/ miércoles 17 de noviembre de 2021

Ex-Libris: Antiquaria, un homenaje a los lectores de Toluca

Una historia fílmica donde los libros son el enlace para la reconexión entre las personas después de la pandemia

La pandemia del Covid-19 orilló a muchas personas a la soledad, meditación, reflexión, pero los libros fueron una alternativa para la salvación al dar la posibilidad de conexión con otros tiempos, lugares, seres humanos, y cuando la gente se volvió a reencontrar se celebró que hubo más historias que contar.

Pero no solo son los libros, también los lugares, sobre todo librerías de rebusque donde se pueden encontrar obras que han pasado por muchos lectores que encontraron refugio en tiempos de pandemia, uno de esos sitios fue la librería Antiquaria en Toluca, punto de reencuentro que representó la evidencia de que todavía hay gente afuera.

Sin embargo la librería ya cerró, únicamente quedará en la memoria de muchas personas que tuvieron la oportunidad de encontrar un libro para descubrirse a sí mismos, aprender cosas nuevas o viajar en el tiempo con cuentos y novelas, pero esa memoria se reforzará gracias al cortometraje Ex-Libris: Antiquaria, que dirigió Leonardo Cassiel Hernández Valdespino, filme que fue considerado en el Festival Internacional de Cine de Chihuahua.

Leonardo se acercó a la librería cuando estudiaba la preparatoria (Prepa 1 UAEM), con la llegada de la pandemia estuvo mucho tiempo encerrado, pero al enterarse del cierre fue algo que le afectó en lo emocional por las veces que había ido y los libros adquiridos.

“Aunado a que Alejandro Romero, el dueño de la librería, una persona muy culta y de gran corazón, fueron suficientes razones para acompañar en el cierre, existían varias cosas conectadas con ese lugar y para mí fue una manera de volver a ver gente”, indicó.

Agregó que el cortometraje también es personal por eso, porque después del encierro fue la primera vez que estuvo entrevistando personas que no conocía, ya que en trabajos anteriores había contemplado a familiares o amigos.

¿Cuál ha sido el libro que ha cambiado su vida?, fue la pregunta que se hizo a los visitantes (50 aproximadamente) en la librería, “recuerdo que entrevisté a una chica que me empieza a contar la historia de un libro que la acompañó cuando su hermana fallece, y cómo tiene que aprender a dejarlo ir, después lo consiguió nuevamente pero ya no fue lo mismo, era único, fue refrescante el poder a tener nuevamente esa honestidad sincera entre dos desconocidos”.

La entrevista respondió varias preguntas; como el hecho de que a los libros usados cada quien los trata de manera diferente y le carga ciertos valores, por eso son importantes las librerías de usados, es como compartir la historia con alguien.

En estas obras se suelen encontrar muchas cosas personales, sobre todo notas, de las cuales podrían haber salido conversaciones. Al momento de estar leyendo y anotar algo de lo leído tiene un significado muy íntimo, es una manera de conocer a alguien, eso fue parte del objetivo del cortometraje.

Aunque lamentó que la librería ya no está físicamente, es un recordatorio de que proyectos así son posibles, gente interesada en diferentes temas la hay, sólo falta el que coincidir en el tiempo y lugar.

“Muchas personas que visitaban la librería eran solitarias, pero al mismo tiempo muy abiertas, como la chica que describe el duelo de su hermana, otra persona durante una etapa difícil de su vida se aferró mucho a textos de Hermann Hesse, así que el ir y dejar esos libros para que otra persona los tome es como una conexión con alguien que no conoces”.

Consideró que es un ejercicio por el que tenemos que pasar ahora que estamos saliendo de la pandemia gracias a las vacunas, buscar espacios que nos permitan reconectarnos con quien éramos y con quien somos ahora.

“En general fue una experiencia muy bonita al poder acompañar a esta parte de Toluca que me gustaba y desear que espacios así regresen, que las personas se interesen, dicen que la gente de acá es fría y amargada pero siempre he recibido pruebas de lo contrario y al grabar el cortometraje se reafirmó”.

¿Los libros también mueren?

En el momento que ya estaban cerrando la librería se descartaron libros y revistas que ya no iban a ser vendibles por tratar temas muy específicos, por lo que se echaron al carrito del pepenador para el reciclaje.

“Fue muy fuerte porque implica el reconocer que la gente que le podría interesar no estuvo ahí, nunca llegó, pero es un deseo de que no se tiren los libros, que mejor encuentren a las personas que los aprovecharían, hubo una desconexión por ignorar que existían, es como si el libro muriera, toda la gente que estuvo detrás, tiene una vida que contar y de pronto termina”.

Pese a que muchos libros no encontraron a más lectores, Leonardo Cassiel, señaló que el cortometraje es también un homenaje a Alejandro, porque su vida y la relación con las obras escritas es muy interesante, y a su vez un llamado a la gente para que se reconecte, porque la pandemia nos ha cambiado bastante.

El reconocimiento

El ser considerado en el Festival Internacional de Cine de Chihuahua también fue una sorpresa, ya que el trabajo lo ingresó por petición de un maestro, al ser seleccionado fue muy gratificante.

“Si tuvo eco con gente aquí y en Chihuahua es muy bueno, ojalá tenga un mayor alcance para que la gente vuelva a la lectura, a buscar, preguntar, volver a vivir”.

Ex-Libris: Antiquaria fue una producción de Artenema, donde participaron también Antonio Rodríguez (edición), Leopoldo Serrano (director de fotografía), Taryn de Luna y Antonio Rodríguez (asistentes de fotografía).

