/ jueves 15 de abril de 2021

Voz Millennial | Romper el silencio

El fin de semana se volvió tendencia el hashtag #YoTeCreoFrida, en respuesta a las terribles declaraciones que dio Frida Sofía, hija de Alejandra Guzmán y nieta del cantante Enrique Guzmán y Silvia Pinal, sobre el abuso sexual, físico y psicológico que sufrió ella cuando era niña así como su madre y abuela a manos de su abuelo. Como pasa regularmente, ella fue tachada de loca, de “tener problemas mentales” tras la acusación. Su respuesta fue brutal: “conmigo se rompe la cadena del silencio”.


Como Frida, muchas mujeres, aun siendo privilegiadas, hemos sido tachadas de mentirosas, locas y se nos ha tratado de silenciar cuando hemos alzado la voz para contar nuestras experiencias y traumas en torno a la violencia y el abuso sufrido, regularmente, por hombres “de buena reputación” o con poder. Esto no es una coincidencia, es una táctica centenaria para desprestigiar y restar valor a nuestro testimonio, desde que estaba, por ejemplo, el término de histeria.

Frida Sofía, como buena millennial, uso una entrevista pero también las redes sociales para exponer no sólo que Enrique Guzmán la tocaba, sino que se confrontó a su madre a través de las redes sociales, en las que pudo exponer vivencias del horror que muchas hemos padecido: un padre que golpea y hasta tira los dientes, un marido que golpea y viola a la mujer por considerarla “de su propiedad”, un abuelo que confunde a la niña entre el amor y el abuso sexual.
Muchas mujeres salimos en su defensa porque lo hemos padecido o simplemente porque sentimos empatía por las otras: no importa que haya sido hace mucho tiempo, que hayas callado por años, que incluso guardes afecto a tu agresor, lo importante es romper con el ciclo de la violencia y la carga familiar de la protección a la violencia.


Las millennial, como Frida Sofía, somos una generación que ha roto el silencio. Calladitas jamás nos vamos a ver más bonitas. Gritamos, escribimos en nuestras redes sociales, lo platicamos entre nosotras y así, empezamos a curar heridas que vienen desde generaciones atrás, porque la libertad verdadera empieza cuando soltamos lastres y rompemos con prácticas que otras mujeres repitieron porque era lo que estaba cultural y socialmente permitido.


¿Cómo una mujer hermosa y poderosa como Silvia Pinal permitió ser violentada? ¿Cómo una rebelde “rockera” como “la Guzmán” calla ante la injusticia? Porque así actúa el sistema patriarcal y la violencia simbólica. Porque no importa que tan empoderada estés como mujer, siempre habrá un hombre que ejerza más poder que tú. Frida Sofía puede hablar porque es hija de un empresario y tiene cierta tendencia “influencer”. ¿Podemos imaginar dónde están paradas las mujeres subalternas, las pobres, las obreras, las campesinas, las clasemedieras pertenecientes a familias conservadoras? Desde hoy, seamos la generación que rompa el silencio.


--

Lic. Paulina Lemus Hernández

Columnista de El Sol de TolucaMaestrante en Estudios Latinoamericanos

Activista social

El fin de semana se volvió tendencia el hashtag #YoTeCreoFrida, en respuesta a las terribles declaraciones que dio Frida Sofía, hija de Alejandra Guzmán y nieta del cantante Enrique Guzmán y Silvia Pinal, sobre el abuso sexual, físico y psicológico que sufrió ella cuando era niña así como su madre y abuela a manos de su abuelo. Como pasa regularmente, ella fue tachada de loca, de “tener problemas mentales” tras la acusación. Su respuesta fue brutal: “conmigo se rompe la cadena del silencio”.


Como Frida, muchas mujeres, aun siendo privilegiadas, hemos sido tachadas de mentirosas, locas y se nos ha tratado de silenciar cuando hemos alzado la voz para contar nuestras experiencias y traumas en torno a la violencia y el abuso sufrido, regularmente, por hombres “de buena reputación” o con poder. Esto no es una coincidencia, es una táctica centenaria para desprestigiar y restar valor a nuestro testimonio, desde que estaba, por ejemplo, el término de histeria.

Frida Sofía, como buena millennial, uso una entrevista pero también las redes sociales para exponer no sólo que Enrique Guzmán la tocaba, sino que se confrontó a su madre a través de las redes sociales, en las que pudo exponer vivencias del horror que muchas hemos padecido: un padre que golpea y hasta tira los dientes, un marido que golpea y viola a la mujer por considerarla “de su propiedad”, un abuelo que confunde a la niña entre el amor y el abuso sexual.
Muchas mujeres salimos en su defensa porque lo hemos padecido o simplemente porque sentimos empatía por las otras: no importa que haya sido hace mucho tiempo, que hayas callado por años, que incluso guardes afecto a tu agresor, lo importante es romper con el ciclo de la violencia y la carga familiar de la protección a la violencia.


Las millennial, como Frida Sofía, somos una generación que ha roto el silencio. Calladitas jamás nos vamos a ver más bonitas. Gritamos, escribimos en nuestras redes sociales, lo platicamos entre nosotras y así, empezamos a curar heridas que vienen desde generaciones atrás, porque la libertad verdadera empieza cuando soltamos lastres y rompemos con prácticas que otras mujeres repitieron porque era lo que estaba cultural y socialmente permitido.


¿Cómo una mujer hermosa y poderosa como Silvia Pinal permitió ser violentada? ¿Cómo una rebelde “rockera” como “la Guzmán” calla ante la injusticia? Porque así actúa el sistema patriarcal y la violencia simbólica. Porque no importa que tan empoderada estés como mujer, siempre habrá un hombre que ejerza más poder que tú. Frida Sofía puede hablar porque es hija de un empresario y tiene cierta tendencia “influencer”. ¿Podemos imaginar dónde están paradas las mujeres subalternas, las pobres, las obreras, las campesinas, las clasemedieras pertenecientes a familias conservadoras? Desde hoy, seamos la generación que rompa el silencio.


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Lic. Paulina Lemus Hernández

Columnista de El Sol de TolucaMaestrante en Estudios Latinoamericanos

Activista social

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