Hoy fue un día de angustia y adrenalina para Miguel Ángel Sánchez e Hilario Hernández.
Miguel Ángel se dirigía a los juzgados localizados en la avenida Nicolás San Juan, mientras Hilario, acompañado de su hijo, regresaba de recolectar fierro viejo y se dirigían a su hogar en Tlachaloya.
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Los tres fueron interceptados por el operativo de la Secretaría estatal del Medio Ambiente y el gobierno de Toluca para la detección de vehículos sin verificar, que forma parte de las medidas de la actual contingencia ambiental.
Los vehículos de estos ciudadanos toparon con el retén instalado sobre la vialidad Alfredo del Mazo, a un costado del hospital Materno Infantil del Instituto de Seguridad Social del Estado de México y Municipios (ISSEMyM).
Tras ser detenido Miguel Ángel trató de dialogar con los agentes de tránsito y personal de la Secretaría del Medio Ambiente, sin embargo, le levantaron la infracción y una grúa enganchó a su automóvil. Ahí comenzó el viacrucis.
La papeleta de infracción de tránsito municipal fue por casi mil 700 pesos, no obstante, si era cubierta 15 días después pagaba 807 pesos y si lo hacía este mismo viernes el costo bajaba a 507.
Al preguntarle a los elementos de tránsito cuánto sería del servicio de grúa y corralón nadie le pudo precisar algún costo exacto.
“Creo que son mil 500”, le dijo una policía municipal, lo cual hizo aumentar la angustia de Miguel Ángel, quien de inmediato advirtió que no le alcanzaría con el dinero que traía en el bolsillo.
Después de hacer llamada para cancelar su cita que tenía en los juzgados, preguntó al oficial si iba a ocupar más documentos para pagar su infracción, al recibir una respuesta negativa, decidió ir por más dinero a su casa.
Metros más adelante del sitio donde fue montado el operativo tomó un taxi, lo cual fue el inicio de los gastos, pues tuvo que desembolsar los primeros 60 pesos. Una vez en su domicilio y después de tomar un ahorro que tenía salió con los papeles de su unidad.
Volvió a tomar un taxi, donde se fueron otros 60 pesos para trasladarse a las oficinas de tránsito municipal, ubicadas en la esquina de Primero de Mayo y Sor Juana Inés de la Cruz de la ciudad de Toluca.
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En la ventanilla le pidieron una identificación oficial, factura o tarjeta de circulación a su nombre o contrato de compra y venta para acreditar la propiedad del vehículo, además de una copia del pago de los 507 pesos.
Después de casi media hora de tramitología, finalmente salió de estas oficinas y se dirigió de nueva cuenta en taxi al corralón de Grúas León. Hasta ese momento ya había gastado 627 pesos.
RUMBO AL CORRALÓN
Mientras en el cielo permanecía la bruma gris, el día de Miguel Ángel no terminaba. Una vez que llegó al corralón ubicado en Santa Ana Tlapaltitlán tuvo que esperar unos minutos en la puerta ante la demanda que había para esos trámites.
Cuando le tocó su turno le informaron que debía pagar 700 pesos. Ya con la orden de liberación en mano subió a su chevy y salió del corralón. En total el automovilista tuvo que desembolsar mil 387 pesos. Su día prácticamente lo perdió.
“Este dinero lo tuve que pellizcar de algunos ahorros que tenía porque le estoy construyendo un cuarto a mi hija. Ese dinero lo iba a utilizar para eso, pero bueno ya ni modo; lo que sí es que las autoridades no deben comenzar a castigar sin antes avisar”, expresó Miguel Ángel, quien ayer pagó el pecado ambiental de no verificar su automóvil.
Sin embargo, aún le falta pagar la multa por no verificar, la cual asciende a mil 690 pesos, pero como ya pagó la infracción de tránsito municipal y los servicios de la empresa de grúas puede seguir circulando, claro con el riesgo de volver a ser detenido por no verificar.
COMPLICACIONES
Después de su jornada de trabajo en el municipio de Villa Guerrero, Hilario Hernández, acompañado de su hijo, regresaba a bordo de su camioneta cargada con fierros viejos. Se dirigía a su casa en Tlachaloya, cuando cayó en el operativo por la contingencia ambiental que vive el valle de Toluca.
Fue infraccionado y su camioneta remitida al corralón. Sin saber que hacer, preguntó a los agentes de tránsito municipal.
"Mira levantamos tu infracción, vas pagas, y después vas por tu vehículo al corralón" relató.
Acompañado por su hijo, se fue en autobús a las oficinas de tránsito municipal, al mismo lugar donde llegó Miguel Ángel.
Pero al tratar de pagar los 507 pesos de su infracción, no lo pudo hacer porque la tarjeta de circulación no iba a su nombre.
“Mire tiene que acreditar la propiedad del vehículo y si no tiene la factura a su nombre, necesitamos el contrato de compra-venta”, le explicaron. Así, Hilario también tuvo que pagar sus omisiones ambientales con un peregrinaje en busca de los documentos solicitados.
“Creo que siempre el ciudadano es el que resulta afectado con estos operativos, porque no hacen una campaña de concientización y luego ya aplican la ley. Ni modo, el gobierno solo nos friega”, señaló mientras caminaba en busca de un autobús.
