado y hecho menos, despedido de nuestros empleos, exiliado de grupos de amigos o acabado con proyectos donde el hombre siempre lleva las de ganar.

Las redes sociales sirven actualmente para mostrar la cruda y amarga verdad sobre lo que somos en conjunto y como millennials: una sociedad donde se enseña a las mujeres a cuidarse de lo que tomamos, comemos, nos ponemos o a dónde vamos con el riesgo de romper las reglas establecidas y ser violentadas. Por otro lado, si alzas la voz, te enfrentas a ser sumamente juzgada en cadena nacional por conductores de TV que son muestra de la sociedad conservadora más agria, que abre la boca porque no entienden que lo que dicen ni es “bueno ni bello ni justo”.

Las redes sociales, sobre todo en pandemia, se han convertido en el campo de batalla de la opinilogía. Pero, además, ha mostrado los antivalores de la sociedad como el narcisismo (yo sólo vengo a opinar y ver el mundo arder); el egoísmo (si todos lo hacen, yo también y voy a exhibir a otros porque #opinion); la misoginia (seguro Nath lo hace para atraer raiting o por ardida); la ignorancia (si fue una violación, por qué no denunció antes; es una campaña de odio contra los hombres) y otros tantos como la arrogancia, la injusticia, la deshonestidad, la intolerancia, la discriminación, etcétera.

Facebook, Twitter, Instagram, TikTok, son sólo muestra de la corrupción presente. Hoy fue el caso de Nath, mañana, las tendencias lo dirán. La empatía es la revolución del momento.

--

Lic. Paulina Lemus Hernández

Columnista de El Sol de TolucaMaestrante en Estudios Latinoamericanos

Activista social

ÚLTIMASCOLUMNAS