Toluca, México.- ¡Sí, soyalcohólico, pero de los buenos, no crónico! -dice el Surdo, unode los integrantes del llamado "Escuadrón de la muerte", que adiario pasan las horas en una de las bancas de la plaza ÁngelMaría Garibay del centro de Toluca, a la espera de que caiga unamoneda para comprar aguardiente y quitar las ansias de laboca.
Sentados desde tempranashoras, sólo divisan a los que pasan, mientras los ignoran por lamala imagen que denotan a la plaza, perdidos en su vicio y con susansias fisiológicas que les genera la resaca, entre ellos son unafamilia, -dice “El Tiburón”- quien lleva más años en elgrupo.
-¡Aquí, todos nos ayudamos! nossacamos una sonrisa y una moneda pa' comprar unas tortillas y echarbocado, no todo es alcohol, mira, traemos hasta pomada pa' loscompañeros que se caen, -relata el Tiburón, originario de laCrespa, quien trae su morral con tortillas y una garrafa donde leechan "su fuerte", como le dicen al alcohol.
De acuerdo con datos de laSecretaría de Salud, el alcoholismo es la cuarta causa demuerte en el país, con 8.4 por ciento, y sus causasdirectas son la cirrosis hepática, lesiones intencionales o nointencionales, homicidios y accidentesautomovilísticos.
De esas causas saben muybien los de “El Escuadrón”, las marcas de las caídas y lospleitos los llevan con cicatrices en la cabeza, la cara y lasmanos.
“Salva”, comole dicen sus amigos de vicio, luce con presunción sus más de 10cicatrices en la cabeza y el rostro, que le han quedado comomuestra de la mala vida que lleva desde que se salió de sucasa.
-Esta del cuello es un rosón que me dieroncuando me querían degollar, pero les quité la mano y sólo merajaron el pescuezo, -recuerda Salvador, quien a sus 30 añosaparenta 40 por los golpes, la desnutrición y la cirrosis que leha comenzado a aparecer.
Ayer sólo se juntaron “El Surdo”, “ElTiburón”, “Salva” y don Juan, les hizo falta “PapáPitufo”, a quien consideran como su padre, dicen queahora que llegue diciembre y el frío, la mejor cobija es abrazarseentre ellos, porque no tendrán donde pasar las noches y este añodos del grupo murieron por el frío.
-¡Mañana viene “Papa Pitufo”, a él si lopuedes ayudar, échale la mano, ya no puede caminar con susmuletas, -pide “El Surdo”, quien el miércoles se cayó desdeuna banqueta y quedó con el ojo hinchado y una descalabrada en lafrente, heridas a las que ya está acostumbrado.
Las historias del Escuadrón, detrásestán vestidas de problemas intrafamiliares, abandono, pobreza eincluso injusticia, como el caso de don Juan, quien a sus 63 años,vive en la calle porque hace años lo echaron de su casa susparientes, lo despojaron y pusieron las escrituras con otronombre.
-¡Ahorita estamos, mañana no estamos, peroDios es muy grande! –dice don Juan mientras se persigna y mira alcielo, dice que en su mundo también se acuerdan del “TodoPoderoso”, que no los deja caer.