La historia de la lucha libre femenil no es reciente, las “damas del cuadrilátero” debutaron en la década de los años 30 del siglo pasado, con el tiempo gracias a su esfuerzo y disciplina ante la adversidad lograron ser ejemplo y abrieron el camino para las mujeres en un deporte que había sido considerado exclusivamente varonil.
Existen registros de que la lucha libre en México ya existía desde 1863, pero en la femenil fue el 12 de julio de 1935 cuando las damas debutaron en este deporte en la Arena México.
El grupo de luchadoras estaba conformado por americanas, entre las que destacaba la luchadora Mildred Burke y la legendaria Natalia Vázquez, considerada la primera gladiadora mexicana, mientras que “la Dama Enmascarada”, conocida fuera del cuadrilátero como Magdalena Caballero fue la primera en usar máscara y primera campeona nacional (1955).
Natalia Vázquez tuvo un encuentro de lucha de parejas junto a Katherine Hart, contra las rudas Teddy Myers y Mae Steins. El combate resultó en una victoria para la pareja internacional.
Otra luchadora legendaria fue Irma González (la novia del Santo), que a lo largo de carrera sumó importantes victorias, si bien el comienzo no fue fácil los promotores reconocieron su talento, llegando incluso a entablar buenas relaciones con el Santo.
Una etapa complicada para la lucha libre femenil fue en 1954 debido a que el gobernador del Distrito Federal, Ernesto P. Uruchurtu, a pesar de la existencia de la liga femenil de lucha libre, mandó prohibir la participación de las mujeres en el deporte de contacto (actividad que regresó hasta diciembre de 1986), lo que ocasionó que las luchadoras salieran de la ciudad para llevar sus funciones a la periferia y provincia, fortaleciendo este deporte.
En esos años (marzo 1955) Isabela (Chabela) Romero comenzó su carrera en un torneo, fue una gran rival para Irma González, pero ambas se convirtieron en campeonas mundiales femeniles de parejas en Japón.
Fue en 1958 cuando derrotó a Irma y se proclamó primera campeona nacional, pero lo perdió con eterna rival dos años después y recuperó el cetro nuevamente en 1964.
La lucha libre femenil también tuvo participación en el cine; en 1962 su fama llegó a la pantalla grande en el filme “Las luchadoras contra el médico asesino” y en 1966 se filmó “Las mujeres pantera”.
En la actualidad aunque las mujeres han conseguido más espacios, no obstante algunos estigmas por las que sufrieron sus predecesoras aún siguen presentes en la sociedad actual.
