/ sábado 8 de febrero de 2020

"Farolito de Papel", una tradición que prevalece en Zumpango

Desde hace aproximadamente 20 años trabajaron con su maestro que vino desde el estado de Jalisco


El taller de la familia Chávez en Zumpango preserva la tradición de la fabricación de los farolitos de papel que, hasta hace algunas décadas, revestían las festividades de los pueblos de antaño.

Para los hermanos Cruz y Ricardo Chávez, su orgullo es que los multicolores farolitos salidos de su taller ubicado en el Barrio de San Marcos den vida a las tradicionales fiestas de los barrios y pueblos. “Lo que me gusta de mi trabajo es que a lo mejor nosotros no hemos pasado a ningún lado, pero nuestros faroles han recorrido varios lugares, muchas partes”, dijo orgullosamente, Cruz.

Asimismo los artesanos relataron que hace aproximadamente 20 años trabajaron con su maestro que vino desde el estado de Jalisco quien, después enseñarles el oficio, les dejó el taller así como sus clientes con la única condición de preservar la tradición.

En promedio, a la semana, el taller de los hermanos Chávez realiza mil faroles e incluso refirieron que cuando no es temporada navideña se pueden ocupar hasta un mes pintado los diseños pues el trabajo más intenso inicia durante el mes de septiembre.

Dentro del humilde taller se pueden observar las mesas hechas a medida de los pliegos de papel bond los cuales ya se encuentran listos para ser pitados a mano con tintas de varios colores y brochas usadas donde, con destreza, los artesanos comienzan a marcar la imagen que vestirá a los faroles.

Durante el proceso realizado 100% de forma artesanal es necesario repasar en algunos modelos los colores y dejarlos secar en tendederos dentro del taller para posteriormente comenzar a dar forma al farol.

Indicaron que para pintar, sobre todo para “culebrear”-hacer rayas onduladas-, compran brochas usadas ya que las nuevas no agarran bien la pintura, posteriormente se dedican a enmarcar, doblar, pisar y humedecer para formar un abanico para finalmente apretar y poner a secar para determinar con alambre y engrudo la forma que llevará el farolito.

Los farolitos son vendidos por sus padres Amalia y Ernesto en una tienda denominada “La Casa del Farol” donde los clientes pueden encontrar faroles en forma de bola grande, bola mediana, platillo, pero el farolito denominado “pagoda” es el más vendido


El taller de la familia Chávez en Zumpango preserva la tradición de la fabricación de los farolitos de papel que, hasta hace algunas décadas, revestían las festividades de los pueblos de antaño.

Para los hermanos Cruz y Ricardo Chávez, su orgullo es que los multicolores farolitos salidos de su taller ubicado en el Barrio de San Marcos den vida a las tradicionales fiestas de los barrios y pueblos. “Lo que me gusta de mi trabajo es que a lo mejor nosotros no hemos pasado a ningún lado, pero nuestros faroles han recorrido varios lugares, muchas partes”, dijo orgullosamente, Cruz.

Asimismo los artesanos relataron que hace aproximadamente 20 años trabajaron con su maestro que vino desde el estado de Jalisco quien, después enseñarles el oficio, les dejó el taller así como sus clientes con la única condición de preservar la tradición.

En promedio, a la semana, el taller de los hermanos Chávez realiza mil faroles e incluso refirieron que cuando no es temporada navideña se pueden ocupar hasta un mes pintado los diseños pues el trabajo más intenso inicia durante el mes de septiembre.

Dentro del humilde taller se pueden observar las mesas hechas a medida de los pliegos de papel bond los cuales ya se encuentran listos para ser pitados a mano con tintas de varios colores y brochas usadas donde, con destreza, los artesanos comienzan a marcar la imagen que vestirá a los faroles.

Durante el proceso realizado 100% de forma artesanal es necesario repasar en algunos modelos los colores y dejarlos secar en tendederos dentro del taller para posteriormente comenzar a dar forma al farol.

Indicaron que para pintar, sobre todo para “culebrear”-hacer rayas onduladas-, compran brochas usadas ya que las nuevas no agarran bien la pintura, posteriormente se dedican a enmarcar, doblar, pisar y humedecer para formar un abanico para finalmente apretar y poner a secar para determinar con alambre y engrudo la forma que llevará el farolito.

Los farolitos son vendidos por sus padres Amalia y Ernesto en una tienda denominada “La Casa del Farol” donde los clientes pueden encontrar faroles en forma de bola grande, bola mediana, platillo, pero el farolito denominado “pagoda” es el más vendido

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