El féretro de Teresita es cargado por un grupo de niñas que la llevan sobre sus hombros. Otras arrojan pétalos de flor sobre la calle donde pasa la caravana. Más gente se suma en el andar. Todos son voluntarios, y por extraño que parezca, hay ausencia de familiares.
"Es el pueblo el que se juntó para lo que se ocupó", dice la madrina que fue elegida entre vecinos para despedir a la niña.
Hay un dolor amargo acumulado en el ambiente del pueblo este mediodía del miércoles. La tragedia se supo el domingo cuando encontraron el cuerpo maltrecho y golpeado de Teresita en la casa de su abuela.
"Nosotros pensábamos robárnosla, pero fue muy tarde", reprocha doña Rosario. Desde hace años se supo que Teresita era golpeada y obligada a realizar trabajo doméstico, dicen los vecinos. Pero eso solo quedó en dichos y denuncias ante el DIF.
"Yo le decía: ¿Y esos golpes? Y ella me contestaba: es que me caí, pero yo sabía que en su casa la golpeaban", revela otra de las vecinas con que a diario tenía contacto la niña.
DÍA DE ENTIERRO
El lunes por la tarde el cuerpo de Teresita fue trasladado a Santiaguito; la esperó todo el pueblo. El martes por la mañana la llevaron a la iglesia y luego la trasladaron hasta una casa improvisada ubicada a unos 20 metros de donde vivió sus últimos días la niña.
Este miércoles entre los vecinos hubo colectas para comprar el féretro, flores y de en poco en poco se juntó arroz, pollo y mole para servir comida previo al entierro.
"Es una casa prestada, aquí decidimos velarla", dice otra de las mujeres que atienden a los que llegan.
Frente a la casa se cerró la calle con tres hileras de sillas y un pequeño altar instalado al lado de la puerta donde hay un bote para las colectas, junto está la figura de un Niño Divino y debajo, como alfombra docenas de veladoras que han donado los vecinos.
Las flores llegaron toda la mañana. Al fondo de una pequeña sala de la casa está el féretro con el cuerpo de Teresita. Una fotografía de sus primeros años es la única imagen que se puede ver de ella.
"¿Me la deja ver por última vez?", pide una mujer a la madrina de Teresita, quien carga el retrato de la pequeña de nueve años. "Para tener el recuerdo de su carita", agrega la anciana.