/ viernes 5 de junio de 2020

Abuso del consumo de plástico, saldo de pandemia por Covid-19

Pese que en algunos municipios está prohibido su uso, "la agenda ambiental, es un tema de moda", señala un especialista en el tema

El abuso en el consumo del plástico en cualquiera de sus modalidades, la generación de mayor cantidad de residuos sanitarios y orgánicos, son parte del saldo que la pandemia por Covid-19 dejará a su paso en la entidad.

De acuerdo con Derik Vilchis Roa, presidente y fundador de EcoUrban y del Consejo Nacional de Economía Circular, el uso de plástico de un solo uso -como bolsas de plástico, el plástico de embalaje, popotes y unicel- regresó, incluso en los municipios donde ya está decretada la prohibición de su uso.

“Sí había algunos municipios que prohibieron este plástico o que estaban por vivirlo, pero con esto de la pandemia se tiene un repunte en el uso de esta materia”, consideró el ambientalista.

En consecuencia, dijo, la industria del plástico ha registrado un repunte en sus ventas del 400% aproximadamente, durante la etapa crítica de la pandemia.

Para Derik, la pandemia no ha sido suficiente para poder disminuir de manera importante la cantidad de residuos industriales y comerciales, pues también se ha registrado un aumento en los residuos generados en casa y los sanitarios (de hospitales, principalmente).

“Por habitante en Toluca estamos generando 1.2 kilogramos de residuos y esto ha generado un aumento del 15% de residuos sólidos que ya generábamos. Esto sin duda es una problemática, porque finalmente este tipo de materiales, en algunos casos, es muy difícil poder reciclarlos, mientras que en otros, no se hace la correcta disposición y complica que se pueda cumplir su ciclo de vida”, destacó.


"Agenda ambiental, tema de moda"

El fundador de EcoUrban mencionó que la pandemia por Covid-19 ha evidenciado que el ser humano es casi incapaz de disponer de la basura de la manera correcta, y muestra de ello son los residuos sanitarios que ya forman parte de la “fotografía” de la vía pública.

“Ya empezamos a ver que hay muchos cubrebocas tirados en la calle, en los parques, en ríos. También vemos que el pet que se usa para almacenar cloro y otros desinfectantes como el gel antibacterial, también ya hay un aumento en su consumo, así como en bolsas y material quirúrgico que no le están dando la correcta disposición”.

Sin embargo, el principal problema en el caso de los residuos sanitarios, son los que se generan en el hogar, pues estos no son separados correctamente por los consumidores.

Esta situación, dijo, evidencia la falta de educación ambiental que hay entre la población y la urgencia de que el tema del cuidado del medio ambiente no sólo sea tomado como una “moda”, incluso entre los tres niveles de gobierno.

“Lo que están haciendo (al no separar este tipo de residuos), es que la recolección y disposición final se complica para las personas que se encargan de dar tratamiento a ellos, pero el problema central no es el separar o no la basura, el verdadero problema es que no existe una educación ambiental”, lamentó el ambientalista.

“con esta nueva normalidad también hay que tener nuevos sistemas para la separación y disposición de residuos sólidos, pero si no teníamos la cultura previa, ahora se complica más el trabajo. Hace falta que la agenda ambiental sea prioridad entre los gobiernos, porque lo siguen viendo como un tema de moda, y es urgente, porque ya no estamos hablando de un cambio climático, sino de una crisis climática”, añadió Derik Roa.


Pandemia, sinónimo del cobro que hace el medio ambiente

De acuerdo con el biólogo José Antonio de la Cruz Hernández, miembro de la consultora Evolución Forestal Ambiental Sustentable (EFAS) ubicada en el municipio de Valle de Bravo, la pandemia que se vive en la actualidad no es más que la factura que el medio ambiente le ha pasado a la humanidad por su descuido total en las últimas 80 décadas.

Explicó que los efectos de la pandemia también suman a la explotación de los recursos de manera industrializada, al ser “moderaciones nuevas que no modifican la dinámica”, pues de lo contrario, ya se tendría la consciencia del impacto de cada acción en la vida cotidiana en materia ambiental.

“La pandemia es una de las manifestaciones residuales, pudiéramos decir, de lo que puede venir, si no modificamos nuestra forma de relacionarnos con el medio ambiente y con nosotros mismos”, manifestó De la Cruz Hernández.


Cambio de uso de suelo y tala, problemas no resueltos

En la opinión del ingeniero forestal Fabián Gerardo Moya García, también miembro de la Evolución Forestal Ambiental Sustentable (EFAS), tanto la tala ilegal como el cambio de uso de suelo, son problemas vigentes que se han acentuado durante la pandemia de Covid-19.

Sin embargo, el cambio de uso de suelo es todavía más preocupante que la tala clandestina, pues mientras que en ésta segunda los bosques de alguna manera se restauran (con o sin ayuda), en el cambio del uso de suelo por construcción de casa habitación, de carreteras o cultivos, se causa un mayor impacto en materia de captación de agua y temperatura.

