/ lunes 14 de marzo de 2022

El hombre que enseñó a volar a Valle de Bravo

Desde 1976 Miguel Gutiérrez ha volado en los cielos del Pueblo Mágico, convirtiéndose en el primer hombre en despegar de Monte Alto

Miguel Gutiérrez Fernández es una pieza fundamental para entender el deporte del vuelo en parapente en Valle de Bravo.

Pues es el primer piloto que surcó los cielos vallesanos en 1978, ofreciendo una actividad turística más al Pueblo Mágico, a partir de su afición.

“Fui pionero de este deporte aquí en México y pues también a nivel mundial, porque había muy poca gente en el mundo que volara en ala delta”, aseguró.

Desde que tenía 5 años de edad visitaba a Valle de Bravo, sin saber que se convertiría en el lugar ideal para volar en parapente y emprender lo que ahora es un producto más para la oferta turística del lugar.

“Yo aprendí a volar en 1976 en donde nació este deporte que fue en el Distrito Federal, en la delegación Milpa Alta, al sur de la Ciudad de México, ahí nació este deporte, ahí empezamos a volar”, relató.

Hijo de un piloto aviador, Gutiérrez Fernández siempre convivió con la idea de que un humano podía volar, por lo que el parapente se convirtió en una tradición familiar que ha permeado en cuatro generaciones.

“Nosotros venimos de una familia de pilotos aviadores, mi padre que fue el que empezó con esto empezó a volar en 1927 y tuvo la licencia de piloto número 32, fue de los primeros pilotos en México”, explicó.

Agustín Gutiérrez Peláez, padre de Miguel, también fue pionero de la aviación deportiva en México, siendo uno de los primeros paracaídas y volador de planeadores sin motor en territorio nacional.

El apodado “El Gato”, enseñó a Miguel una adrenalina que solo la han sentido aquellos humanos que han surcado los aires.

Actualmente, Gutiérrez Fernández lleva 45 años volando y, aunque ha dejado de participar en competencias nacionales e internacionales de parapente, sigue volando por placer para él.

“Yo vuelo todavía no he dejado de volar. Cada vuelo es diferente cada día del año es diferente, son como las huellas digitales, nunca se repiten, entonces nunca te dejas de aburrir”, explicó.

Llega el parapente a Valle de Bravo

Valle de Bravo se ha caracterizado por una tradición deportiva sembrada desde los Juegos Olímpicos de 1968, dónde tuvo algunas disciplinas olímpicas en la zona boscosa del municipio.

Las condiciones del viento y la geografía del lugar de alta montaña son favorables para practicar este deporte, por lo que se generan las termales necesarias que son adecuadas para que pueda subir un parapente.

“Vimos que aquí tenía condiciones posibles, condiciones muy buenas para volar”, refirió.

En 1978 comenzaron a conocer los cielos vallesanos en parapente, siendo el primer piloto en despegar del ahora parque estatal de Monte Alto.

“Encontramos que se podía volar en Monte Alto, lo que hoy es un parque estatal y se encuentra al este del pueblo, en una antena de vigía forestal, y encontramos un camino que llevaba hasta arriba y ahí fue que vimos que se podía hacer un despegue para volar en ala delta”, describió Gutiérrez Fernández.

Para 1981, los nuevos exploradores y aventureros del cielo que había llegado a Valle de Bravo años antes, descubrieron el despegue del Peñón, ubicado en el municipio vecino de Temascaltepec, por lo que se ampliaron los cielos para el deporte nuevo que había llegado al Sur mexiquense.

Y seis años después, en 1987 llegaron las primeras competencias internacionales en esta región.

Abierto de Parapente “Monarca”

Poco a poco, el prestigió de Gutiérrez Fernández en la jerga del parapentismo trajo consigo prestigio para Valle de Bravo, organizándose el primer abierto de parapente internacional “Monarca”.

Colocando al ahora Pueblo Mágico, entre los mejores lugares a nivel mundial para practicar el vuelo en parapente.

