/ martes 15 de junio de 2021

Conoce por qué las abejas tienen cada vez más microplásticos en su cuerpo

El problema se detectó tanto en ambientes rurales como urbanos y refleja la intensa actividad humana en la generación de desechos.

Las abejas en sus constantes viajes como parte de la polinización natural ya no solo portan en sus cuerpos el polen de las flores, también se ha detectado que cargan cada vez más diversos tipos de microplásticos derivado de la intensa actividad humana en la generación de desechos.

Predominan partículas derivadas de poliéster, poliestireno y cloruro de polivinilo, el problema se ha encontrado tanto en ambientes rurales como urbanos.

Si bien las abejas no buscan que se peguen estas partículas a sus cuerpos, sucede por la carga electrostática que adquieren al volar, es lo que les permite que se adhiera el polen a los pelos que las recubren, de acuerdo al artículo publicado en National Geographic con el título: Las abejas tienen cada vez más microplásticos en su cuerpo producto de la contaminación, publicado el pasado 27 de mayo.

En el documento se agrega que los microplásticos no figuraban entre las partículas minúsculas que estos insectos llevaban de un lugar a otro hasta recientemente.

Matt Kelly de National Geographic, dio a conocer que 13 polímeros sintéticos distintos se les adhieren actualmente al cuerpo, la cifra se obtuvo a partir de un estudio en torno a la relación de las abejas con los desechos plásticos antropogénicos, publicado recientemente en Science of the Total Environment.

Las abejas son un buen indicador de la cantidad de partículas plásticas que existen en el ambiente, así como del nivel de contaminación, porque sus patas y cuerpos muestran con claridad los fragmentos que transportan.

Desde los años 70 del siglo pasado se empezaron a usar a las abejas como indicadores de microplásticos en el ambiente, pero desde antes ya se empleaban para rastrear metales pesados, pesticidas y sustancias tóxicas.

La técnica para detectar las partículas de plástico en los cuerpos de estos insectos se ha aplicado recientemente en Chile, Argentina, Canadá y Estados Unidos, los resultados han revelado que pedazos de bolsas, envases y otros plásticos de un solo uso les recubren el cuerpo, como debería de hacerlo el polen de las flores en su lugar.

Ante el hecho de que se detectó el problema tanto en ambientes rurales como urbanos, los científicos consideran que esto se debe a la alta movilidad de los microplásticos.

Las abejas en sus constantes viajes como parte de la polinización natural ya no solo portan en sus cuerpos el polen de las flores, también se ha detectado que cargan cada vez más diversos tipos de microplásticos derivado de la intensa actividad humana en la generación de desechos.

Predominan partículas derivadas de poliéster, poliestireno y cloruro de polivinilo, el problema se ha encontrado tanto en ambientes rurales como urbanos.

Si bien las abejas no buscan que se peguen estas partículas a sus cuerpos, sucede por la carga electrostática que adquieren al volar, es lo que les permite que se adhiera el polen a los pelos que las recubren, de acuerdo al artículo publicado en National Geographic con el título: Las abejas tienen cada vez más microplásticos en su cuerpo producto de la contaminación, publicado el pasado 27 de mayo.

En el documento se agrega que los microplásticos no figuraban entre las partículas minúsculas que estos insectos llevaban de un lugar a otro hasta recientemente.

Matt Kelly de National Geographic, dio a conocer que 13 polímeros sintéticos distintos se les adhieren actualmente al cuerpo, la cifra se obtuvo a partir de un estudio en torno a la relación de las abejas con los desechos plásticos antropogénicos, publicado recientemente en Science of the Total Environment.

Las abejas son un buen indicador de la cantidad de partículas plásticas que existen en el ambiente, así como del nivel de contaminación, porque sus patas y cuerpos muestran con claridad los fragmentos que transportan.

Desde los años 70 del siglo pasado se empezaron a usar a las abejas como indicadores de microplásticos en el ambiente, pero desde antes ya se empleaban para rastrear metales pesados, pesticidas y sustancias tóxicas.

La técnica para detectar las partículas de plástico en los cuerpos de estos insectos se ha aplicado recientemente en Chile, Argentina, Canadá y Estados Unidos, los resultados han revelado que pedazos de bolsas, envases y otros plásticos de un solo uso les recubren el cuerpo, como debería de hacerlo el polen de las flores en su lugar.

Ante el hecho de que se detectó el problema tanto en ambientes rurales como urbanos, los científicos consideran que esto se debe a la alta movilidad de los microplásticos.

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