La pandemia por Covid-19 agudizó el problema de trabajo infantil y se estima que ocho millones de niños se sumaron a esta actividad, y por lo mismo el fenómeno ya involucra a 160 millones de infantes en el mundo, señaló Pedro Américo Furtado de Oliveira, Director de la Oficina de País de la Organización Internacional del Trabajo para México y Cuba.
Luego de encabezar la ceremonia de entrega del “Distintivo Estado de México Sin Trabajo Infantil” en las instalaciones del SUTEYM, explicó que si bien todavía no se tienen los resultados del análisis del impacto que tuvo la pandemia en México y los demás países, se ha agudizado el fenómeno.
“Sabemos que se aumentó el fenómeno del trabajo infantil, en el mundo sumó a 8 millones de niños por el tema de Covid-19, cuando la tendencia hasta antes de la emergencia sanitaria era a la baja en todo el mundo, incluyendo México”, indicó.
Con este incremento de 8 millones de niños, afirmó el Director de la Oficina de País de la Organización Internacional del Trabajo para México y Cuba, hoy en el mundo hay 160 millones de infantes entre 11 y 17 años que están trabajando.
“Todavía no tenemos números en México, pero sabemos que va a aumentar el fenómeno, esperamos que para este año ya tengamos cifras de cuál fue el impacto en México derivado de la pandemia”, recalcó Furtado de Oliveira.
Indicó que la causa principal de este fenómeno es la pobreza, pero derivado de la emergencia sanitaria se sumaron otros factores, tales como el cierre de los colegios y la situación económica que viven todavía muchas familias, así como el cierre de negocios.
Ante esta situación, adelantó que seguramente en México las cifras de informalidad se van a disparar, pues eso se ha convertido en uno de los campos más fértiles para el problema del trabajo infantil.
“Lo que hemos recomendado es trabajar en la recuperación económica y que los gobiernos de los países tomen en cuenta una política de asignación, que ya se tiene en México, pero que pueda desarrollarse a plenitud para que los niños vuelvan a tomar sus clases, además de establecer mecanismos de protección social para las familias”, recalcó.
Al ser cuestionado sobre los tiempos que pudiera llevar a México disminuir este incremento del fenómeno, Furtado de Oliveira estableció que es muy complicado, más no imposible, ya que el país cuenta con la voluntad y compromiso para frenar el trabajo infantil y combatir trabajo forzoso.
“Aquí en México, hay mecanismos, iniciativas, políticas públicas e instituciones, lo que no hay todavía es una estructura de coordinación para que se pueda cerrar ese círculo. A ello se suman legislaciones diversas por cada estado que no permiten darle un seguimiento efectivo al problema”, añadió.
En este sentido, finalizó diciendo que México tiene la gran oportunidad de coordinar a todos los actores que están ahí como empresas, sindicatos, entre otros, es decir, lograr que cada cual haga su papel y eso se puede organizar.
Al respecto, el encargado del Despacho de la Secretaría del Trabajo del gobierno estatal, Gerardo Becker Ania, subrayó en su discurso que el trabajo infantil es un fenómeno multifactorial y, de acuerdo a estimaciones de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), en este planeta existen 152 millones de niñas y niños trabajando.
Tan sólo en América Latina, informó, las cifras refieren que hay poco más de 10.5 millones de niños y niñas involucrados en alguna actividad laboral y en el caso de México, según cifras del INEGI generadas durante el 2019, se contabilizan poco más de dos millones de niños y niñas en esta condición.
Debido a que el trabajo infantil representa una clara violación a los derechos de niñas, niños y adolescentes, la actual administración que encabeza el gobernador Alfredo del Mazo Maza considera como necesario tomar medidas que contribuyan no sólo a combatir el fenómeno sino a erradicarlo por completo.
Es por ello, enfatizó el funcionario estatal, las acciones están encaminadas a proteger a los niños y niñas y adolescentes, mediante la promoción, coordinación y vinculación interinstitucional para la salvaguarda de los derechos de la infancia y adolescencia, así como difundir los derechos de niñas niñas y adolescentes, e impulsar acciones que generen un cambio cultural y que consideren a los niños como titulares de derechos.
