El grupo que encabeza Karina Rivera supo por las redes sociales que el Presidente del Poder Judicial, Ricardo Sodi, contrajo Covid-19. Por eso se organizaron y, en la rodada a Toluca, juntaron unas guayabas, cebolla morada y enrollaron canela en papel para armar un remedio casero.
La idea fue entregar el bulto en manos de Sodi. Pero como cada jueves, desde hace un año en las marchas que hacen para exigir amnistía para sus familiares, nadie los recibió ni les abrió los portones del recinto ubicado en la calle Bravo.
"Es una forma de protestar", explica Karina, quien viene de La Marquesa, en Ocoyoacac, y representa a su hermano Jorge Rivera, preso en 2017 por el presunto delito de homicidio.
UNA PALOMA
Karina carga en las manos una cajita de papel de un baby shower, y al interior lleva una paloma. El ave la arrojará al cielo cuando llegue al Poder Judicial.
"Es la paloma de la paz", dice Karina, cargando la cajita color azul y con la fotografía ampliada de su hermano prendida sobre su cuello.
"Llegó solita a mi azotea y la comencé a alimentar hasta que me gané su confianza", explica la mujer sobre la paloma y su forma peculiar de manifestarse este jueves.
Aunque hoy se trató de una rodada que salió desde las Torres Bicentenario hasta la plaza de los Mártires, cada familia busca cada semana una forma de manifestarse, de hacerse presente y gritar libertad para sus presos.
LA FOTO EN EL PATÍN
En otra escena de la marcha, las hermanas Nancy y Edith Paz Rivas llegaron a la plaza de Los Mártires con un patín de diablo al que le colgaron la foto de su hermano David, detenido el 6 de diciembre de 2015 en el poblado de Santa Bárbara, municipio de Cuautitlán Izcalli.
"Era la fiesta del pueblo", recuerdan las hermanas Paz.
Un día antes de la detención de David, era la fiesta del pueblo, y en la familia Paz habían celebrado la primera comunión y la presentación de los tres años de las hijas de David.
"El día cinco asesinan a su vecino de mi hermano", cuenta Nancy Paz.
Era de noche cuando habrían ocurrido los hechos, justo a unos metros de la casa de David, y junto a un salón de fiestas.
"Estaba recogiendo su comida y cuando ve que vienen unas personas corriendo y son los que habían cometido el homicidio", recuerdan las hermanas Paz.
A David primero lo quisieron llevar como testigo del hecho, pero luego como principal sospechoso y, al final, terminaron por achacarle el asesinato de su vecino, recuerdan sus hermanas.
"La verdad la justicia es bien canija", les dijo esa vez David a los judiciales que lo quisieron llevar como testigo y a los mismos que, horas más tarde, llegaron en convoy y lo detuvieron.
Lo sentenciaron a 55 años. En prisión David cumplirá seis años en diciembre y 34 de edad.
En la foto que expandieron sus hermanas Edith y Nancy y que llevan a todas las marchas, envuelta en un forro transparente, aun se mira al David de hace seis años, al que le celebraba una fiesta a sus hijas el día de su detención.
"Apenas formaba su familia", externan las hermanas Paz, para aferrarse a la idea de la libertad de su hermano.
