/ sábado 24 de agosto de 2019

Voz Millennial | Las Mujeres y la selva

Se nos acabó el tiempo para hacer los cambios importantes por la buena, sólo queda rescatar lo que se pueda para seguir existiendo. Este es el mensaje que nos dejan los incendios de la Selva Amazonas, el llamado “pulmón del planeta”, pero que también es el hogar de más de 6 mil especies endémicas y de decenas de pueblos originarios. Se nos acabó el tiempo y países como Francia o Irlanda empiezan a amenazar al populista de extrema derecha, el presidente y evangelista de Brasil, Jair Bolsonaro, el máximo peligro de Sudamérica.

El que se queme la selva más grande, el hogar de la anaconda, del jaguar y el delfín rosado, no sólo debe de preocuparnos y asquearnos de los gobiernos que se preocupan más por las inversiones y crear fábricas o empresas en lugares que deben ser santuarios sagrados (como Piñera de Chile, Duque de Colombia o el propio mexicano), sino que debe empezar a crear una generación que exija políticas ambientalistas verdaderas y un cambio en el modelo económico que de fin al neoliberalismo y al capitalismo.

Lo esperanzador de esta situación son los grupos como “Las Margaritas”, aquellas luchadoras indígenas de Brasil que han abandonado sus aldeas para irse a la ciudad a usar sus derechos como ciudadanas de una nación que se pretende democrática. Han gritado, han exigido, han propuesto que el gobierno de Bolsonaro deje las políticas que arrasen con la selva, como muestra un documento filtrado en el que pretende destruir el equilibrio de esta región natural.

A “Las Margaritas” se le suman colectivos ambientalistas y, por supuesto, los feministas. Es histórico que en México haya habido manifestaciones masivas de descontento frente a la violencia contra la mujer, la cual no solo va en aumento, sino que se vuelve más cruenta. Las mujeres no vamos a soportar más humillaciones, más asesinatos, más violaciones; ni “calladitas”, ni “bonitas”, simplemente empoderadas, dinámicas, rompiendo el pensamiento machista, unidas a los hombres como una fraternidad de nuevas mentalidades.

El odio no vino de quienes rompieron vidrios o rayaron monumentos, el odio se desborda de redes sociales y su “ustedes se lo buscan por vestir así/andar de noche/provocarnos/ser mujer”; de sus pintas en los baños de la UNAM con la campaña “viola a una feminazi”; de su “a ellas les harían el favor de violarlas por gordas”. Ya no aguantaremos más. Si necesitamos incendiar las sedes de los entes de gobierno con tal de preservar la vida y lograr justicia, ahí estaremos apoyando.

El mensaje es más que claro, la urgencia es el cuidado del planeta y la justicia para las mujeres, es decir, un cambio de mentalidad: como dice el gran movimiento decolonial de América Latina llamado Ecofeminismo, aquí debemos de romper con el capitalismo machista y devorador, con aquel que destroza la naturaleza y las almas; que arrasa con la vida, que violenta, que destruye.

p.lemush19@gmail.com

Se nos acabó el tiempo para hacer los cambios importantes por la buena, sólo queda rescatar lo que se pueda para seguir existiendo. Este es el mensaje que nos dejan los incendios de la Selva Amazonas, el llamado “pulmón del planeta”, pero que también es el hogar de más de 6 mil especies endémicas y de decenas de pueblos originarios. Se nos acabó el tiempo y países como Francia o Irlanda empiezan a amenazar al populista de extrema derecha, el presidente y evangelista de Brasil, Jair Bolsonaro, el máximo peligro de Sudamérica.

El que se queme la selva más grande, el hogar de la anaconda, del jaguar y el delfín rosado, no sólo debe de preocuparnos y asquearnos de los gobiernos que se preocupan más por las inversiones y crear fábricas o empresas en lugares que deben ser santuarios sagrados (como Piñera de Chile, Duque de Colombia o el propio mexicano), sino que debe empezar a crear una generación que exija políticas ambientalistas verdaderas y un cambio en el modelo económico que de fin al neoliberalismo y al capitalismo.

Lo esperanzador de esta situación son los grupos como “Las Margaritas”, aquellas luchadoras indígenas de Brasil que han abandonado sus aldeas para irse a la ciudad a usar sus derechos como ciudadanas de una nación que se pretende democrática. Han gritado, han exigido, han propuesto que el gobierno de Bolsonaro deje las políticas que arrasen con la selva, como muestra un documento filtrado en el que pretende destruir el equilibrio de esta región natural.

A “Las Margaritas” se le suman colectivos ambientalistas y, por supuesto, los feministas. Es histórico que en México haya habido manifestaciones masivas de descontento frente a la violencia contra la mujer, la cual no solo va en aumento, sino que se vuelve más cruenta. Las mujeres no vamos a soportar más humillaciones, más asesinatos, más violaciones; ni “calladitas”, ni “bonitas”, simplemente empoderadas, dinámicas, rompiendo el pensamiento machista, unidas a los hombres como una fraternidad de nuevas mentalidades.

El odio no vino de quienes rompieron vidrios o rayaron monumentos, el odio se desborda de redes sociales y su “ustedes se lo buscan por vestir así/andar de noche/provocarnos/ser mujer”; de sus pintas en los baños de la UNAM con la campaña “viola a una feminazi”; de su “a ellas les harían el favor de violarlas por gordas”. Ya no aguantaremos más. Si necesitamos incendiar las sedes de los entes de gobierno con tal de preservar la vida y lograr justicia, ahí estaremos apoyando.

El mensaje es más que claro, la urgencia es el cuidado del planeta y la justicia para las mujeres, es decir, un cambio de mentalidad: como dice el gran movimiento decolonial de América Latina llamado Ecofeminismo, aquí debemos de romper con el capitalismo machista y devorador, con aquel que destroza la naturaleza y las almas; que arrasa con la vida, que violenta, que destruye.

p.lemush19@gmail.com

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