Esta vez fueron miles los aficionados auriazules los que tomaron por asalto las calles aledañas al estadio Nemesio Diez, unos con boleto en mano y otros tantos buscando en la reventa el mejor lugar y precio para hacerle frente a la ola escarlata en el infierno.
Como suele suceder en los partidos entre Toluca y Pumas, la afluencia de visitantes llegó a ser intimidante hasta para los propios cuerpos de seguridad, que con reservas los escoltaron desde cuadras antes, hasta el ingreso a la grada de general, para evitar algún connato de bronca o provocaciones con los seguidores rojos de hueso colorado.
Previo al duelo para definir al penúltimo invitado a la liguilla por el título, la fiesta fue diferente y los de la UNAM fieles a su estilo recibieron con rechiflas y mentadas al cuadro de casa, mientras que a los suyos, con el goya les dieron la bienvenida desde dos horas antes de la batalla final.
Tras el cambio de aforo en el Nemesio Diez Riega, se pusieron a la venta más de 22 mil boletos, mismos que a decir del equipo de logística, estaban a minutos de agotarse, por lo que el lleno estaba anticipado.
Con el protocolo sanitario impuesto en el Estado de México, se permitió el ingreso a niños sólo mayores de dos años, acompañados por adultos y en todo momento el personal operativo del inmueble los invitó a hacer uso del cubrebocas, a usar crema sanitizante así como evitar tumultos en accesos, sanitarios y salidas de emergencia.