/ viernes 1 de mayo de 2020

"Cuídelo por favor doctor"

Hace unos días un paciente sospechoso de Covid-19 ingresó al Hospital General Regional 220 del IMSS; en ese momento el equipo médico asumió el reto que significa la pandemia mundial

Es el primer domingo después de haberse declarada la fase 3 de la contingencia por el Covid-19 en el país, apenas pasaban el mediodía, cuando llegó a la sala de urgencias del Hospital General Regional 220 (HGR-220) del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), en Tollocan, un paciente con dificultad para respirar; lo llevaron sus familiares tras varios días de permanecer en casa con malestares.

Fotos

En el pasillo hay una cápsula plástica de aislamiento, transitan médicos, enfermeras, personal de trabajo social y de limpieza. Todos usan mascarillas, guantes y goggles; nadie puede ingresar a los cubículos de valoración o sala de choque sin trajes especiales de bioseguridad.

El personal hace una primera valoración al paciente de aproximadamente 40 años de edad; por su sintomatología es considerado como un caso probable de Covid-19. Ingresa a un cubículo donde se sienta sobre la camilla mientras dos enfermeras le suministran oxígeno a través de una mascarilla plástica, también le colocan por encima otra mascarilla que servirá como filtro a la saliva que desprenda al momento de hablar, toser o estornudar.

El médico Humberto Xicoténcatl Masón, urgenciólogo desde hace más de 12 años con una sub especialidad en cuidados intensivos que cubre una jornada acumulada de fines de semana, recibe la notificación de un paciente probable positivo a Covid-19 que estaba en el área de valoración inicial respiratoria.

Le reportan sus síntomas y signos vitales, apenas satura al 65 por ciento el oxígeno en sangre. Ordena que le coloquen soluciones venosas y tomen muestras para laboratorio, al tiempo que se coloca su traje de seguridad en apenas 10 minutos; antes de salir, una enfermera revisa que este perfectamente colocado y no tenga ninguna rasgadura.

El paciente es tranquilizado por las enfermeras hasta el momento en que llega el doctor “Xico”, como le llaman sus compañeros. El médico toma el control, conversa con el paciente quien no oculta su nerviosismo, y le explica: “como usted ha visto en las noticias, está la pandemia de Covid-19, en este momento todas la enfermedades respiratorias las estamos atendiendo con mucho cuidado, por eso usted va a recibir muchas atenciones, le practicaremos estudios, análisis y lo que sea necesario para determinar si usted contrajo Coronavirus o no, sólo trate de estar tranquilo y tenga confianza de que lo vamos a atender muy bien”.


El hombre lo mira con esperanza y contiene las lágrimas, sólo asiente con la cabeza y mira al doctor que le toca el hombro derecho.

“Vamos a colocarlo en posición prona (boca abajo) para ver como mejora”, le indica el médico a las enfermeras, quienes a su vez llaman a un camillero, al personal de limpieza y del área de radiología para notificarles que llevarán a un paciente para practicarle una tomografía de los pulmones.

“La saturación subió a 87 por ciento doctor”, le avisa la enfermera mientras llena la hoja clínica del paciente en una computadora que ha sido colocada en un rincón junto a un desfibrilador cardíaco y protegida con plástico.

“Voy a hablar con los familiares para que ya tengan listo al paciente y nos lo llevamos a la tomografía”, le indicó el doctor “Xico” a su personal, al tiempo que camina hacia la puerta de la entrada en donde llama a los familiares.

Se acerca una mujer de baja estatura protegida con un cubrebocas y escucha al doctor "Xico", a través de un pequeño espacio de la puerta entreabierta. “Ya estamos atendiendo a su familiar, le hemos damos oxígeno, ya respira mejor, le pusimos una solución en la vena y le tomamos muestras de sangre para mandarlas al laboratorio, su paciente está bien atendido tenga confianza, a partir de ahora toda la información que reciba del estado y evolución será por teléfono, es muy importante que sean pacientes, si le sigue costando trabajo respirar lo tendríamos que conectar a un respirador. Le entregarán la ropa en una bolsa, tiene que llegar a lavarla a su casa y seguir todas las indicaciones que le den las compañeras de trabajo social”.

La mujer no logra contener las lágrimas y le agradece;“cuídelo por favor doctor”, añade mientras la abraza otra mujer que la reconforta y la lleva hacia un lugar donde poder sentarse.

Mientras tanto, el paciente es protegido dentro de una cápsula de aislamiento que lleva dentro un cilindro de oxígeno, dan el aviso para que el pasillo y toda la ruta hacia los elevadores sea despejada; lo sacan del cubículo, empujan la camilla mientras que el “sanitizador” va haciendo una cortina de agua con cloro, como una estela que va limpiando el paso que van recorriendo hasta llegar a radiología que está en el primer piso del edificio, ahí el hombre es colocado dentro del tomógrafo.

