Metepec, México.- El concierto arrancó minutos después de la una de la tarde, puesto que las condiciones climáticas del teatro no eran las apropiadas para los instrumentos musicales. “La temperatura es crucial para los instrumentos de madera”, indicó la subdirectora artística Gabriela Díaz Alatriste, antes de comenzar el concierto.
Con la Obertura “La cueva de Fingal” de Félix Mendelssohn, la OSEM dirigida por Enrique Bátiz Campbell, ofreció una cálida bienvenida a la audiencia metepequense.
Cabe resaltar que esta obertura no precede a una ópera, sino que está inspirada en el viaje que el compositor hizo en 1829, a la edad de veinte años, en un barco de vapor por las islas de Escocia cerda de Fort William, uno de los escenarios más bellos de Europa, donde la Gruta de Fingal es uno de los atractivos.
Durante la segunda parte del concierto, la orquesta deleitó a la audiencia con la Sinfonía No. 3 del maestro alemán Johannes Brahms.
“La sinfonía es quizás el género más importante y relevante de la música clásica y de concierto que tocan las orquestas, digo género porque es exactamente como en la literatura, el cuento, la novela, la poesía. En la música sucede algo similar con la estructura sonora, todas tienen una forma muy particular, la sinfonía sería una gran catedral si habláramos de arquitectura, pues es una obra de gran escala”, compartió para la audiencia la subdirectora artística.
El concierto concluyó con fuerza, puesto que el primer movimiento, Allegro con brio, es tormentoso y apasionado.
El segundo movimiento, Andante, se caracteriza por un movimiento lento para posteriormente dar paso al tercer movimiento, un Poco Allegretto, movimiento rápido, típico de las sinfonías de la época.
Finalmente el cuarto movimiento, a pesar de tener un suave comienzo, culmina con una melodía al unísono en las cuerdas y fagotes; es vigoroso, casi colérico, rítmico e intenso, recordando el tema del inicio de la sinfonía.