/ domingo 11 de agosto de 2019

Del estiércol a la estufa; hacia un entorno sustentable

El biogás es una alternativa de energía ecológica

Con 10 kilogramos de estiércol de vacas, cerdos o borregos, se puede tener encendida una flama de la estufa por una hora, esto es posible gracias al biogás, el cual se se ha convertido en una alternativa de energía limpia y renovable en las comunidades rurales.

El biogás se habría utilizado por los egipcios para iluminar el interior de las pirámides en 2,500 antes de Cristo. En la actualidad permite un ahorro del 85 al 100% por mes en relación al uso de combustibles fósiles.

Actualmente el gobierno federal le apuesta a la búsqueda de las energías fósiles con el incremento en la inversión de al menos 19 millones 272 mil 430 dólares para la perforación de pozos petroleros, sin embargo en 11 entidades del país, entre ellos el Estado de México, utilizan los desechos orgánicos de la ganadería para producir biogás, una alternativa de energía limpia y renovable.

El Estado de México cuenta con 500 sistemas instalados de biogás que benefician a 2 mil 500 personas en localidades como Acambay, Aculco, Jilotepec, Ocuilan, San José del Rincón, Soyaniquilpan, Temascalzingo, Temoaya, Teoloyucan, Villa de Carbón y Xalatlaco.

El biogás está compuesto básicamente por metano (CH4) entre un 55% y 70%, dióxido de carbono (CO2) en un 20% y pequeñas cantidades de hidrógeno y nitrógeno, este se produce por la fermentación de la materia orgánica en condiciones anaeróbicas (ausencia de oxígeno) y tiene como promedio un poder calorífico entre 18.8 y 23.4 megajulios (que mide energía y calor constante) por metro cúbico (MJ/m³).

Para generarlo se utiliza un biodigestor o contenedor herméticamente cerrado en el que se deposita el estiércol de vacas, cerdos, borregos y desperdicios orgánicos de los rastros, adentro de ese biodigestor se lleva a cabo el proceso de fermentación anaeróbica que producirá el biogás que llegará a la estufa, bóiler, motores, generadores y cortadoras, pero también se obtiene el biofertilizante que se ocupará en los cultivos.

Xunaxi Cruz, directora de comunicación de Sistema.Bio, empresa mexicana dedicada al desarrollo de la tecnología del biogás y con presencia en otros países de América, Asia y África, detalló que esta generación de energía aunque es bien conocida en el mundo, el trabajo para darle una mayor difusión ha requerido varios años.

Los equipos o biogestores están acompañados con quemadores o estufas que permiten a las familias rurales remplazar a los combustibles fósiles o leña y reducir la contaminación con el humo dentro de las casas habitadas durante más tiempo principalmente por mujeres y niños.

“La tecnología de la biodigestión nos permite llegar a granjas con dos vacas o cinco cerdos hasta 200 vacas, es un rango muy grande en la que podemos ayudar a familias que están en la línea de la pobreza o productores que ya tienen un ingreso económico a partir de su actividad agrícola o ganadera donde generan hasta dos toneladas de estiércol por día, por lo tanto se incrementan las necesidades de energía mecánica o eléctrica”, dijo en entrevista vía telefónica.

Aunque existen otras empresas que ofrecen esta tecnología, Sistema.Bio ha desarrollado una gama de productos que no existen comercialmente en el mercado, como motores adaptados al biogás que permiten originar energía mecánica para cortadoras, molinos, picadoras, herramientas que los productores necesitan en su día a día.

En México la empresa tiene presencia en Puebla, Jalisco, Yucatán, Morelos, Tlaxcala, Hidalgo, Veracruz, San Luis Potosí, Zacatecas, Baja California y Península de Yucatán.

A nivel global se han instalado más de 7 mil sistemas (cerca del 50% en México), que representa arriba de 45 mil personas que han aprovechado esta tecnología, en México la mayor presencia es en la zona centro como Tlaxcala, Morelos y Estado de México, donde se comenzó a trabajar con talleres, alianzas con algunas universidades y programas de gobierno.

INVERSIÓN

Aunque los costos para acceder a esta tecnología depende de las necesidades de las personas o los productores, al momento de adquirirla se realizará un monitoreo por parte del proveedor y su funcionamiento está garantizado por 25 años.

“Contamos actualmente con seis tamaños de los sistemas, el más económico que alcanza a cubrir las necesidades de una familia de seis a ocho personas con energía térmica por dos horas para cocinar o calentar agua para el baño, así como el fertilizante, tiene un costo de 25 mil pesos (200 mil el más grande), que incluye también el servicio de monitoreo para que aprendan a utilizarlo”, detalló Cruz.

El trabajo de seguimiento es por un periodo de seis meses; la primera visita es a los 30 días, otra a los 90 y finalmente a los 180. En la primera fase debe existir la producción del biogás, a los 90 el fertilizante que genera el sistema y el cual se canalizará a los cultivos.