“La tala es mala, más si es ilegal, porque se hace sin los cuidados correspondientes, pero si comparamos la tala con el cambio de uso de suelo, en éste último no hay formas de recuperar la masa forestal y se hacen cerca de los manantiales, cerca de áreas más conservadas, cuando se hace con las medidas correspondientes regularmente se hace una reforestación duplicada, pero la realidad es que casi nadie repara el daño”, comentó el ingeniero forestal.

Estas actividades no sólo acaban con la captación de agua e infiltración en los acuíferos, sino suma puntos al cambio climático, causando un desequilibrio mayor.


No se privilegia al medio ambiente

En consideración del biólogo José Antonio de la Cruz Hernández, hace falta respetar la normatividad que existe en torno al cuidado del medio ambiente, pues se ha privilegiado más a los negocios con la excusa de un “desarrollo económico”, aún cuando la ganancia de estos no es para el bien común de varios.

“No se ha aplicado la normatividad ambiental, no hemos aplicado el mínimo necesario en gobernabilidad ambiental, porque tenemos ordenamientos ecológicos nacionales, regionales, estatales, tenemos normas oficiales, tenemos leyes, reglamentos, tenemos una estructura normativa muy completa que sin embargo la capacidad operativa de los gobiernos de los diferentes niveles y la conciencia ciudadana no la llevan a su cumplimiento”, indicó.

Este tipo de actitudes, dijo, ha causado la pérdida del 60% de los bosques en México, la pérdida de áreas naturales protegidas, un crecimiento desordenado, la existencia de ciudades inevitables y la pérdida de agua, entre otros.

En este tema, el ingeniero forestal Fabián Gerardo Moya García, adicionó la carencia en materia de educación ambiental, pues aún cuando se conocen prácticas como la separación de residuos, en la mayoría de las veces no se aplica.

También consideró que hace falta un mayor modelo de manejo de residuos sólidos, pues ésta actividad podría generar grandes beneficios, tanto económicos como ambientales.

“Hay ciudades a las que le van muy bien y dependen de la colecta de basura porque hacen una separación, las separadoras que se manejan para el estado son muy pocas, y si quizá se le inyectara un poco de dinero a esa parte y que empresas trabajaran en esta área, se obtendrían grandes beneficios para la entidad”, declaró el especialista forestal.

Para concluir, el biólogo José Antonio de la Cruz destacó que en 2018 la producción global de plásticos fue de 359 millones de toneladas de plásticos, es decir, 3.16% más que en 2017, lo que muestra la importancia que se le da a este material en plena crisis ambiental.


El abuso en el consumo del plástico en cualquiera de sus modalidades, la generación de mayor cantidad de residuos sanitarios y orgánicos, son parte del saldo que la pandemia por Covid-19 dejará a su paso en la entidad.

De acuerdo con Derik Vilchis Roa, presidente y fundador de EcoUrban y del Consejo Nacional de Economía Circular, el uso de plástico de un solo uso -como bolsas de plástico, el plástico de embalaje, popotes y unicel- regresó, incluso en los municipios donde ya está decretada la prohibición de su uso.

“Sí había algunos municipios que prohibieron este plástico o que estaban por vivirlo, pero con esto de la pandemia se tiene un repunte en el uso de esta materia”, consideró el ambientalista.

En consecuencia, dijo, la industria del plástico ha registrado un repunte en sus ventas del 400% aproximadamente, durante la etapa crítica de la pandemia.

Para Derik, la pandemia no ha sido suficiente para poder disminuir de manera importante la cantidad de residuos industriales y comerciales, pues también se ha registrado un aumento en los residuos generados en casa y los sanitarios (de hospitales, principalmente).

“Por habitante en Toluca estamos generando 1.2 kilogramos de residuos y esto ha generado un aumento del 15% de residuos sólidos que ya generábamos. Esto sin duda es una problemática, porque finalmente este tipo de materiales, en algunos casos, es muy difícil poder reciclarlos, mientras que en otros, no se hace la correcta disposición y complica que se pueda cumplir su ciclo de vida”, destacó.


"Agenda ambiental, tema de moda"

El fundador de EcoUrban mencionó que la pandemia por Covid-19 ha evidenciado que el ser humano es casi incapaz de disponer de la basura de la manera correcta, y muestra de ello son los residuos sanitarios que ya forman parte de la “fotografía” de la vía pública.

“Ya empezamos a ver que hay muchos cubrebocas tirados en la calle, en los parques, en ríos. También vemos que el pet que se usa para almacenar cloro y otros desinfectantes como el gel antibacterial, también ya hay un aumento en su consumo, así como en bolsas y material quirúrgico que no le están dando la correcta disposición”.

Sin embargo, el principal problema en el caso de los residuos sanitarios, son los que se generan en el hogar, pues estos no son separados correctamente por los consumidores.

