/ sábado 21 de septiembre de 2019

Voz Millennial | ¿Dónde están las manos que levantaron México?

Una imagen de Facebook me recordó que hace dos años me encontraba en Tenancingo ayudando a levantar una casa y hacía voluntariado en la Cruz Roja de Tenancingo. La frase decía así: “Los sismos de 1985 y 2017 vinieron a sacar lo mejor de los ciudadanos y lo peor de los políticos...”. Debo agradecer a un gran amigo abogado por subir tal reflexión.

Ese terremoto, como bien lo dijeron, sacudió las conciencias de muchos, incluyendo la mía. Me di cuenta de que no solo ante un desastre natural México se encuentra vulnerable, lo peor que nos puede seguir pasando es la clase política y sus innumerables faltas éticas y laborales que se encargan de desgajar los cimientos de la población. Lo que nos sostiene es la Mexicanidad, la cultura, los brazos del otro. Seguimos siendo las manos que sostenemos al país.

Y es que, ¿se han preguntado en donde están esas manos que ayudaron a salvar vidas, levantar escombros y recolectar despensas para preparar comida en refugios en la mitad de nuestro país? Les tengo una gran noticia, muchas de ellas siguen ahí, trabajando desde la sociedad civil.

Muchos de ellos formaron Asociaciones Civiles como Fundaciones u organizaciones sin fines de lucro y siguen laborando todos los días para incidir en las agendas de gobierno o en los espacios públicos institucionales para cambiar el rumbo de nuestro futuro. Conozco personas que tienen asociaciones ambientales y ayudan a crear conciencia sobre el cambio climático cada contingencia ambiental o salen a las escuelas y oficinas a dar pláticas sobre estos temas a varios municipios. Otras asociaciones se dedican a llevar la cultura y las artes a varios rincones (donde se incluye la en la que laboro). Otras tantas han formado colectivos feministas para erradicar la violencia de género. Unas más están trabajando por los derechos políticos de la minorías como los indígenas y campesinos.

Es hermoso ver como para mi generación, una montón de estudiantes universitarios y de preparatoria, el sismo del 19 de septiembre fue un parteaguas para darnos cuenta de que podíamos hacer y ser más sin la ayuda de las instituciones oficiales, llámense gobiernos de todos los niveles o empresas.

Actualmente veo mucha crítica y separación en la sociedad. El discurso oficial ha creado enemigos y separado el tejido social que nos unió como ciudadanos, cuando no nos importaron las preferencias políticas o el dinero en los bancos. Es tiempo de empezar a romper con ese paradigma populista que separa entre fifís y “el pueblo bueno”. Los verdaderos enemigos están en las cúpulas de poder, no son nuestros vecinos.

Sigamos trabajando por sostener este país, que muchas son las necesidades y poco el alcance de la administración pública. Si pudimos contra la corrupción y la ineficiencia, podemos ahora. “Mex I Can”

p.lemush19@gmail.com

Una imagen de Facebook me recordó que hace dos años me encontraba en Tenancingo ayudando a levantar una casa y hacía voluntariado en la Cruz Roja de Tenancingo. La frase decía así: “Los sismos de 1985 y 2017 vinieron a sacar lo mejor de los ciudadanos y lo peor de los políticos...”. Debo agradecer a un gran amigo abogado por subir tal reflexión.

Ese terremoto, como bien lo dijeron, sacudió las conciencias de muchos, incluyendo la mía. Me di cuenta de que no solo ante un desastre natural México se encuentra vulnerable, lo peor que nos puede seguir pasando es la clase política y sus innumerables faltas éticas y laborales que se encargan de desgajar los cimientos de la población. Lo que nos sostiene es la Mexicanidad, la cultura, los brazos del otro. Seguimos siendo las manos que sostenemos al país.

Y es que, ¿se han preguntado en donde están esas manos que ayudaron a salvar vidas, levantar escombros y recolectar despensas para preparar comida en refugios en la mitad de nuestro país? Les tengo una gran noticia, muchas de ellas siguen ahí, trabajando desde la sociedad civil.

Muchos de ellos formaron Asociaciones Civiles como Fundaciones u organizaciones sin fines de lucro y siguen laborando todos los días para incidir en las agendas de gobierno o en los espacios públicos institucionales para cambiar el rumbo de nuestro futuro. Conozco personas que tienen asociaciones ambientales y ayudan a crear conciencia sobre el cambio climático cada contingencia ambiental o salen a las escuelas y oficinas a dar pláticas sobre estos temas a varios municipios. Otras asociaciones se dedican a llevar la cultura y las artes a varios rincones (donde se incluye la en la que laboro). Otras tantas han formado colectivos feministas para erradicar la violencia de género. Unas más están trabajando por los derechos políticos de la minorías como los indígenas y campesinos.

Es hermoso ver como para mi generación, una montón de estudiantes universitarios y de preparatoria, el sismo del 19 de septiembre fue un parteaguas para darnos cuenta de que podíamos hacer y ser más sin la ayuda de las instituciones oficiales, llámense gobiernos de todos los niveles o empresas.

Actualmente veo mucha crítica y separación en la sociedad. El discurso oficial ha creado enemigos y separado el tejido social que nos unió como ciudadanos, cuando no nos importaron las preferencias políticas o el dinero en los bancos. Es tiempo de empezar a romper con ese paradigma populista que separa entre fifís y “el pueblo bueno”. Los verdaderos enemigos están en las cúpulas de poder, no son nuestros vecinos.

Sigamos trabajando por sostener este país, que muchas son las necesidades y poco el alcance de la administración pública. Si pudimos contra la corrupción y la ineficiencia, podemos ahora. “Mex I Can”

p.lemush19@gmail.com

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