El estudio de la condición de sus pulmones apenas dura 10 minutos, los pasillos son nuevamente despejados por el “código morado” y ahora el paciente es llevado al cuarto piso del hospital también denominado “el piso Covid”.

Es la zona de restricción total, no hay nadie sin equipo de protección, todos con trajes de bioseguridad azules, careta, mascarillas N95, guantes quirúrgicos y goggles que se empañan y hacen aún más difícil el trabajo del personal de salud. Todos se ven iguales, apenas podrían distinguirse por la estatura y la complexión, por eso muchos han escrito su nombre en una cinta adhesiva que pegan al traje, “para que al menos los pacientes sepan nuestro nombre”, comenta una enfermera.

La labor del médico Humberto Xicoténcatl concluye y entrega a su colega la responsabilidad del paciente que es llevado a una cama en espera de que su condición mejore; de lo contrario, tendrá que ser sedado e intubado para que un ventilador mecánico le asista en la respiración, todo ocurrirá en las próximas 24 horas.

Finalmente vamos a salir, caminamos al rededor de "el piso Covid" pasando frente a las habitaciones que aún tienen camas desocupadas, nos detenemos junto a la estación de enfermeras donde no retiraremos el equipo de bioseguridad antes de subir al elevador y regresar al área de urgencias en la planta baja.

"Aquí es cuando se debe tener el máximo cuidado porque al quitar el equipo es cuando se dan los contagios, por ello lo hacemos en parejas y nos miramos en un espejo para ir retirando todo poco a poco”, explica el doctor.

Empezamos con el primer par de guantes, entre cada paso se realiza una desinfección de manos con gel alcoholado, quitamos el gorro y el traje que se va enrollando lentamente hacia afuera, los goggles, las botas, el primer cubrebocas, los guantes y la mascarilla, luego lavado de manos con agua y jabón quirúrgico y por último la cara.

Todo este proceso se lleva a cabo con cada paciente que es probable caso positivo de Covid-19, “ya están llegando más frecuentemente al hospital, antes recibía uno o dos por turno, ahora no menos de seis” comenta el médico “Xico” cuyo equipo está conformado por una enfermera, un camillero y un sanitizador, todos ya muestran en el rostro las marcas que deja el equipo de protección.

El turno esta lejos de terminar, el equipo médico apenas tendrá tiempo de tomar un respiro, hidratarse y estará atento a la llegada de un nuevo paciente con sintomatología que lo haga ser un probable caso positivo de Covid-19.

Es el primer domingo después de haberse declarada la fase 3 de la contingencia por el Covid-19 en el país, apenas pasaban el mediodía, cuando llegó a la sala de urgencias del Hospital General Regional 220 (HGR-220) del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), en Tollocan, un paciente con dificultad para respirar; lo llevaron sus familiares tras varios días de permanecer en casa con malestares.

Fotos

En el pasillo hay una cápsula plástica de aislamiento, transitan médicos, enfermeras, personal de trabajo social y de limpieza. Todos usan mascarillas, guantes y goggles; nadie puede ingresar a los cubículos de valoración o sala de choque sin trajes especiales de bioseguridad.

El personal hace una primera valoración al paciente de aproximadamente 40 años de edad; por su sintomatología es considerado como un caso probable de Covid-19. Ingresa a un cubículo donde se sienta sobre la camilla mientras dos enfermeras le suministran oxígeno a través de una mascarilla plástica, también le colocan por encima otra mascarilla que servirá como filtro a la saliva que desprenda al momento de hablar, toser o estornudar.

El médico Humberto Xicoténcatl Masón, urgenciólogo desde hace más de 12 años con una sub especialidad en cuidados intensivos que cubre una jornada acumulada de fines de semana, recibe la notificación de un paciente probable positivo a Covid-19 que estaba en el área de valoración inicial respiratoria.

Le reportan sus síntomas y signos vitales, apenas satura al 65 por ciento el oxígeno en sangre. Ordena que le coloquen soluciones venosas y tomen muestras para laboratorio, al tiempo que se coloca su traje de seguridad en apenas 10 minutos; antes de salir, una enfermera revisa que este perfectamente colocado y no tenga ninguna rasgadura.

El paciente es tranquilizado por las enfermeras hasta el momento en que llega el doctor “Xico”, como le llaman sus compañeros. El médico toma el control, conversa con el paciente quien no oculta su nerviosismo, y le explica: “como usted ha visto en las noticias, está la pandemia de Covid-19, en este momento todas la enfermedades respiratorias las estamos atendiendo con mucho cuidado, por eso usted va a recibir muchas atenciones, le practicaremos estudios, análisis y lo que sea necesario para determinar si usted contrajo Coronavirus o no, sólo trate de estar tranquilo y tenga confianza de que lo vamos a atender muy bien”.