“Medimos el impacto y los cambios que se están generando para tener un estudio completo de los beneficios obtenidos, es además algo que a los productores les funciona en un mediano plazo, de manera adicional con el fertilizante pueden emprender nuevos negocios que fortalezcan la economía local”, indicó la especialista.

Con productores más grandes entra incluso el tema de saneamiento por la descarga de desechos al agua, por ejemplo las granjas porcinas tienen que cumplir con las Normas Oficiales Mexicanas (NOM), muchas veces estas granjas no tienen tratamiento de residuos, por lo tanto son multadas y en muchos casos las clausuran terminando así el trabajo de muchos años.

“El tema de la biodigestión (gas metano) a nivel mundial ha sido muy explorado en la parte de investigación y desarrollo, no es algo nuevo, es un recurso que incluso usaban los egipcios para iluminar el interior de las pirámides, pero hacerlo de fácil acceso ha representado un reto y eso es lo que buscamos superar”, refirió.


MÉXICO, EL ESCENARIO MÁS DIFÍCIL

México ha sido la escuela para la empresa Sistama.Bio porque es el que menos contempla en sus programas de gobierno a la biodigestión como una de las principales fuentes de energía, pero ha permitido adquirir más experiencia para establecer alianzas estratégicas con empresas privadas o instituciones sin fines de lucro.

En países como India, Kenia y Centroamérica, donde tienen presencia, existen más plataformas a nivel gobierno y con las organizaciones que han puesto a este tipo de energía como una prioridad.

“El trabajo con varias fundaciones ha rendido frutos en Yucatán al instalarse cerca de 500 sistemas para beneficiar a las comunidades mayas y en la zona centro han funcionado algunas estrategias con gobierno por medio de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), dependiendo del proyecto, pero que tiene beneficios sociales, ambientales y económicos”, detalló.

Generar el mercado fue de lo más complicado en México, no obstante, Cruz reveló que actualmente hay una inversión de 12 millones de dólares, que les permite consolidar operaciones en las países donde tienen presencia.

“La expectativa en el futuro es llegar a otros países con lo cual se pueda impactar en 2020 a 200 mil personas, porque la misión es erradicar la pobreza y combatir el cambio climático, así como tener un mundo sin desechos que por mucho tiempo se han visto como problema ahora se transforman en una oportunidad al generar energía renovable y fertilizante orgánico”, indicó.

Llegar a los países desarrollados no es la prioridad por el momento, es atender al pequeño productor de los países emergentes porque son lo que afrontan los mayores retos en cuanto al acceso al financiamiento y tecnología.

Con 10 kilogramos de estiércol de vacas, cerdos o borregos, se puede tener encendida una flama de la estufa por una hora, esto es posible gracias al biogás, el cual se se ha convertido en una alternativa de energía limpia y renovable en las comunidades rurales.

El biogás se habría utilizado por los egipcios para iluminar el interior de las pirámides en 2,500 antes de Cristo. En la actualidad permite un ahorro del 85 al 100% por mes en relación al uso de combustibles fósiles.

Actualmente el gobierno federal le apuesta a la búsqueda de las energías fósiles con el incremento en la inversión de al menos 19 millones 272 mil 430 dólares para la perforación de pozos petroleros, sin embargo en 11 entidades del país, entre ellos el Estado de México, utilizan los desechos orgánicos de la ganadería para producir biogás, una alternativa de energía limpia y renovable.

El Estado de México cuenta con 500 sistemas instalados de biogás que benefician a 2 mil 500 personas en localidades como Acambay, Aculco, Jilotepec, Ocuilan, San José del Rincón, Soyaniquilpan, Temascalzingo, Temoaya, Teoloyucan, Villa de Carbón y Xalatlaco.

El biogás está compuesto básicamente por metano (CH4) entre un 55% y 70%, dióxido de carbono (CO2) en un 20% y pequeñas cantidades de hidrógeno y nitrógeno, este se produce por la fermentación de la materia orgánica en condiciones anaeróbicas (ausencia de oxígeno) y tiene como promedio un poder calorífico entre 18.8 y 23.4 megajulios (que mide energía y calor constante) por metro cúbico (MJ/m³).

Para generarlo se utiliza un biodigestor o contenedor herméticamente cerrado en el que se deposita el estiércol de vacas, cerdos, borregos y desperdicios orgánicos de los rastros, adentro de ese biodigestor se lleva a cabo el proceso de fermentación anaeróbica que producirá el biogás que llegará a la estufa, bóiler, motores, generadores y cortadoras, pero también se obtiene el biofertilizante que se ocupará en los cultivos.

Xunaxi Cruz, directora de comunicación de Sistema.Bio, empresa mexicana dedicada al desarrollo de la tecnología del biogás y con presencia en otros países de América, Asia y África, detalló que esta generación de energía aunque es bien conocida en el mundo, el trabajo para darle una mayor difusión ha requerido varios años.

