/ viernes 13 de septiembre de 2019

Charales, un manjar de Villa Victoria en Edomex

Un platillo obligado para quienes pasan por el lugar; el municipio mantiene riqueza pesquera de la presa

De entre toda la riqueza gastronómica que tiene Villa Victoria, los charales que se extraen de la presa representan la “joya de la corona” y por lo mismo se convierte en un requisito indispensable para quienes pasan por este territorio del Edomex; al respecto, autoridades municipales mantienen esa riqueza pesquera mediante la siembra de especies.

Mario Santana Carbajal, presidente municipal de Villa Victoria explicó que este territorio ofrece como platillo característico y con el cual se da a conocer, incluso a nivel nacional, son los charales que se extraen de la presa y se ofrecen en diversas presentaciones, principalmente como entrada al mojo de ajo o fritos y en tamal.

Sobre esta actividad, Gabriel Martínez, presidente de la Cooperativa Pesca y Ecoturismo Victorense dio a conocer que esta actividad comenzó luego de que la CNA decidió inundar tierras ejidales con el fin de construir una presa que formará parte del llamado Sistema Cutzamala.

“Desde esos tiempos la gente de la zona pescaba lo que daba la laguna, después derivado de un programa gubernamental se introdujo la carpa, después la mojarra y los charales que esa especie prácticamente se reproduce sola”, platicó.

Luego de esta práctica que pasó a convertirse como una forma de vida y de sustento para las familias de pueblos como Las Peñas, Juchitepec y El Vivero, los pescadores se organizaron y actualmente existe un padrón de 110 pescadores agrupados en dos cooperativas.

Destacó que el apoyo del ayuntamiento local ha sido determinante para enriquecer la actividad pesquera, toda vez que desde hace varios años le han inyectado a la presa millones de especies tanto de carpa como mojarra. De hecho, cada año, aumenta el número de siembra, pues tan sólo en este 2019 le han inyectado a la presa tres millones de especies y falta medio millón más.

Todavía se vive del charal


Balsilio Domínguez, pescador de charal aseguró que todavía vive de su actividad, pues se trata de una especie que se da en la presa casi todo el año, y los meses de abril y mayo representa la cosecha de un mayor número de especies.

Narró que esta actividad la heredó de su abuelo y posteriormente de su padre, y hasta la fecha no ha dejado de pescar el charal que es ofertado con algunos restauranteros y también a gente de la zona.

“Pescar el charal no es algo sencillo, muchos piensan que se arroja una red y ya ahí caen, y no es así, pues tenemos que tender la red, dejarla casi toda la tarde y noche para luego al siguiente día desatorarlos de la red cuidadosamente”, agregó.

Indicó que su actividad la realiza diariamente y cuando existen pedidos de algún restaurante, se ve obligado a unirse con otro pescador para lograr recaudar por lo menos cinco kilos cada uno y así surtir la demanda.

“Aunque a veces el precio se abarata, todavía el charal nos da para vivir y si no lo vendemos, pescamos para poder comer con la familia y salir adelante”, finalizó el pescador oriundo de El Vivero.

Charales fritos, los más solicitados

Los charales fritos al mojo de ajo son un platillo que vence a cualquier paladar y por lo mismo, es obligado para todos los que visitan o pasan por Villa Victoria, señaló María Guadalupe Flores, encargada del restaurante La Peña del Sol, ubicado en el barrio de Las Peñas de este municipio.

Ubicado a un costado de la presa y con una vista excepcional, la cocinera compartió la receta de este platillo que es muy solicitado como entrada al platillo fuerte, aunque en algunos casos se convierte en el plato principal.

Refirió que recién llegados de la presa se lavan y se tallan por varios minutos, para luego revolcarlos en una salsa elaborada a base de ajo, pimienta y sal. Una vez bien bañaditos, los charales se van directo a la freidora donde están entre 8 a 10 minutos.

“Una vez que comienzan a tronar, se sirven como entrada y se les pone salsa con limón. Hay unos médicos que vienen y piden los charales en término medio, ni hay necesidad de que se coman un plato fuerte”, declaró.

También, resaltó María Guadalupe Vargas, se preparan con sal y ajo, pero se ponen en una hoja de tamal , y así se ofrecen a los visitantes, “aquí en La Peña del Sol, los servimos fritos al mojo de ajo, es un platillo que no resiste ningún paladar, su sabor no tiene comparación”, finalizó.

