Seguramente te ha pasado que destapas una bolsa de papas sólo con la intención de botanear pero terminas arrasando con todo su contenido, prácticamente sientes que no puedes dejar de comer una tras otra.
La razón es que hay alimentos que son adictivos y no podemos parar de comer si no tenemos fuerza de voluntad suficiente que nos obligue a cerrar la boca.
Estos son algunos alimentos adictivos y además te contamos por qué no puedes dejar de comerlos, según la ciencia, más específicamente, de acuerdo con un estudio que realizó la Universidad Estatal de Colorado.
Refresco
Las bebidas con gas no sólo contienen azúcar sino cafeína, sustancias que en conjunto causan en nuestro cerebro un efecto similar a pequeña escala que la heroína.
Posteriormente producimos dopamina y serotonina, ambos neurotransmisores generan placer, el cual, nuestro cerebro busca incrementar con un nuevo trago. Peor aún si lo tomaras pensando que puede quitarte la sed, pues no servirá de nada tomarlo con este fin, tomes los sorbos que tomes.
Galletas
Esto aplica indiscriminadamente con galletas dulces y saladas, nuestro cerebro cuenta con receptores de dopamina D2 y cuando una persona sana tiene una buena cantidad de estos receptores, es menos susceptible a ser adicta a cualquier sustancia o alimento. Las galletas, por su contenido de azúcares y grasas, son capaces de reducir la función de estos receptores, aumentando el deseo de seguirlas comiendo.
Helado
La mayoría de los helados tienen lácteos, pero además son ricos en grasas y azúcares, factores que tienen en común muchos alimentos adictivos. Además, la textura cremosa y la temperatura del helado son imanes perfectos para querer seguir comiéndolo.
Queso
¿Quién logra deshebrar un queso oaxaca sin tomar al menos un pedazo?
Los investigadores señalan que cuando nuestro organismo procesa la caseína, una proteína presente en los lácteos, produce casomorfina, una sustancia que produce una reacción física similar a la de un opioide.
Papitas fritas
Las papitas en bolsa contienen altos niveles de sal, carbohidratos y grasa, una combinación que para muchos es irresistible, incluso para las ratas que participaron en el estudio. Además, la textura crujiente de las papas resulta ser muy placentero para nuestro cerebro.