/ miércoles 31 de marzo de 2021

Instructores de la Conafe hacen crecer su matrícula de alumnos en medio de la pandemia

Mientras en el sistema regular, la deserción en el país sumó más de 5 millones de alumnos, en planteles rurales el ritmo es otro

Pese a tener carencias en herramientas tecnológicas y un plantel adecuado, en la comunidad de Jarillas, municipio de Calimaya, instructores del Consejo Nacional de Fomento Educativo (Conafe), han incrementado su matrícula de alumnos.

Maricruz Estrada, docente voluntaria en el programa de Secundaria Comunitaria, explicó que para poder retener a sus alumnos, han tenido que dar asesorías presenciales en el plantel e incluso acudir a los domicilios de los menores.

"No hemos tenido deserción, por el contrario, alumnos de la secundaria regular se han pasado para acá, porque nosotros seguimos con asesorías presenciales", comentó la profesora del Conafe.

Mencionó que inició el ciclo escolar con 10 alumnos y ahora son 19 en total, con los niños y niñas que han llegado de otras comunidades.

Mientras en el país, la deserción escolar durante la pandemia avanzó hasta 5.2 millones de alumnos, sobre todo, en escuelas urbanas de los sistemas estatales y el federal, en los pequeños planteles como el de Jarillas, han logrado abatir ese problema.

"Estamos esperando a que se inscriban otros dos alumnos que vienen de otra secundaria, sus papás han mirado que trabajamos todo el tiempo y nos dan la confianza", dijo la docente.

Detalló que por semana se otorgan dos asesorías presenciales en las aulas, para repasar los ejercicios de la guía y medir el avance de cada alumno.

En la mayoría de actividades deben improvisar con recursos que tienen a la mano, porque es una comunidad que carece de servicio de Internet e incluso de señal telefónica, comentó.

"Les hice unos videos, yo los edité en mi casa y son para explicarles mejor los temas", añadió la instructora del Conafe.

Junto con una compañera que atiende el preescolar, intentan visitar a los niños en sus casas, pues no todos acuden forma voluntaria a la escuela.

PARA ELLOS NO HAY PRETEXTOS

El grupo de Maricruz ha ingeniado una agenda para poder seguir con las clases este ciclo escolar. Tres días desde la casa de la profesora y dos en el aula de la secundaria.

En Jarillas pareciera que las asesorías por televisión, son un privilegio.

"Sí se requiere, los apoyo en mi casa, y los atiendo de manera grupal los martes y miércoles en la escuela", cuenta.

Por ser parte de un subsistema federal, la escuela de Mari está en una zona rural donde no llega el servicio regular de la Secretaría de Educación Pública.

Por ello, las clases allí en Jarillas este ciclo son presenciales; de otra forma, los 19 alumnos y alumnas de Maricruz estarían destinados a desistir en estudiar.¡

"No tienen televisión o la tienen pero no se ven algunos canales", dice la instructora.

De tal forma, que su estrategia ha sido acudir a la escuela, usando cubrebocas y respetando la sana distancia. Aunque sea solo un protocolo imaginario, que en realidad les ayuda poco.

La secundaria que atiende la maestra no tiene nombre y no tiene clases a distancia.

"Tengo a Erick, quien es muy introvertido y difícilmente se relaciona con sus compañeros, así como también se le dificulta realizar actividades", platica sobre sus alumnos.

Erick junto con Kevin, Ingrid, Karen y Pablo, apenas se acomodan para caber en el cuartito sin repellar que llaman escuela. Se sientan en unas sillitas diseñadas para preescolar. La altura de las sillas y mesas, los hacen ver aún más infantiles.

"Vienen a platicar con ustedes, díganle por qué tienen que venir a tomar clases", les dice a su grupo de alumnos. Los rostros se esconden debajo de suéteres no solo del frío que hace por las mañanas en Jarillas, también del extraño que los visitó.

"Estamos viendo temas relacionados al Covid, aunque no a todos les interesa", explica la docente voluntaria.

Realizar una mapa conceptual, un ensayo o algunas operaciones sobre cifras Covid-19, son los temas que destaca la guía de Maricruz. La docente intenta extenderles la realidad exterior de la pandemia que no ha castigado a Jarillas.

Esos ensayos y operaciones parecen inverosímiles en una comunidad como Jarillas, pero los alumnos lo intentan asimilar como cualquier otra actividad y lo relacionan a la vida diaria de sus familias.

Los padres de Kevin, por ejemplo, trabajan tres días en la Ciudad de México y están en riesgo de enfermar, la familia de Karen, se la pasan en la cosecha y siembra de papa y no dejan tiempo para ayudar a la niña en sus tareas.

"Es difícil que aquí se hagan clases virtuales, es más provechoso darles clases presenciales", explica Maricruz, quien por fortuna también es vecina de Jarillas y puede atender a sus alumnos.

Lo único que esperan los alumnos de esa secundaria sin nombre y donde no existen las clases a distancia, es que por lo menos este ciclo no se vaya sin dejar algo provechoso. Por el momento no hace falta ni el nombre a la escuela, o tener aulas apropiadas. Por el momento no importa.

SUBEN MATRÍCULA

De acuerdo con Berenice Olmos, delegada del Conafe en el Edomex, durante la pandemia la matrícula escolar en los planteles que atienden subió en un 19 por ciento.

Actualmente el Conafe atiende en la entidad a 13 mil alumnos en Educación básica y 44 mil en Educación inicial.

