Una reciente investigación realizada por científicos de la Facultad de Medicina de Penn State, en Pensilvania, Estados Unidos, encontró que los champiñones, los más comunes de todos los hongos, podrían ayudar a combatir la depresión.
A lo largo de muchos años diferentes estudios han encontrado los múltiples beneficios que tienen los hongos comestibles para la salud física, por ejemplo los champiñones tienen una serie de elementos vitamínicos que fortalecen el sistema inmune y la respuesta corporal ante la presencia de enfermedades.
Los investigadores analizaron datos sobre la dieta y la salud mental de más de 24 mil adultos. Su estudio de una década, publicado en el Journal of Affective Disorders, mostró que los voluntarios que en su dieta evitaban los hongos tenían más probabilidades de desarrollar depresión.
Los hongos son la fuente más alta del del aminoácido ergotioneina (el champiñón es el que más lo aporta), un antiinflamatorio que no puede ser sintetizados por los seres humanos, por lo que al tener nivel altos puede reducir el riesgo de estrés oxidativo, lo que podría reducir la depresión, refiere el artículo: Comer champiñones podría ayudar a reducir el riesgo de depresión, publicado por Infobae.
Otros hongos que tienen ergotioneina son los shiitake, ostra (también llamada orellana, concha o gírgola) y maitake. Además el champiñón aporta potasio, que es un reductor natural de la ansiedad.
Los participantes se dividieron en tres grupos, según la cantidad de hongos que comieron. El tercio más bajo no consumió nada, mientras que el grupo medio consumió el equivalente a 4.9 gramos al día. Los voluntarios en el tercio más alto comieron 19,6 gramos por día, en promedio. Esto es aproximadamente una cuarta parte de una porción estándar, se lee en el artículo.
Las mujeres blancas con educación universitaria eran más propensas a comer grandes cantidades de hongos, de acuerdo a los datos de la investigación.
La edad promedio de los encuestados fue de 45 años. Los investigadores se ajustaron por edad, sexo y datos demográficos, enfermedades autoinformadas, medicamentos y otros factores dietéticos.
De igual forma llevaron a cabo una prueba separada para ver si la depresión se redujo al reemplazar una porción de carne roja con hongos, pero no encontraron una asociación.
