Los esfuerzos por combatir el cambio climático no han sido suficientes lo que sigue afectando a los diferentes ecosistemas del planeta, entre ellos las zonas donde se llevan a cabo los Juegos Olímpicos de Invierno.
Un reciente estudio de la Universidad de Waterloo, Canadá, señala que para 2080 muy pocas de las ciudades que ya han sido anfitrionas de los Juegos Olímpicos de invierno reunirán las condiciones necesarias para volver a acogerlos.
Incluso si se cumplen con los objetivos de emisiones establecidos por el Acuerdo de París, ciudades históricas para los deportes de invierno como Chamonix, Cortina d'Ampezzo, Grenoble, Innsbruck, St. Moritz o Turín, que ya han acogido los Juegos Olímpicos invernales, no tendrían nieve natural suficiente para celebrar con seguridad la cita olímpica para 2050.
Sin embargo para 2080 las condiciones aún no serán las esperadas, el trabajo de investigación refiere que solo ocho de las sedes pasadas reunirían las condiciones necesarias: Vancouver, Calgary, Salt Lake City, Lake Placid, Lillehammer, Oslo, Sapporo y Nagano.
No obstante, de cumplirse con los objetivos de París, únicamente Sapporo seguiría generando nieve natural suficiente para albergar el certamen olímpico.
Para que la sede tenga las condiciones adecuadas deben cumplir ciertos requisitos, como temperaturas entre menos 10 grados centígrados, más de 10 centímetros de nieve y días con menos de un milímetro de lluvia.
Por esta razón los Juegos Olímpicos de Invierno cada vez son más dispersos porque es necesario encontrar zonas más alejadas del calor de las ciudades, por ejemplo los de Salt Lake City de 2002 tuvieron la mayoría de sus sedes en un radio de 65 kilómetros a la redonda de la urbe.
En Turín de 2006 ya se alejaron hasta 100 kilómetros y los de Vancouver de 2010 hasta 120 kilómetros. En los actuales que se desarrollan en Beijing, algunas pruebas ya se realizan a más de 200 kilómetros de la capital china.