Dicha atención la otorga con 3 mil docentes voluntarios, que se distribuyen en 119 municipios y más de mil 200 comunidades.


Pese a tener carencias en herramientas tecnológicas y un plantel adecuado, en la comunidad de Jarillas, municipio de Calimaya, instructores del Consejo Nacional de Fomento Educativo (Conafe), han incrementado su matrícula de alumnos.

Maricruz Estrada, docente voluntaria en el programa de Secundaria Comunitaria, explicó que para poder retener a sus alumnos, han tenido que dar asesorías presenciales en el plantel e incluso acudir a los domicilios de los menores.

"No hemos tenido deserción, por el contrario, alumnos de la secundaria regular se han pasado para acá, porque nosotros seguimos con asesorías presenciales", comentó la profesora del Conafe.

Mencionó que inició el ciclo escolar con 10 alumnos y ahora son 19 en total, con los niños y niñas que han llegado de otras comunidades.

Mientras en el país, la deserción escolar durante la pandemia avanzó hasta 5.2 millones de alumnos, sobre todo, en escuelas urbanas de los sistemas estatales y el federal, en los pequeños planteles como el de Jarillas, han logrado abatir ese problema.

"Estamos esperando a que se inscriban otros dos alumnos que vienen de otra secundaria, sus papás han mirado que trabajamos todo el tiempo y nos dan la confianza", dijo la docente.

Detalló que por semana se otorgan dos asesorías presenciales en las aulas, para repasar los ejercicios de la guía y medir el avance de cada alumno.

En la mayoría de actividades deben improvisar con recursos que tienen a la mano, porque es una comunidad que carece de servicio de Internet e incluso de señal telefónica, comentó.

"Les hice unos videos, yo los edité en mi casa y son para explicarles mejor los temas", añadió la instructora del Conafe.

Junto con una compañera que atiende el preescolar, intentan visitar a los niños en sus casas, pues no todos acuden forma voluntaria a la escuela.

PARA ELLOS NO HAY PRETEXTOS

El grupo de Maricruz ha ingeniado una agenda para poder seguir con las clases este ciclo escolar. Tres días desde la casa de la profesora y dos en el aula de la secundaria.

En Jarillas pareciera que las asesorías por televisión, son un privilegio.

"Sí se requiere, los apoyo en mi casa, y los atiendo de manera grupal los martes y miércoles en la escuela", cuenta.

Por ser parte de un subsistema federal, la escuela de Mari está en una zona rural donde no llega el servicio regular de la Secretaría de Educación Pública.

Por ello, las clases allí en Jarillas este ciclo son presenciales; de otra forma, los 19 alumnos y alumnas de Maricruz estarían destinados a desistir en estudiar.¡

"No tienen televisión o la tienen pero no se ven algunos canales", dice la instructora.

De tal forma, que su estrategia ha sido acudir a la escuela, usando cubrebocas y respetando la sana distancia. Aunque sea solo un protocolo imaginario, que en realidad les ayuda poco.

La secundaria que atiende la maestra no tiene nombre y no tiene clases a distancia.

"Tengo a Erick, quien es muy introvertido y difícilmente se relaciona con sus compañeros, así como también se le dificulta realizar actividades", platica sobre sus alumnos.

Erick junto con Kevin, Ingrid, Karen y Pablo, apenas se acomodan para caber en el cuartito sin repellar que llaman escuela. Se sientan en unas sillitas diseñadas para preescolar. La altura de las sillas y mesas, los hacen ver aún más infantiles.

"Vienen a platicar con ustedes, díganle por qué tienen que venir a tomar clases", les dice a su grupo de alumnos. Los rostros se esconden debajo de suéteres no solo del frío que hace por las mañanas en Jarillas, también del extraño que los visitó.

"Estamos viendo temas relacionados al Covid, aunque no a todos les interesa", explica la docente voluntaria.

Realizar una mapa conceptual, un ensayo o algunas operaciones sobre cifras Covid-19, son los temas que destaca la guía de Maricruz. La docente intenta extenderles la realidad exterior de la pandemia que no ha castigado a Jarillas.

Esos ensayos y operaciones parecen inverosímiles en una comunidad como Jarillas, pero los alumnos lo intentan asimilar como cualquier otra actividad y lo relacionan a la vida diaria de sus familias.

Los padres de Kevin, por ejemplo, trabajan tres días en la Ciudad de México y están en riesgo de enfermar, la familia de Karen, se la pasan en la cosecha y siembra de papa y no dejan tiempo para ayudar a la niña en sus tareas.

"Es difícil que aquí se hagan clases virtuales, es más provechoso darles clases presenciales", explica Maricruz, quien por fortuna también es vecina de Jarillas y puede atender a sus alumnos.

Lo único que esperan los alumnos de esa secundaria sin nombre y donde no existen las clases a distancia, es que por lo menos este ciclo no se vaya sin dejar algo provechoso. Por el momento no hace falta ni el nombre a la escuela, o tener aulas apropiadas. Por el momento no importa.

SUBEN MATRÍCULA

De acuerdo con Berenice Olmos, delegada del Conafe en el Edomex, durante la pandemia la matrícula escolar en los planteles que atienden subió en un 19 por ciento.

Actualmente el Conafe atiende en la entidad a 13 mil alumnos en Educación básica y 44 mil en Educación inicial.

Dicha atención la otorga con 3 mil docentes voluntarios, que se distribuyen en 119 municipios y más de mil 200 comunidades.


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