El hombre lo mira con esperanza y contiene las lágrimas, sólo asiente con la cabeza y mira al doctor que le toca el hombro derecho.

“Vamos a colocarlo en posición prona (boca abajo) para ver como mejora”, le indica el médico a las enfermeras, quienes a su vez llaman a un camillero, al personal de limpieza y del área de radiología para notificarles que llevarán a un paciente para practicarle una tomografía de los pulmones.

“La saturación subió a 87 por ciento doctor”, le avisa la enfermera mientras llena la hoja clínica del paciente en una computadora que ha sido colocada en un rincón junto a un desfibrilador cardíaco y protegida con plástico.

“Voy a hablar con los familiares para que ya tengan listo al paciente y nos lo llevamos a la tomografía”, le indicó el doctor “Xico” a su personal, al tiempo que camina hacia la puerta de la entrada en donde llama a los familiares.

Se acerca una mujer de baja estatura protegida con un cubrebocas y escucha al doctor "Xico", a través de un pequeño espacio de la puerta entreabierta. “Ya estamos atendiendo a su familiar, le hemos damos oxígeno, ya respira mejor, le pusimos una solución en la vena y le tomamos muestras de sangre para mandarlas al laboratorio, su paciente está bien atendido tenga confianza, a partir de ahora toda la información que reciba del estado y evolución será por teléfono, es muy importante que sean pacientes, si le sigue costando trabajo respirar lo tendríamos que conectar a un respirador. Le entregarán la ropa en una bolsa, tiene que llegar a lavarla a su casa y seguir todas las indicaciones que le den las compañeras de trabajo social”.

La mujer no logra contener las lágrimas y le agradece;“cuídelo por favor doctor”, añade mientras la abraza otra mujer que la reconforta y la lleva hacia un lugar donde poder sentarse.

Mientras tanto, el paciente es protegido dentro de una cápsula de aislamiento que lleva dentro un cilindro de oxígeno, dan el aviso para que el pasillo y toda la ruta hacia los elevadores sea despejada; lo sacan del cubículo, empujan la camilla mientras que el “sanitizador” va haciendo una cortina de agua con cloro, como una estela que va limpiando el paso que van recorriendo hasta llegar a radiología que está en el primer piso del edificio, ahí el hombre es colocado dentro del tomógrafo.

El estudio de la condición de sus pulmones apenas dura 10 minutos, los pasillos son nuevamente despejados por el “código morado” y ahora el paciente es llevado al cuarto piso del hospital también denominado “el piso Covid”.

Es la zona de restricción total, no hay nadie sin equipo de protección, todos con trajes de bioseguridad azules, careta, mascarillas N95, guantes quirúrgicos y goggles que se empañan y hacen aún más difícil el trabajo del personal de salud. Todos se ven iguales, apenas podrían distinguirse por la estatura y la complexión, por eso muchos han escrito su nombre en una cinta adhesiva que pegan al traje, “para que al menos los pacientes sepan nuestro nombre”, comenta una enfermera.

La labor del médico Humberto Xicoténcatl concluye y entrega a su colega la responsabilidad del paciente que es llevado a una cama en espera de que su condición mejore; de lo contrario, tendrá que ser sedado e intubado para que un ventilador mecánico le asista en la respiración, todo ocurrirá en las próximas 24 horas.

Finalmente vamos a salir, caminamos al rededor de "el piso Covid" pasando frente a las habitaciones que aún tienen camas desocupadas, nos detenemos junto a la estación de enfermeras donde no retiraremos el equipo de bioseguridad antes de subir al elevador y regresar al área de urgencias en la planta baja.

"Aquí es cuando se debe tener el máximo cuidado porque al quitar el equipo es cuando se dan los contagios, por ello lo hacemos en parejas y nos miramos en un espejo para ir retirando todo poco a poco”, explica el doctor.

Empezamos con el primer par de guantes, entre cada paso se realiza una desinfección de manos con gel alcoholado, quitamos el gorro y el traje que se va enrollando lentamente hacia afuera, los goggles, las botas, el primer cubrebocas, los guantes y la mascarilla, luego lavado de manos con agua y jabón quirúrgico y por último la cara.

Todo este proceso se lleva a cabo con cada paciente que es probable caso positivo de Covid-19, “ya están llegando más frecuentemente al hospital, antes recibía uno o dos por turno, ahora no menos de seis” comenta el médico “Xico” cuyo equipo está conformado por una enfermera, un camillero y un sanitizador, todos ya muestran en el rostro las marcas que deja el equipo de protección.

El turno esta lejos de terminar, el equipo médico apenas tendrá tiempo de tomar un respiro, hidratarse y estará atento a la llegada de un nuevo paciente con sintomatología que lo haga ser un probable caso positivo de Covid-19.

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