En el Estado de México desde el 6 de septiembre del 2019 a la fecha, se han iniciado 123 carpetas de investigación por el delito de "Violencia ejercida a través de las tecnologías de la Información y la Comunicación”, que incluye la difusión de fotografías o videos sin el consentimiento de las personas.
De esa cifra, 117 fueron contra mujeres, de entre 12 y 42 años, sin embargo, 121 carpetas se mantienen en trámite y apenas dos han sido judicializadas por las autoridades.
La estadística, explicó la diputada Karina Labastida, de Morena, exhibe que las mujeres constituyen casi la totalidad de las víctimas de esos delitos.
Su grupo parlamentario busca establecer como una modalidad de violencia en contra de las mujeres y niñas la perpetrada en el ámbito de las Tecnologías de la Información y la Comunicación, a fin de visibilizarla y generar cambios que la prevengan, la atiendan y la erradiquen.
Crecen modalidades de violencia
Karina Labastida advirtió que de acuerdo con el Módulo sobre Ciberacoso (MOCIBA) 2019 las situaciones experimentadas con mayor frecuencia por parte de la población de mujeres que ha vivido ciberacoso fueron: recibir insinuaciones o propuestas sexuales en un 40.3%, contacto mediante identidades falsas en un 35.3%, recibir mensajes ofensivos en el 33.9% de los casos.
Además, la recepción de contenido sexual en el 32.8%, provocaciones para reaccionar de forma negativa en un 23.7%, llamadas ofensivas en el 21,5% de los casos, rastreos de cuentas o sitios web en un 18.7%, suplantación de identidad en el 15.3%, críticas por apariencia o clase social en el 12,1% y publicación de información personal en un 11.9%.
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Ese estudio reveló que cuando se logró identificar al menos a un acosador, no existía una relación cercana con la víctima, en otros casos el agresor era persona conocida de poco trato o solo de vista; pero personas cercanas o en quien se pudiera confiar, pues amigos(as) fueron el 16.6%, compañeros(as) de clase o trabajo el 10.4%, exnovio(a) o expareja 7.7% y familiares un 4.3%.
De las víctimas que lograron identificar el sexo del agresor, el 54.8% de las mujeres señaló que se trataba de un hombre, por lo cual la diputada advirtió que aún cuando las tecnologías de la comunicación ofrecen nuevas oportunidades y potentes herramientas para que las personas, sus comunidades y sus organizaciones puedan mejorar la calidad de sus vidas y promover un desarrollo sostenible, también por medio de éstas pueden vulnerar los derechos humanos.
Por ello propuso considerar esas conductas como violencia, a fin de que se visibilice, se atienda y se erradique.