Los equipos o biogestores están acompañados con quemadores o estufas que permiten a las familias rurales remplazar a los combustibles fósiles o leña y reducir la contaminación con el humo dentro de las casas habitadas durante más tiempo principalmente por mujeres y niños.

“La tecnología de la biodigestión nos permite llegar a granjas con dos vacas o cinco cerdos hasta 200 vacas, es un rango muy grande en la que podemos ayudar a familias que están en la línea de la pobreza o productores que ya tienen un ingreso económico a partir de su actividad agrícola o ganadera donde generan hasta dos toneladas de estiércol por día, por lo tanto se incrementan las necesidades de energía mecánica o eléctrica”, dijo en entrevista vía telefónica.

Aunque existen otras empresas que ofrecen esta tecnología, Sistema.Bio ha desarrollado una gama de productos que no existen comercialmente en el mercado, como motores adaptados al biogás que permiten originar energía mecánica para cortadoras, molinos, picadoras, herramientas que los productores necesitan en su día a día.

En México la empresa tiene presencia en Puebla, Jalisco, Yucatán, Morelos, Tlaxcala, Hidalgo, Veracruz, San Luis Potosí, Zacatecas, Baja California y Península de Yucatán.

A nivel global se han instalado más de 7 mil sistemas (cerca del 50% en México), que representa arriba de 45 mil personas que han aprovechado esta tecnología, en México la mayor presencia es en la zona centro como Tlaxcala, Morelos y Estado de México, donde se comenzó a trabajar con talleres, alianzas con algunas universidades y programas de gobierno.

INVERSIÓN

Aunque los costos para acceder a esta tecnología depende de las necesidades de las personas o los productores, al momento de adquirirla se realizará un monitoreo por parte del proveedor y su funcionamiento está garantizado por 25 años.

“Contamos actualmente con seis tamaños de los sistemas, el más económico que alcanza a cubrir las necesidades de una familia de seis a ocho personas con energía térmica por dos horas para cocinar o calentar agua para el baño, así como el fertilizante, tiene un costo de 25 mil pesos (200 mil el más grande), que incluye también el servicio de monitoreo para que aprendan a utilizarlo”, detalló Cruz.

El trabajo de seguimiento es por un periodo de seis meses; la primera visita es a los 30 días, otra a los 90 y finalmente a los 180. En la primera fase debe existir la producción del biogás, a los 90 el fertilizante que genera el sistema y el cual se canalizará a los cultivos.

“Medimos el impacto y los cambios que se están generando para tener un estudio completo de los beneficios obtenidos, es además algo que a los productores les funciona en un mediano plazo, de manera adicional con el fertilizante pueden emprender nuevos negocios que fortalezcan la economía local”, indicó la especialista.

Con productores más grandes entra incluso el tema de saneamiento por la descarga de desechos al agua, por ejemplo las granjas porcinas tienen que cumplir con las Normas Oficiales Mexicanas (NOM), muchas veces estas granjas no tienen tratamiento de residuos, por lo tanto son multadas y en muchos casos las clausuran terminando así el trabajo de muchos años.

“El tema de la biodigestión (gas metano) a nivel mundial ha sido muy explorado en la parte de investigación y desarrollo, no es algo nuevo, es un recurso que incluso usaban los egipcios para iluminar el interior de las pirámides, pero hacerlo de fácil acceso ha representado un reto y eso es lo que buscamos superar”, refirió.


MÉXICO, EL ESCENARIO MÁS DIFÍCIL

México ha sido la escuela para la empresa Sistama.Bio porque es el que menos contempla en sus programas de gobierno a la biodigestión como una de las principales fuentes de energía, pero ha permitido adquirir más experiencia para establecer alianzas estratégicas con empresas privadas o instituciones sin fines de lucro.

En países como India, Kenia y Centroamérica, donde tienen presencia, existen más plataformas a nivel gobierno y con las organizaciones que han puesto a este tipo de energía como una prioridad.

“El trabajo con varias fundaciones ha rendido frutos en Yucatán al instalarse cerca de 500 sistemas para beneficiar a las comunidades mayas y en la zona centro han funcionado algunas estrategias con gobierno por medio de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), dependiendo del proyecto, pero que tiene beneficios sociales, ambientales y económicos”, detalló.

Generar el mercado fue de lo más complicado en México, no obstante, Cruz reveló que actualmente hay una inversión de 12 millones de dólares, que les permite consolidar operaciones en las países donde tienen presencia.

“La expectativa en el futuro es llegar a otros países con lo cual se pueda impactar en 2020 a 200 mil personas, porque la misión es erradicar la pobreza y combatir el cambio climático, así como tener un mundo sin desechos que por mucho tiempo se han visto como problema ahora se transforman en una oportunidad al generar energía renovable y fertilizante orgánico”, indicó.

Llegar a los países desarrollados no es la prioridad por el momento, es atender al pequeño productor de los países emergentes porque son lo que afrontan los mayores retos en cuanto al acceso al financiamiento y tecnología.

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