El origami o papiroflexia es el arte de crear figuras de papel realizando dobleces sin utilizar tijeras ni pegamento, como ejemplos más evidentes son el avión y barco, no obstante su práctica tiene muchas propiedades terapéuticas.
Japón fue el encargado de propagar esta actividad y alrededor del siglo XII los árabes la llevaron a Europa y de ahí al resto del mundo, aunque sus inicios pueden remontarse a los orígenes del papel en el año 100 de nuestra era.
Desde un punto de vista terapéutico la papiroflexia ayuda a aliviar la tensión y el estrés en todas las edades, dado que es una actividad tranquila y relajante, según los expertos. Asimismo, favorece el trabajo de la memoria y la psicomotricidad de las manos.
Por ejemplo en las personas mayores genera un buen entrenamiento para la memoria y la estimulación cognitiva, además de una mejor precisión manual, señala el artículo: Origami o papiroflexia, mucho más que hacer figuras con papel, publicado en el portal 65ymás.com.
Mientras que el Instituto Kumon detalla en su portal las cualidades de esta práctica en los niños, como es incentivar la imaginación, desarrollar la destreza manual y la coordinación de las manos con los ojos, así como desarrollar la paciencia y constancia.
También desarrolla la concentración visual y mental, refuerza la autoestima y sirve como relajante, por lo que es una buena alternativa para complementar sus estudios al tener relación con la geometría y las matemáticas.
Además de su uso terapéutico, también tiene aplicaciones como en los satélites en el diseño de los paneles solares, así como simulaciones por computadora del funcionamiento de las bolsas de aire de los autos, pues éstas se necesitan estén plegadas en un espacio pequeño.