“Los mismos extranjeros que participan en las competencias, nos empezaron a decir que de todos los lugares que ellos habían volado en el mundo, Valle de Bravo ofrecía las mejores condiciones”, declaró Gutiérrez Fernández.

“Yo participe en algunas (competencias), en Monarca quedé, en alguna ocasión, en segundo lugar, pero ya no compito, competimos muchos años, pero ahorita ya prácticamente me estoy dedicando a organizar las competencias”, continúo diciendo.

Fomentando el turismo en la región a partir de posicionar a Valle de Bravo como el lugar ideal para practicar el parapente.

“Mucha gente de toda la zona los ve, y no solo traen esta derrama per ce, que traen dinero y que comen en los lugares, contratan taxis, sino que también eso motiva mucho a la juventud, a los jóvenes de la zona, a los niños, y se ha creado una especie de carrera para ellos”, aseveró.

Por lo que, los vallesano ahora aprenden a volar para llevar a los turísticas del lugar a volar en parapente, creando una nueva fuente de empleo.

“Me da muchísima satisfacción, hay muchas escuelas aquí en Valle de Bravo, muchas operadoras turísticas que se dedican a esto, competencia mía porque yo también tengo una escuela de parapente, pero lejos de generarme sentimientos encontrados, me da muchísimo gusto verlo”, concluyó.

Vuelo en parapente comercial

Esta labor le ha valido para que tenga reconocimientos internacionales y nacionales, entre los que destaca el otorgado por la Secretaría de Turismo del gobierno federal, por el producto turístico del vuelo en parapente.

Este producto que se ofrece en Valle de Bravo le permite a cualquier persona poder volar acompañado de un piloto de parapente, logrando la obtención de tal distinción gracias a su empresa “Alas del Hombre” y al abierto de parapente “Monarca”.

Asimismo, esta carrera exitosa de Gutiérrez Fernández se completa con los eventos internacionales que ha traído a Valle de Bravo, como el Mundial de Parapente en 2009, y el Mundial de Ala delta 2014-2015.

Miguel Gutiérrez Fernández es una pieza fundamental para entender el deporte del vuelo en parapente en Valle de Bravo.

Pues es el primer piloto que surcó los cielos vallesanos en 1978, ofreciendo una actividad turística más al Pueblo Mágico, a partir de su afición.

“Fui pionero de este deporte aquí en México y pues también a nivel mundial, porque había muy poca gente en el mundo que volara en ala delta”, aseguró.

Desde que tenía 5 años de edad visitaba a Valle de Bravo, sin saber que se convertiría en el lugar ideal para volar en parapente y emprender lo que ahora es un producto más para la oferta turística del lugar.

“Yo aprendí a volar en 1976 en donde nació este deporte que fue en el Distrito Federal, en la delegación Milpa Alta, al sur de la Ciudad de México, ahí nació este deporte, ahí empezamos a volar”, relató.

Hijo de un piloto aviador, Gutiérrez Fernández siempre convivió con la idea de que un humano podía volar, por lo que el parapente se convirtió en una tradición familiar que ha permeado en cuatro generaciones.

“Nosotros venimos de una familia de pilotos aviadores, mi padre que fue el que empezó con esto empezó a volar en 1927 y tuvo la licencia de piloto número 32, fue de los primeros pilotos en México”, explicó.

Agustín Gutiérrez Peláez, padre de Miguel, también fue pionero de la aviación deportiva en México, siendo uno de los primeros paracaídas y volador de planeadores sin motor en territorio nacional.

El apodado “El Gato”, enseñó a Miguel una adrenalina que solo la han sentido aquellos humanos que han surcado los aires.

Actualmente, Gutiérrez Fernández lleva 45 años volando y, aunque ha dejado de participar en competencias nacionales e internacionales de parapente, sigue volando por placer para él.

