Valle de Bravo cuenta con un legado cultural fundado en algunas prácticas de la religión católica.
Una de la más emblemática es la fiesta del patrono del municipio, San Francisco de Asís, el cual es conmemorado el 4 de octubre.
Antes de llegar al día franciscano, durante la novena que se realiza para preparar espiritualmente a los feligreses, los vallesanos tienen la tradición de colocar faroles de papel en sus casas, con el fin de celebrar al santo patrono del municipio.
Esta tradición ha tenido cambios por el crecimiento poblacional que ha sufrido Valle de Bravo en los últimos años, pues los nuevos vallesanos no rescatan estas prácticas culturales del lugar.
Lorenzo Filomeno Aguilar Hernández es de los pocos vallesanos que decidió rescatar esta tradición haciendo año tras años los faroles de papel. "La razón es seguir la tradición vallesana que se homenajea al patrón" comentó.
Desde hace 35 años, durante el mes de septiembre, se prepara con material para elaborar los faroles, los cuales se hacen a partir de tiras de madera para hacer los aros, una base de madera con una ficha y clavos para colocar la vela, papel china y una alambre para cargarlos.
"Ha sido mi tradición también, tradición artesanal de seguir este trabajito que no es mucha ganancia, pero para mi es como diversión" reconoció don Lorenzo.
Estos faroles se colocan a partir de la noche del 25 de septiembre hasta llegar al 4 de octubre en las fachadas de las casas, las cuales los lucen colgados bajo los techos de teja roja típicos en la región.
"La persona lo está poniendo con esa fe, con esa creencia, que yo tengo que homenajear o felicitar de esa manera a San Francisco de Asís, porque el fue él toca puertas" explicó sobre la tradición el entrevistado.
Comentó, que a pesar de no ser carpintero de oficio, él fue de los primeros que comenzó a realizar faroles de dos tamaños: los "grandes" de 47 centímetros de ancho por 20 de alto, y los "chicos" de 37 de ancho por 14 alto, con la única finalidad de que los niños repitieran lo que veían de sus padres.
"Cuando se tiene fe y se hace con fe, San Francisco, él es como un espíritu que va a llegar a las partes ocultas y a las partes visibles, así haya un farol en un callejón que no tiene vista de gente pero va a llegar", dijo Don Lorenzo.
Junto con los faroles, la tradición vallesana dice que se debe de colocar una cruz de pericón, una flor que solo se da en esta época del año, la cual debe de ser colocada en la puerta que da a la calle de los hogares durante la novena.
Esta tradición católica es de las pocas que se niegan a olvidar los vallesanos originarios, pues relatan que en aquellos años cuando Valle de Bravo no tenía la presa, el pueblo entero iluminaba las noches de esta fiesta patronal con los faroles.
"Desde que Dios me dio licencia, y le pido a San Francisco que me siga dando licencia de hacerlo aunque sea para para vender, pero no dejar que se pierda la tradición", pidió Don Lorenzo con fe.