/ miércoles 2 de junio de 2021

Yolanda Senties | La voz del voto

El ciudadano al cumplir con la responsabilidad civil de ir a depositar su voto en las urnas el día destinado por el proceso electoral, que en esta ocasión es el día domingo 6 de junio, en la boleta electoral no solo manifiesta porque partido y/o candidato vota, sino que también expresa su voluntad y aspiración por vivir mejor.

Por ello cada voto es la expresión de la voz del ciudadano. En las campañas políticas los candidatos escucharon voces diversas, la mayoría expresadas con valor, otras con coraje, otras con suplica, otras con esperanza, con temor, con miedo de equivocarse, de ser sujeto de crítica, otras mas solo por protagonismo, por aparecer socialmente como guías o líderes, otras con propuestas viables, unas más repitiendo lo dicho en cada elección para ver si en este si les hacían caso.

Todas esas voces, a veces solo se escribían en una hoja, o en cuaderno que traía algún ayudante del candidato, otras ya estaban escritas en cartas, o papeles que, con mucho detenimiento, pensando palabra por palabra el ciudadano le entregaba al candidato, y que iba a parar a las manos de algún ayudante con quien sabe qué fin.

Todas esas voces existen y reviven el día de la elección frente a la boleta con el plumón que marca la decisión. Voces que gritan y quieren: Que ya no aumente la pobreza, que en cada casa se tenga para comer, y lo necesario para vivir.

Voces que exigen seguridad, en su persona, para su familia, seguridad en lo que con trabajo ha conseguido para poner un negocio, y vivir en paz, sin miedo, sin sobresaltos, sin violencia.

Voces que gritan y piden trabajo, porque sufren la angustia de la depresión por no hacer nada. Voces que necesitan oportunidades de estudio con la garantía de trabajo.

Voces que desesperadas no encuentran la forma de ayudar a sus seres queridos porque no hay medicinas, e impotentes solo ven como se apaga la vida del ser amado.

Voces que claman ayuda para ellas y sus hijos pequeños, porque ellas mientras trabajan (si es que tienen la suerte), sus hijos se quedan solos, (a veces amarrados) porque les quitaron las guarderías.

Voces que sin esperanza sufren el crecimiento del mal canceroso, solas esperando el final, porque ya no hay espacio, ni tratamiento ni medicina, porque esas enfermedades catastróficas ya no están en el presupuesto.

Muchas de esas voces están reprimidas y con resentimiento crean culpas ajenas, las callan mentiras, promesas, desinformaciones, dadivas pasajeras, circunstanciales, que con luces de colores aparentan que el pueblo esta de fiesta y caen en la trampa, aunque al otro día no tengan que comer, ni medicinas, ni trabajo y la fiesta ahora siga en los velorios.

Esas voces tienen que estar bien informadas, oportunamente informadas antes de votar a ciegas, porque el destino de cada mexicano esta en juego. En el peor de todos, en el del retroceso a los peores tiempos de la humanidad.

El día de la elección no solo hay que contar el numero de boletas, sino que también escuchar las voces que tienen cada voto, para no festejar triunfos pasajeros sin compromisos concretos y responsabilidad de dar respuestas a cada voz que con voluntad se entrega en cada voto.


El ciudadano al cumplir con la responsabilidad civil de ir a depositar su voto en las urnas el día destinado por el proceso electoral, que en esta ocasión es el día domingo 6 de junio, en la boleta electoral no solo manifiesta porque partido y/o candidato vota, sino que también expresa su voluntad y aspiración por vivir mejor.

Por ello cada voto es la expresión de la voz del ciudadano. En las campañas políticas los candidatos escucharon voces diversas, la mayoría expresadas con valor, otras con coraje, otras con suplica, otras con esperanza, con temor, con miedo de equivocarse, de ser sujeto de crítica, otras mas solo por protagonismo, por aparecer socialmente como guías o líderes, otras con propuestas viables, unas más repitiendo lo dicho en cada elección para ver si en este si les hacían caso.

Todas esas voces, a veces solo se escribían en una hoja, o en cuaderno que traía algún ayudante del candidato, otras ya estaban escritas en cartas, o papeles que, con mucho detenimiento, pensando palabra por palabra el ciudadano le entregaba al candidato, y que iba a parar a las manos de algún ayudante con quien sabe qué fin.

Todas esas voces existen y reviven el día de la elección frente a la boleta con el plumón que marca la decisión. Voces que gritan y quieren: Que ya no aumente la pobreza, que en cada casa se tenga para comer, y lo necesario para vivir.

Voces que exigen seguridad, en su persona, para su familia, seguridad en lo que con trabajo ha conseguido para poner un negocio, y vivir en paz, sin miedo, sin sobresaltos, sin violencia.

Voces que gritan y piden trabajo, porque sufren la angustia de la depresión por no hacer nada. Voces que necesitan oportunidades de estudio con la garantía de trabajo.

Voces que desesperadas no encuentran la forma de ayudar a sus seres queridos porque no hay medicinas, e impotentes solo ven como se apaga la vida del ser amado.

Voces que claman ayuda para ellas y sus hijos pequeños, porque ellas mientras trabajan (si es que tienen la suerte), sus hijos se quedan solos, (a veces amarrados) porque les quitaron las guarderías.

Voces que sin esperanza sufren el crecimiento del mal canceroso, solas esperando el final, porque ya no hay espacio, ni tratamiento ni medicina, porque esas enfermedades catastróficas ya no están en el presupuesto.

Muchas de esas voces están reprimidas y con resentimiento crean culpas ajenas, las callan mentiras, promesas, desinformaciones, dadivas pasajeras, circunstanciales, que con luces de colores aparentan que el pueblo esta de fiesta y caen en la trampa, aunque al otro día no tengan que comer, ni medicinas, ni trabajo y la fiesta ahora siga en los velorios.

Esas voces tienen que estar bien informadas, oportunamente informadas antes de votar a ciegas, porque el destino de cada mexicano esta en juego. En el peor de todos, en el del retroceso a los peores tiempos de la humanidad.

El día de la elección no solo hay que contar el numero de boletas, sino que también escuchar las voces que tienen cada voto, para no festejar triunfos pasajeros sin compromisos concretos y responsabilidad de dar respuestas a cada voz que con voluntad se entrega en cada voto.