“Yo vuelo todavía no he dejado de volar. Cada vuelo es diferente cada día del año es diferente, son como las huellas digitales, nunca se repiten, entonces nunca te dejas de aburrir”, explicó.

Llega el parapente a Valle de Bravo

Valle de Bravo se ha caracterizado por una tradición deportiva sembrada desde los Juegos Olímpicos de 1968, dónde tuvo algunas disciplinas olímpicas en la zona boscosa del municipio.

Las condiciones del viento y la geografía del lugar de alta montaña son favorables para practicar este deporte, por lo que se generan las termales necesarias que son adecuadas para que pueda subir un parapente.

“Vimos que aquí tenía condiciones posibles, condiciones muy buenas para volar”, refirió.

En 1978 comenzaron a conocer los cielos vallesanos en parapente, siendo el primer piloto en despegar del ahora parque estatal de Monte Alto.

“Encontramos que se podía volar en Monte Alto, lo que hoy es un parque estatal y se encuentra al este del pueblo, en una antena de vigía forestal, y encontramos un camino que llevaba hasta arriba y ahí fue que vimos que se podía hacer un despegue para volar en ala delta”, describió Gutiérrez Fernández.

Para 1981, los nuevos exploradores y aventureros del cielo que había llegado a Valle de Bravo años antes, descubrieron el despegue del Peñón, ubicado en el municipio vecino de Temascaltepec, por lo que se ampliaron los cielos para el deporte nuevo que había llegado al Sur mexiquense.

Y seis años después, en 1987 llegaron las primeras competencias internacionales en esta región.

Abierto de Parapente “Monarca”

Poco a poco, el prestigió de Gutiérrez Fernández en la jerga del parapentismo trajo consigo prestigio para Valle de Bravo, organizándose el primer abierto de parapente internacional “Monarca”.

Colocando al ahora Pueblo Mágico, entre los mejores lugares a nivel mundial para practicar el vuelo en parapente.

“Los mismos extranjeros que participan en las competencias, nos empezaron a decir que de todos los lugares que ellos habían volado en el mundo, Valle de Bravo ofrecía las mejores condiciones”, declaró Gutiérrez Fernández.

“Yo participe en algunas (competencias), en Monarca quedé, en alguna ocasión, en segundo lugar, pero ya no compito, competimos muchos años, pero ahorita ya prácticamente me estoy dedicando a organizar las competencias”, continúo diciendo.

Fomentando el turismo en la región a partir de posicionar a Valle de Bravo como el lugar ideal para practicar el parapente.

“Mucha gente de toda la zona los ve, y no solo traen esta derrama per ce, que traen dinero y que comen en los lugares, contratan taxis, sino que también eso motiva mucho a la juventud, a los jóvenes de la zona, a los niños, y se ha creado una especie de carrera para ellos”, aseveró.

Por lo que, los vallesano ahora aprenden a volar para llevar a los turísticas del lugar a volar en parapente, creando una nueva fuente de empleo.

“Me da muchísima satisfacción, hay muchas escuelas aquí en Valle de Bravo, muchas operadoras turísticas que se dedican a esto, competencia mía porque yo también tengo una escuela de parapente, pero lejos de generarme sentimientos encontrados, me da muchísimo gusto verlo”, concluyó.

Vuelo en parapente comercial

Esta labor le ha valido para que tenga reconocimientos internacionales y nacionales, entre los que destaca el otorgado por la Secretaría de Turismo del gobierno federal, por el producto turístico del vuelo en parapente.

Este producto que se ofrece en Valle de Bravo le permite a cualquier persona poder volar acompañado de un piloto de parapente, logrando la obtención de tal distinción gracias a su empresa “Alas del Hombre” y al abierto de parapente “Monarca”.

Asimismo, esta carrera exitosa de Gutiérrez Fernández se completa con los eventos internacionales que ha traído a Valle de Bravo, como el Mundial de Parapente en 2009, y el Mundial de Ala delta 2014-2015.

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