Vendedores de frutas, legumbres y verduras coinciden en señalar que en los últimos años la época de lluvias es responsable del encarecimiento en los precios de algunos de los productos de los denominados “de temporada”, aunque reconocen que algunos pueden conservar el costo e incluso reducirlo.
Sin embargo, advierten, el comercio desleal es otro factor que afecta la venta en los mercados populares, pues además de las recauderías que ya se encuentran en cada colonia, ahora hay vendedores que a bordo de camionetas ofrecen precios más bajos, al no pagar impuestos ni rentas.
Eugenio Piña y Emil Leonardo Aguirre Romero, comerciantes de frutas en el Mercado Morelos de Toluca, coincidieron en señalar que cuando llueve demasiado la fruta y la verdura se echan a perder y eso hace que los productos suban de precio, por ejemplo, en esta temporada las que se han visto afectadas son las piñas, porque están muy escasas ya que son muy sensibles a las lluvias y por eso se echan a perder.
También la naranja está escasa y muy cara, al igual que toda la fruta americana, la que se importa de los Estados Unidos, como la manzana, la pera, kiwis y uvas son las frutas que mayor alza de precios han registrado, de manera que un kilo de manzana americana está entre 60 y 70 pesos, el kiwi a 90 pesos y 80 pesos y las uvas americanas hasta los 80 pesos por kilo, debido a que a se acabó la cosecha de uvas mexicanas, las cuales se vendían en 40 y hasta 30 pesos el kilo.
Reconoció que como en todo, las ventas de frutas registran altibajos, pues hay unos días que se vende mejor que otros, pero particularmente en estos días -consideró- la compra de útiles escolares y uniformes provoca una caída de 30% y 40%, pues los padres de familia no pueden mandar a sus hijos a la escuela sin los materiales que necesitan para aprender.
Eugenio Piña resaltó que en este mercado, el Morelos, todos los comerciantes tienen precios casi estandarizados, como una medida para “no chotearnos entre nosotros mismos, lo que sí nos perjudica es el comercio desleal, pues alrededor del mercado se ponen camionetas con frutas y verduras, son de personas que no pagan impuestos, no tienen empleados y no tienen más gastos y eso sí nos repercute”.
Aquí nosotros generamos empleo, le pagamos al ayuntamiento, ofertamos un producto seguro, de procedencia lícita, no contaminado, no tenemos los productos asoleados” apuntron ambos locatarios.
Las pérdidas entre los efectos de las lluvias y la competencia desleal representa para los productores del mercado Morelos, porcentajes que varían entre 30% y 40% del total de las ventas, señaló Aguirre Romero, si bien son dos o tres pesos por kilogramo, la gente sí lo resiente porque cuando se estaba pensando en comprar tres, cuatro o cinco kilos termina llevándose tres o dos nada más, con lo que cuesta más trabajo vender el producto que tenemos en existencia.
Precisó que, el aguacate está dentro de un rango competitivo, pues en semanas anteriores llegó a ubicarse entre 100 y 120 pesos por kilogramo y actualmente se encuentra entre los 80 pesos y 85 pesos.
Entre los productos de temporada, indicó, están los elotes cacahuatizintle, el huitlacoche, las flores de calabaza, entre las verduras, que son los más demandados y que afortunadamente no han sufrido los estragos de las lluvias, pero en contraparte, la calabaza, el chayote y el jitomate se han visto afectados por las precipitaciones pluviales, lo cual se manifiesta en su estado físico, por ejemplo, el jitomate viene mas aguadito.
“Las camionetas que se estacionan en calles aledañas a los mercados, a las escuelas e iglesias sí nos afectan bastante, por el hecho de que nuestro cliente ya no viene hasta acá, por lo mismo que se lo dan más barato y están más cerca de sus casas y eso nos perjudica a nosotros porque se nos queda nuestra verdura, nuestra fruta y ello representa pérdidas”.
Pidió a las autoridades municipales atender el tema de los ambulantes que se están en la periferia de los mercados, así como verificar que las recauderías que instalan en las colonias cumplan con los requisitos de manejo responsable de los alimentos, que paguen impuestos.
Sin embargo, no queremos que los quiten y nada más, sino que les den permiso de instalarse en algún sitio en donde la competencia sea equitativa, que paguen por lo menos el uso del suelo, porque también tienen que ganarse la vida de alguna manera.