La inactividad física por períodos prolongados puede generar pérdida de la fuerza muscular por lo cual es recomendable realizar de manera constante movilidad de piernas o brazos, además de algunas rutinas de estiramiento corporal, advirtió la responsable del área de Terapia Física de la Clínica Multidisciplinaria de la UAEM, Gabriela López Peña.
La inactividad tiene sus efectos negativos, uno de los principales es que comienza una pérdida de la fuerza muscular.
Como resultado de la actual contingencia y tras contar con espacios prolongados sin realizar activación o movilidad física, la especialista señaló que se puede generar una disminución del tamaño de los músculos y del trofismo por lo que sugirió realizar ejercicios de piernas, brazos de cuello, siempre y cuando no haya antecedentes de una lesión.
Aunado a esto sugirió tomar en cuenta una caminata de 10 a 15 minutos diarios siempre y cuando las condiciones sanitaras lo permitan ya que, de esta forma, nuestro cuerpo se activará nuevamente. “Con la inactividad se disminuyen ciertas funciones por ejemplo imagínate que disminuyó la fuerza o músculo, si una persona quiere correr tal vez no lo pueda hacer porque no existe un amortiguamiento del impacto de la actividad”.
En consecuencia, mencionó que las personas con esas características podrían sufrir daños en caderas, rodillas, y otras zonas del cuerpo por lo que puntualizó que la movilidad es diferente en cada tipo de población ya que no es lo mismo en adultos que un menor de edad o una persona con más de 60 años.
Otro de los factores que destacó fue la modificación en las actividades de ocio por parte de los menores puesto que es un segmento inmerso en el uso de dispositivos tecnológicos.
“Con los niños es importante que la hora de jugar con él, no solo sean juegos de destreza mental, sino que incluyan movimientos o de activación física en donde tenga que desplazarse, como fijar laberintos u obstáculos”.
Alertó que al efectuar activación física no debemos excedernos en tiempo o en la capacidad de nuestro cuerpo, para ello, habrá que estar bajo supervisión de un especialista aunque también puede realizarse en familia o entre padres e hijos para motivar la convivencia.
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