Ser artista y también emprendedor para comercializar creaciones propias nunca ha sido fácil.
En tiempos del Covid-19 dicha labor se tornó aún más compleja, pues la compra de arte no representa un elemento esencial para las familias, quienes procuraron invertir su dinero en productos de primera necesidad.
La crisis sanitaria generó el cierre de numerosos establecimientos comerciales. Sin embargo, para artistas como Israel Arzaluz Sánchez significó un área de oportunidad.
Arzaluz Sánchez es un artista de artes como la pintura, la escultura, pero también de la técnica del grabado.
A partir de la pandemia reinventó la forma de hacer que las personas conocieran sus piezas de arte y también logró que estuviera al alcance de todos.
Ejemplo de sus creaciones y que son de uso cotidiano son piezas como mousepads, (tapetes para mouse de computadora), tazas y cuadernos, entre otros.
“Empezamos a manejar este discurso de que el arte pues realmente es totalmente accesible, porque se tiene una idea de que el arte es para consumidores con grandes recursos”, explicó Israel en entrevista.
El arte de Arzaluz Sánchez ha logrado entrar en los hogares, trabajos y otros lugares de uso cotidiano. En medio de la pandemia reinventó la forma de comercializar y distribuir el arte contemporáneo.
“Fue acercar el arte, no sólo a los lugares habituales (como museos o galerías), sino en el lugar donde tú trabajas, tener arte”, enfatizó.
Esta visión le permitió salir de lugares comunes como galerías y museos y con ello generó las condiciones para que más gente lo consumiera y con las características de que tienen costos accesibles y que se popularicen entre la gente.
“(Primero, cumple con) el hecho de que es un producto que es más económico para el consumidor, entonces lo pueden consumir fácilmente. Otra, es el hecho de que yo puedo distribuir mi obra a más personas y llevar un poco de arte a los lugares donde ellos trabajan, donde ellos tienen actividades cotidianas”, reiteró.
A decir del propio artista, considera que si estamos rodeados de arte, el ambiente del hogar y laboral es más agradable, lo que contribuye a un óptimo desarrollo mental y proporciona un estímulo a la creatividad.
Lo que nos ha demostrado la pandemia del Covid-19 es que el arte se ha convertido en un escape para salir de la realidad, potencializando todas las sensaciones a través de cualquiera de las bellas artes, consideró.
Materiales
Israel ha trabajado por más de 20 años en técnicas como la impresión en óleo, acrílico y temple.
Innova con desechos de tubos de PVC. Con el uso de este material ha hecho grabados para decoración, mientras que la cerámica y madera le han permitido moldear sus pensamientos para la escultura.
Las redes sociales han sido su apoyo
Hasta antes del Covid-19, Israel había optado por trabajar como un artista independiente. De esta forma vendía sus creaciones tocando de puerta en puerta.
“Salía a buscar a gente que le gustara el arte, les enseñaba mi carpeta y ellos me recomendaban con otras personas, y así es, prácticamente, vender de puerta en puerta”, explicó.
Había trabajado así, pues de esta forma de trabajo le permitía, como artista, transmitir sus ideas a los compradores, explicarles el proceso de elaboración de las piezas y sobre todo compartir la esencia de cada creación.
Asimismo esta forma de comercializar sus creaciones servía para socializar con sus consumidores, explicarles la técnica, abundar sobre el color, la composición, la interpretación y la historia que había detrás de cada una de las piezas.
“Me daba la oportunidad de que el comprador no sólo comprara la obra plástica porque le había gustado visualmente, sino porque le llenaba, visualmente, toda la historia que viene detrás de ella”.
En tiempos de Covid-19 el contacto de puerta por puerta terminó, lo cual hizo que adaptara esta forma personalizada de popularizar su arte, esto fue a través de redes sociales.
“Lo que hice fue a través de los medios digitales, en este caso yo me apoyé mucho del WhatsApp, ya tenía algunos números de mis clientes y empecé a tratar de hacer lo mismo”, describió.
Durante el proceso elaboró y compartió un catálogo digital con fotografías de sus obras. El compendio contiene un resumen técnico de cada pieza, pero también añade elementos exactos para su comercialización.
Al principio, reconoció que esta forma de vender a través de las redes sociodigitales fue complicada porque el arte no es una “necesidad primordial”, pues si no se compra una pieza de arte no pasa nada para una familia, como lo representa comprar alimentos o medicamentos.
Pero la calidad y creatividad contenida en cada una de sus piezas, además del sentido solidario de sus clientes, lo ha ayudado no sólo a sobrevivir, sino a crecer.
Ahora puede decir que ante un escenario de incertidumbre que generó en la economía la pandemia de Covid-19, la promoción personalizada por redes sociales del arte le ha servido para detener el colapso de esta actividad económica y cultural.
En plataformas como Facebook se le puede encontrar con el nombre de contacto Isra Art. Así se le puede localizar a este artista. Posterior a ello, ofrece el contacto vía WhatsApp para enviar su catálogo