Esta situación, dijo, evidencia la falta de educación ambiental que hay entre la población y la urgencia de que el tema del cuidado del medio ambiente no sólo sea tomado como una “moda”, incluso entre los tres niveles de gobierno.

“Lo que están haciendo (al no separar este tipo de residuos), es que la recolección y disposición final se complica para las personas que se encargan de dar tratamiento a ellos, pero el problema central no es el separar o no la basura, el verdadero problema es que no existe una educación ambiental”, lamentó el ambientalista.

“con esta nueva normalidad también hay que tener nuevos sistemas para la separación y disposición de residuos sólidos, pero si no teníamos la cultura previa, ahora se complica más el trabajo. Hace falta que la agenda ambiental sea prioridad entre los gobiernos, porque lo siguen viendo como un tema de moda, y es urgente, porque ya no estamos hablando de un cambio climático, sino de una crisis climática”, añadió Derik Roa.


Pandemia, sinónimo del cobro que hace el medio ambiente

De acuerdo con el biólogo José Antonio de la Cruz Hernández, miembro de la consultora Evolución Forestal Ambiental Sustentable (EFAS) ubicada en el municipio de Valle de Bravo, la pandemia que se vive en la actualidad no es más que la factura que el medio ambiente le ha pasado a la humanidad por su descuido total en las últimas 80 décadas.

Explicó que los efectos de la pandemia también suman a la explotación de los recursos de manera industrializada, al ser “moderaciones nuevas que no modifican la dinámica”, pues de lo contrario, ya se tendría la consciencia del impacto de cada acción en la vida cotidiana en materia ambiental.

“La pandemia es una de las manifestaciones residuales, pudiéramos decir, de lo que puede venir, si no modificamos nuestra forma de relacionarnos con el medio ambiente y con nosotros mismos”, manifestó De la Cruz Hernández.


Cambio de uso de suelo y tala, problemas no resueltos

En la opinión del ingeniero forestal Fabián Gerardo Moya García, también miembro de la Evolución Forestal Ambiental Sustentable (EFAS), tanto la tala ilegal como el cambio de uso de suelo, son problemas vigentes que se han acentuado durante la pandemia de Covid-19.

Sin embargo, el cambio de uso de suelo es todavía más preocupante que la tala clandestina, pues mientras que en ésta segunda los bosques de alguna manera se restauran (con o sin ayuda), en el cambio del uso de suelo por construcción de casa habitación, de carreteras o cultivos, se causa un mayor impacto en materia de captación de agua y temperatura.

“La tala es mala, más si es ilegal, porque se hace sin los cuidados correspondientes, pero si comparamos la tala con el cambio de uso de suelo, en éste último no hay formas de recuperar la masa forestal y se hacen cerca de los manantiales, cerca de áreas más conservadas, cuando se hace con las medidas correspondientes regularmente se hace una reforestación duplicada, pero la realidad es que casi nadie repara el daño”, comentó el ingeniero forestal.

Estas actividades no sólo acaban con la captación de agua e infiltración en los acuíferos, sino suma puntos al cambio climático, causando un desequilibrio mayor.


No se privilegia al medio ambiente

En consideración del biólogo José Antonio de la Cruz Hernández, hace falta respetar la normatividad que existe en torno al cuidado del medio ambiente, pues se ha privilegiado más a los negocios con la excusa de un “desarrollo económico”, aún cuando la ganancia de estos no es para el bien común de varios.

“No se ha aplicado la normatividad ambiental, no hemos aplicado el mínimo necesario en gobernabilidad ambiental, porque tenemos ordenamientos ecológicos nacionales, regionales, estatales, tenemos normas oficiales, tenemos leyes, reglamentos, tenemos una estructura normativa muy completa que sin embargo la capacidad operativa de los gobiernos de los diferentes niveles y la conciencia ciudadana no la llevan a su cumplimiento”, indicó.

Este tipo de actitudes, dijo, ha causado la pérdida del 60% de los bosques en México, la pérdida de áreas naturales protegidas, un crecimiento desordenado, la existencia de ciudades inevitables y la pérdida de agua, entre otros.

En este tema, el ingeniero forestal Fabián Gerardo Moya García, adicionó la carencia en materia de educación ambiental, pues aún cuando se conocen prácticas como la separación de residuos, en la mayoría de las veces no se aplica.

También consideró que hace falta un mayor modelo de manejo de residuos sólidos, pues ésta actividad podría generar grandes beneficios, tanto económicos como ambientales.

“Hay ciudades a las que le van muy bien y dependen de la colecta de basura porque hacen una separación, las separadoras que se manejan para el estado son muy pocas, y si quizá se le inyectara un poco de dinero a esa parte y que empresas trabajaran en esta área, se obtendrían grandes beneficios para la entidad”, declaró el especialista forestal.

Para concluir, el biólogo José Antonio de la Cruz destacó que en 2018 la producción global de plásticos fue de 359 millones de toneladas de plásticos, es decir, 3.16% más que en 2017, lo que muestra la importancia que se le da a este material en plena crisis ambiental.


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