En este nuevo escenario de sobreabundancia y variedad la tarea de organizar las fotos personales se ha vuelto más compleja, tediosa y difícil sobretodo a la hora de eliminar porque estas representan momentos y aspectos significativos de nuestra vida que encapsulan fragmentos de la realidad que nos rodea.
Actualmente es difícil imaginar un viaje placentero, una celebración en familia o una cena de amigos sin dejar un testimonio gráfico que sin pensarlo, nos entorpece la memoria.
Del carrete al fichero digital
En la época de las cámaras analógicas la fotografía era un pasatiempo caro, por lo que eran pocas las instantáneas que solían tomarse de un acontecimiento. Incluso cuando se transferían a un álbum, una vez reveladas, se sometían a cierta selección.
Sin embargo la llegada de la fotografía digital y de los teléfonos móviles con cámara ha multiplicado el número de fotografías que tomamos y guardamos, por lo tanto la acción de deshacernos de ellas cuesta más de lo normal.
¿Por qué acumulamos tantas fotos?
Llevar tu carrete con fotografías significa registrar experiencias propias que sustentan la visión de un hecho pasado y en ocasiones suelen generar respuestas afectivas, razón por la que solemos preservarlas durante muchos años.
Por ello le dedicamos cierto esfuerzo a ordenar nuestras fotografías anticipando una necesidad futura: revivir esos momentos personales o en grupo.
La abundancia nos hizo pobres
El tener varios dispositivos y procesos para almacenar imágenes representa un gran obstáculo para el mantenimiento a largo plazo ya que tendemos a amontonarlas en carpetas que al final no sabemos en donde quedaron. En consecuencia llegamos al punto de acumulación dejando el orden a un lado.
Organizar fotos no es tarea fácil
Las fotografías tomadas en la vida cotidiana tienden a crecer con el paso del tiempo, por lo tanto tiende a complicarse la tarea de gestionarlas. No obstante para encontrar imágenes preferimos recurrir a la navegación porque de forma instintiva tendemos a activar en el cerebro rutinas espontáneas de búsqueda de objetos.
Borrar nos da pereza
La enorme capacidad de las memorias digitales y el bajo coste de conservarlo todo nos impulsan a guardar en exceso y nos disuaden de hacer limpieza, eliminando así sólo el 17% de las fotos que hacemos aún cuando éstas son idénticas entre sí.
La respuesta es clara: determinar qué fotos son desechables requiere atención, supone un esfuerzo cognitivo y provoca una situación paradójica por el hecho de emplear un tiempo valioso en piezas sin valor.
Las plataformas digitales
La presencia de plataformas digitales como Flickr, Google Fotos, 500px o PhotoShelter, entre otros; nos hace pensar que nuestras fotografías se han convertido en un material perecedero al crear una copia de seguridad y usar esto como respaldo, pero no es así, ya que Internet es un entorno cambiante donde todo tiene una esperanza de vida incierta.