El sueño de Fabián Ángeles Reyes comenzó con su amor por los caballos, lo cual lo llevó a fundar “Ejoma”, una asociación civil ubicada en la zona norte del Estado de México que ofrece tratamientos con equinoterapia a infantes en situación de discapacidad.
Desde muy joven buscó sembrar el interés por la charrería en la comunidad de San Andrés El Pedregal, en Ixtlahuaca, donde después de mucho tiempo logró construir un ruedo en el pueblo.
"Mi idea en algún momento fue que el pueblo se enamorara de la charrería y por eso hicimos el ruedo, se convocó a la gente con la idea de formar una escaramuza para darle impulso a la actividad; para ello, un amigo nos ayudó y lo hicimos", relata don Fabián.
Recordó que en 1972 acudió con la administración estatal para solicitar, al entonces gobernador Salvador Sánchez Colín, albardas para las escaramuzas y, por fortuna, le dieron respuesta.
"En una gira que hizo el gobernador por la zona norte entregó las albardas y con ello comenzó más en forma este deporte en el pueblo, hasta que el grupo se fue diluyendo, ya que las integrantes se fueron casando, entre ellas mi esposa, con la que formé mi familia", rememora.
Su relación con los caballos no terminó y la llegada a su familia de una menor en situación de discapacidad lo llevó a voltear a ver a estos animales como una alternativa de salud.
Así, con la ayuda de uno de sus hijos, se plasmó el sueño de la equinoterapia mediante la asociación Ejoma, una institución basada en valores, donde se trabaja para lograr equilibrio en la salud de las persona en un ambiente de inclusión, relata don Fabián.
Explica que una vez que reorientaron las bondades del caballo a la salud de los menores, comenzaron a tomar en serio el proyecto hasta que el primero de mayo 2015 lograron su certificación, desde entonces realizan esta labor sin fines de lucro.
"Creo que con esta labor se ha cambiado la vida de muchos pequeños que en esta zona del estado estaban destinados a vivir encerrados en sus casas por miedo al qué dirán", expresa.
Sobre el significado del nombre de Ejoma, el presidente de la asociación civil, Ivanhoe Ángeles Contreras, detalla que es una palabra mazahua convertida al castellano que significa “madre que provee o tierra que da”, y eso es lo que brinda la asociación: ayuda.
En estos casi siete años de vida, indica, si bien la ayuda de muchas personas ha sido vital para el proyecto, la asociación no recibe ningún tipo de apoyo gubernamental, por lo que las cuotas de recuperación de quienes reciben las equinoterapias son para lo básico.
"Nosotros atendemos a niños que vienen de Michoacán y hay muchos casos donde prácticamente no se les cobra nada e incluso a los padres de familias se les ayuda para que no dejen de traer a sus niños", añadió.
Entre los servicios que se ofrecen destacan la equinoterapia, monta terapéutica, estimulación temprana con el caballo, atención al rezago educativo con caballo y psicoterapia.
El objetivo que prácticamente se ha fijado como meta en corto plazo, enuncia el presidente de la asociación civil, es trabajar en consolidarse y extender el proyecto a otras zonas de la entidad, a fin de llevar los beneficios de la equinoterapia a más pequeños.
"La idea es que Ejoma se extienda y exista un proyecto de este tipo en más municipios, de hecho, ya existe uno más en la zona norte de Toluca liderado por Yadira Alonso.
Ejoma, como escuela
La necesidad de ser autosustentables, al no recibir ningún apoyo gubernamental, indica Ivanhoe, los ha llevado a optar por trabajar con estudiantes voluntarios mediante la modalidad de servicio social y prácticas profesionales.
"Son estudiantes de licenciaturas como psicología que vienen, hacen sus prácticas profesionales o hacen su servicio social y a cambio se les otorga la profesionalización, es decir, ellos nos dan su tiempo y nosotros su profesionalizacion en el área de equinoterapia", añade.
Los voluntarios, relata, firman una carta compromiso con voluntarios por uno o dos años y una vez que cumplen se les otorga su certificado, ya sea auxiliar en equinoterapia y equinoterapeuta.
Se enfrentan a pandemia
La pandemia de Covid-19 detuvo por completo a la equinoterapia y con ello la atención a niños en situación de discapacidad, un sector que ha sido de los más olvidados en esta emergencia sanitaria.
El presidente de la asociación civil Ejoma, Ivanhoe Ángeles Contreras, explicó que hasta antes de la pandemia tenían una atención constante de pequeños en situación de discapacidad.
Sin embargo, recordó que la pandemia llegó y lamentablemente tuvieron que parar la atención, de tal suerte que cerraron las actividades de esta asociación.
“Realmente en esto no hay ganancias, lo hacemos por el gusto y la vocación, es por ello que los gastos de la manutención de caballos realmente corrió a cargo de nosotros”, enfatizó.
Detalló que si bien la atención de niños y todas las actividades llevadas a cabo por la asociación se paralizaron, se logró acondicionar un nuevo lugar para ahora que la pandemia ya cedió, continuar con los tratamientos.
Ángeles Contreras manifestó que aunque cuentan con 10 caballos, sólo son tres los que están preparados para brindar las equinoterapias, y es que deben de ser entrenados para realizar las actividades propias de las terapias asistidas con caballos.
“El grueso de los pacientes que atendemos son niños y por lo mismo tenemos que ser cuidadosos, ahora con esta pandemia en años anteriores era muy común que se enfermaran de gripe, por eso decidimos parar”, añadió.
Ahora, desde el mes de enero, explicó, se retomó la atención y actualmente los fines de semana se reciben entre 12 y 14 niños, pero se espera que aumente poco a poco el número de niños.
Proceso de atención
El presidente de la asociación civil Ejoma detalló que para acceder a la atención es realmente un proceso sencillo y tiene que ver con un esquema de citas.
Como primer paso, dio a conocer, se agenda una cita y se identifica el diagnóstico del paciente, si es que lo tiene, y si no, se buscan alternativas para conseguirlo.
Después de ello, agregó, se les entregan los requisitos, entre ellos certificado médico, que también en caso de no tenerlo se les ayuda.
Posteriormente se les agenda de nuevo, aseveró, y se les aplica un examen socioeconómico, para luego definir la cuota de recuperación que en la mayoría de los casos es mínima y simbólica.
“El diagnóstico es el mapa que permite ver para dónde ir y la ventaja de nuestra asociación es que contamos con una área de psicología y un grupo multidisciplinario de apoyo a los pacientes”, recalcó.
Finalmente, indicó que existen varias historias de éxito, todas en su mayoría tienen que ver con un diagnóstico dado por el médico que generalmente es revertido con la atención que se les brinda.
