Los microplásticos están por todos lados, en el agua, aire, tierra y desde luego en los alimentos que consumimos en el día a día, un estudio del Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF, por sus siglas en inglés) reveló que a la semana la gente podría estar ingiriendo el equivalente a una tarjeta de crédito.
La mayor cantidad se encuentra en el agua potable, sin embargo también en alimentos como los mariscos que lo almacenan en sus sistemas digestivos, harinas de pescado, cerveza, sal de mesa e incluso en la miel.
Pero las personas también pueden ingerir los plásticos de manera directa por inhalación o a través de la piel, así que al sumar todos los factores el consumo puede ser considerable a lo largo de meses y años.
En el estudio del Fondo Mundial para la Naturaleza se describe que a lo largo de un mes se ingiere el equivalente a un ladrillo de Lego de 4x2 centímetros, pero en un año puede llegar a lo de un casco de bombero.
En 10 años hay la posibilidad de estar ingiriendo 2.5 kilogramos de plástico, y en una vida se puede llegar a consumir un promedio de 20 kilogramos, lo que puede traer importantes consecuencias para la salud.
Las partículas son dañinas en sí mismas por su tamaño ya que se pueden alojar en los tejidos y en las células, a esto se suman los compuestos químicos que pueden migrar desde las partículas, aunado a que existen otros contaminantes ambientales y la contaminación microbiana en los plásticos.
Además hay que considerar que la producción de plástico ha aumentado de manera considerable en los últimos 50 años y su uso se ha generalizado con los productos desechables baratos que terminan en todas partes afectando a la cadena alimenticia.