De entre toda la riqueza gastronómica que tiene Villa Victoria, los charales que se extraen de la presa representan la “joya de la corona” y por lo mismo se convierte en un requisito indispensable para quienes pasan por este territorio del Edomex; al respecto, autoridades municipales mantienen esa riqueza pesquera mediante la siembra de especies.

Mario Santana Carbajal, presidente municipal de Villa Victoria explicó que este territorio ofrece como platillo característico y con el cual se da a conocer, incluso a nivel nacional, son los charales que se extraen de la presa y se ofrecen en diversas presentaciones, principalmente como entrada al mojo de ajo o fritos y en tamal.

Sobre esta actividad, Gabriel Martínez, presidente de la Cooperativa Pesca y Ecoturismo Victorense dio a conocer que esta actividad comenzó luego de que la CNA decidió inundar tierras ejidales con el fin de construir una presa que formará parte del llamado Sistema Cutzamala.

“Desde esos tiempos la gente de la zona pescaba lo que daba la laguna, después derivado de un programa gubernamental se introdujo la carpa, después la mojarra y los charales que esa especie prácticamente se reproduce sola”, platicó.

Luego de esta práctica que pasó a convertirse como una forma de vida y de sustento para las familias de pueblos como Las Peñas, Juchitepec y El Vivero, los pescadores se organizaron y actualmente existe un padrón de 110 pescadores agrupados en dos cooperativas.

Destacó que el apoyo del ayuntamiento local ha sido determinante para enriquecer la actividad pesquera, toda vez que desde hace varios años le han inyectado a la presa millones de especies tanto de carpa como mojarra. De hecho, cada año, aumenta el número de siembra, pues tan sólo en este 2019 le han inyectado a la presa tres millones de especies y falta medio millón más.

Todavía se vive del charal


Balsilio Domínguez, pescador de charal aseguró que todavía vive de su actividad, pues se trata de una especie que se da en la presa casi todo el año, y los meses de abril y mayo representa la cosecha de un mayor número de especies.

Narró que esta actividad la heredó de su abuelo y posteriormente de su padre, y hasta la fecha no ha dejado de pescar el charal que es ofertado con algunos restauranteros y también a gente de la zona.

“Pescar el charal no es algo sencillo, muchos piensan que se arroja una red y ya ahí caen, y no es así, pues tenemos que tender la red, dejarla casi toda la tarde y noche para luego al siguiente día desatorarlos de la red cuidadosamente”, agregó.

Indicó que su actividad la realiza diariamente y cuando existen pedidos de algún restaurante, se ve obligado a unirse con otro pescador para lograr recaudar por lo menos cinco kilos cada uno y así surtir la demanda.

“Aunque a veces el precio se abarata, todavía el charal nos da para vivir y si no lo vendemos, pescamos para poder comer con la familia y salir adelante”, finalizó el pescador oriundo de El Vivero.

Charales fritos, los más solicitados

Los charales fritos al mojo de ajo son un platillo que vence a cualquier paladar y por lo mismo, es obligado para todos los que visitan o pasan por Villa Victoria, señaló María Guadalupe Flores, encargada del restaurante La Peña del Sol, ubicado en el barrio de Las Peñas de este municipio.

Ubicado a un costado de la presa y con una vista excepcional, la cocinera compartió la receta de este platillo que es muy solicitado como entrada al platillo fuerte, aunque en algunos casos se convierte en el plato principal.

Refirió que recién llegados de la presa se lavan y se tallan por varios minutos, para luego revolcarlos en una salsa elaborada a base de ajo, pimienta y sal. Una vez bien bañaditos, los charales se van directo a la freidora donde están entre 8 a 10 minutos.

“Una vez que comienzan a tronar, se sirven como entrada y se les pone salsa con limón. Hay unos médicos que vienen y piden los charales en término medio, ni hay necesidad de que se coman un plato fuerte”, declaró.

También, resaltó María Guadalupe Vargas, se preparan con sal y ajo, pero se ponen en una hoja de tamal , y así se ofrecen a los visitantes, “aquí en La Peña del Sol, los servimos fritos al mojo de ajo, es un platillo que no resiste ningún paladar, su sabor no tiene comparación”, finalizó.

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