Después de semanas de estudio científicos del Instituto de Investigación Veterinaria de Harbin confirmaron que como parte de un estudio aprobado por el Ministerio de Agricultura y Asuntos Rurales de China, los gatos pueden ser infectados por el Covid-19 y transmitirlo a otros, mientras que los perros son menos susceptibles al contagio.
Los investigadores infectaron con el virus a un gato de ocho meses de edad después de ubicarlo junto a tres jaulas con gatos a los que les habían inyectado grandes dosis de Covid-19, aunque ninguno mostró los síntomas que padecen los humanos, todos tenían anticuerpos en la sangre que mostraban que habían combatido el virus.
El mismo equipo realizó un experimento similar en cinco perros de raza Beagle de tres meses de edad, detectaron el virus en hisopos rectales de tres, y sólo dos tuvieron una respuesta inmune, otros dos perros no expuestos que se mantuvieron en la habitación con ellos durante dos semanas dieron negativo.
Los hallazgos fueron reportados luego de que Hong Kong informara el martes (14 septiembre) de su primer caso de un gato infectado y después de que dos perros también dieran positivo en las últimas semanas. Todos eran mascotas de personas con Covid-19. A fines del mes pasado un gato en Bélgica también dio positivo, lo anterior de acuerdo a información publicada por EFE.
Los expertos aún sostienen que no hay evidencia de que las mascotas sean capaces de infectar a los humanos, los científicos de Harbin dieron a los animales dosis muy altas del virus que no reflejan las dosis reales que podrían recibir en la vida cotidiana.
Shenzhen, una de las mayores ciudades de China, anunció esta semana que incorporará en mayo la prohibición de comer perros y gatos a la de comerciar y consumir animales salvajes, impuesta en el marco de la crisis del coronavirus.
Según las estimaciones de Humane Society International, cada año se matan 10 millones de perros y 4 millones de gatos para su consumo en China. No obstante, pese a los estereotipos, la ingesta de estos animales no es habitual en China y cada vez, especialmente entre los más jóvenes, hay más oposición social a que se permita hacerlo.