La pandemia del Covid-19 orilló a muchas personas a la soledad, meditación, reflexión, pero los libros fueron una alternativa para la salvación al dar la posibilidad de conexión con otros tiempos, lugares, seres humanos, y cuando la gente se volvió a reencontrar se celebró que hubo más historias que contar.

Pero no solo son los libros, también los lugares, sobre todo librerías de rebusque donde se pueden encontrar obras que han pasado por muchos lectores que encontraron refugio en tiempos de pandemia, uno de esos sitios fue la librería Antiquaria en Toluca, punto de reencuentro que representó la evidencia de que todavía hay gente afuera.

Sin embargo la librería ya cerró, únicamente quedará en la memoria de muchas personas que tuvieron la oportunidad de encontrar un libro para descubrirse a sí mismos, aprender cosas nuevas o viajar en el tiempo con cuentos y novelas, pero esa memoria se reforzará gracias al cortometraje Ex-Libris: Antiquaria, que dirigió Leonardo Cassiel Hernández Valdespino, filme que fue considerado en el Festival Internacional de Cine de Chihuahua.

Leonardo se acercó a la librería cuando estudiaba la preparatoria (Prepa 1 UAEM), con la llegada de la pandemia estuvo mucho tiempo encerrado, pero al enterarse del cierre fue algo que le afectó en lo emocional por las veces que había ido y los libros adquiridos.

“Aunado a que Alejandro Romero, el dueño de la librería, una persona muy culta y de gran corazón, fueron suficientes razones para acompañar en el cierre, existían varias cosas conectadas con ese lugar y para mí fue una manera de volver a ver gente”, indicó.

Agregó que el cortometraje también es personal por eso, porque después del encierro fue la primera vez que estuvo entrevistando personas que no conocía, ya que en trabajos anteriores había contemplado a familiares o amigos.

¿Cuál ha sido el libro que ha cambiado su vida?, fue la pregunta que se hizo a los visitantes (50 aproximadamente) en la librería, “recuerdo que entrevisté a una chica que me empieza a contar la historia de un libro que la acompañó cuando su hermana fallece, y cómo tiene que aprender a dejarlo ir, después lo consiguió nuevamente pero ya no fue lo mismo, era único, fue refrescante el poder a tener nuevamente esa honestidad sincera entre dos desconocidos”.

La entrevista respondió varias preguntas; como el hecho de que a los libros usados cada quien los trata de manera diferente y le carga ciertos valores, por eso son importantes las librerías de usados, es como compartir la historia con alguien.

En estas obras se suelen encontrar muchas cosas personales, sobre todo notas, de las cuales podrían haber salido conversaciones. Al momento de estar leyendo y anotar algo de lo leído tiene un significado muy íntimo, es una manera de conocer a alguien, eso fue parte del objetivo del cortometraje.

Aunque lamentó que la librería ya no está físicamente, es un recordatorio de que proyectos así son posibles, gente interesada en diferentes temas la hay, sólo falta el que coincidir en el tiempo y lugar.

“Muchas personas que visitaban la librería eran solitarias, pero al mismo tiempo muy abiertas, como la chica que describe el duelo de su hermana, otra persona durante una etapa difícil de su vida se aferró mucho a textos de Hermann Hesse, así que el ir y dejar esos libros para que otra persona los tome es como una conexión con alguien que no conoces”.

Consideró que es un ejercicio por el que tenemos que pasar ahora que estamos saliendo de la pandemia gracias a las vacunas, buscar espacios que nos permitan reconectarnos con quien éramos y con quien somos ahora.

“En general fue una experiencia muy bonita al poder acompañar a esta parte de Toluca que me gustaba y desear que espacios así regresen, que las personas se interesen, dicen que la gente de acá es fría y amargada pero siempre he recibido pruebas de lo contrario y al grabar el cortometraje se reafirmó”.

¿Los libros también mueren?

En el momento que ya estaban cerrando la librería se descartaron libros y revistas que ya no iban a ser vendibles por tratar temas muy específicos, por lo que se echaron al carrito del pepenador para el reciclaje.

“Fue muy fuerte porque implica el reconocer que la gente que le podría interesar no estuvo ahí, nunca llegó, pero es un deseo de que no se tiren los libros, que mejor encuentren a las personas que los aprovecharían, hubo una desconexión por ignorar que existían, es como si el libro muriera, toda la gente que estuvo detrás, tiene una vida que contar y de pronto termina”.

Pese a que muchos libros no encontraron a más lectores, Leonardo Cassiel, señaló que el cortometraje es también un homenaje a Alejandro, porque su vida y la relación con las obras escritas es muy interesante, y a su vez un llamado a la gente para que se reconecte, porque la pandemia nos ha cambiado bastante.

El reconocimiento

El ser considerado en el Festival Internacional de Cine de Chihuahua también fue una sorpresa, ya que el trabajo lo ingresó por petición de un maestro, al ser seleccionado fue muy gratificante.

“Si tuvo eco con gente aquí y en Chihuahua es muy bueno, ojalá tenga un mayor alcance para que la gente vuelva a la lectura, a buscar, preguntar, volver a vivir”.

Ex-Libris: Antiquaria fue una producción de Artenema, donde participaron también Antonio Rodríguez (edición), Leopoldo Serrano (director de fotografía), Taryn de Luna y Antonio Rodríguez (asistentes de fotografía).

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